lunes, 21 de marzo de 2016

La primera luna llena de Primavera

 Foto buscada en la red

Como estamos en Semana Santa paso a explicar una curiosidad que ocurre años tras años en la madrugada del Jueves al Viernes Santo, o sea, en la Madrugá.  

La gente de Sevilla seguro que lo sabe, pero los foráneos que nos visitan se quedan boquiabiertos con tan mágico espectáculo. No me refiero a las seis hermandades que hacen su estación de penitencia a la Magna Catedral Hispalense. Cada una desde sus respectivos templos, por un recorrido planificado y estudiado de antemano, con un estricto horario según el tamaño del cortejo. Llegan unas tras otras al inicio de la Carrera Oficial por “riguroso” orden de antigüedad. Una vez pedida la venia en el palquillo de la Campana, comienza su viaje común por la calle Sierpes, la Plaza de San Francisco, la Avenida de la Constitución y entran en la Catedral por la Puerta de San Miguel. Una vez realizados los actos religiosos, salen del templo por la conocida como puerta de Palos para encaminarse por trayectos distintos a sus barrios para la recogía.

De organizar todo este maremágnum de gente, procesiones, desplazamientos, servicios sanitarios, de bomberos, de policía, de hostelería, de transporte público, de emergencias, de sillitas portátiles, de sillas oficiales, de cortes de calles, desvíos de tráfico etc., se encarga el Cecop (Centro de Coordinación Operativa de Sevilla) Aunque nadie se lo crea, los gobiernos de los países más avanzados del mundo se fijan en la capacidad y organización de estos señores, para copiar y optimizar sus gabinetes de crisis gubernamentales. ¿Qué no os lo creéis? Bueno, vale, es que como sevillano  algo  exagerao soy, pero lo del Cecop es verdad y de la buena.

¿Y con qué se quedan boquiabiertos nuestros ilustres visitantes? Pues con el embrujo de la Luna llena acariciando a la Giralda. ¿Y porque ocurre este mágico fenómeno en Semana Santa? Está todo pensado y estudiado, en este caso no por el Cecop, presten atención:

En estos días los cristianos celebran la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que, según parece, coincidió con la celebración de la Pascua judía. Los judíos de la época celebraban su liberación de la esclavitud del faraón egipcio el decimoquinto día del mes de Nissan, si, Nissan, como el Patrol, con la primera Luna llena de primavera, la Luna de Parasceve.  Escogieron esta noche tan luminosa para que la gente del campo y los pastores, pudieran viajar a la capital con la fresquita. Así que tenemos la Pascua Judía y la coincidencia de la muerte de Jesús el viernes anterior a la fiesta hebrea.

Ahora nos vamos al Concilio de Nicea en el año 325. Tras ponerse de acuerdo los obispos, se decidió que el Domingo de Resurrección se celebraría a partir de entonces el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna llena después del equinoccio de primavera. Una pequeña puntualización, en aquella época “no existía” el hemisferio sur, recordad que la tierra “era plana” hasta la época de Colón.

Po ya tenemos más o menos claro porqué siempre hay Luna llena en Semana Santa y porqué nunca cae en la misma fecha, es decir, cada año en una semana distinta.

Y después de todo este rollo ¿dónde está la curiosidad? enga, otro rollo pero este más cortito.

Actualmente nos regimos por el calendario gregoriano que es heredero del juliano, impuesto por Julio Cesar. El origen de este calendario es… qué más da, si todo el mundo lo conoce, ¿no? Entonces al grano. Yo soy de los privilegiados de la empresa donde trabajo que estoy a turno. Es decir, una semana de tarde, otra de mañana y otra de noche. Y así todos los meses y todos los años. Está muy bien porque, por ejemplo, sé que turno tendré  la  semana del 10 al 16 de Abril de 2017, por ejemplo. ¿Hasta ahora claro?

Entonces, ¿dónde está la curiosidad de la Madrugá?  Bueno, de la Madrugá y de toda la Semana Santa. Pues a pesar que el primer plenilunio de la Primavera nunca caiga en el mismo día; a pesar que los del Concilio de Nicea decidieran poner una fecha movible para celebrar la Muerte y Resurrección de Jesucristo; a pesar que en Sevilla es festivo el Jueves y el Viernes Santo,   siempre, siempre me toca trabajar en Semana Santa en el turno de noche, me ponga como me ponga. Creo que son siete años los que llevo así, pero el año que viene, a ver tarde, mañana, noche, tarde, mañana,…. ¡Lo sabía! La primera Luna llena después del equinoccio es el 11 de Abril, en plena Semana Santa. ¡Y a mí me toca de noche! Otro año más.


Otra cosa para terminar, ¿y la Feria? Pues si la Feria de Abril es dos semanas después que la semana de las procesiones, hacer la cuenta ustedes mismos.


jueves, 17 de marzo de 2016

Viernes de Dolores, Vísperas en el barrio


Cuantas veces habré dicho eso de que soy un sevillano raro, malaje, esaborío y to eso. Y encima tengo un blog del que presumo y donde, cuando puedo, cuento batallitas y tonterías. Prometo cambiar, pero más adelante. Para resarcirme de todo eso, como buen sevillano, hoy toca hablar de la semana más grande que tenemos en la Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Invicta y Mariana ciudad, antaño conocida por Ispal, Híspalis, Ishbiliya, Serva La Bari y ahora como  Sevilla.

¿Qué es la Semana Grande de Sevilla? po la Semana Santa. ¿Y cómo explico, si yo no soy capillita, lo que significa para un sevillano estos días? Amo a vé, que yo no sea capillita no significa que no sepa lo que es una revirá, una túnica de cola o de capa, un antifaz negro, el ruan, un cinturón de abacá o uno de esparto, una cruz de guía, una vara, un cirial, el incienso, una trabajadera, un capataz, un patero, de costero a costero, el aguaó,  un candelabro de cola, los hachones, una banda de cornetas y tambores o una agrupación musical, los que llevan varas o cirios, los que se abrazan a la cruz, los que regalan cera a los niños, las madre de los niños y las dichosas sillitas, la espera en una callejuela para ver aparecer un paso de misterio o un palio, el sonido del silencio en la madrugá, el repelús de un roce con los respiraderos de caoba, el olor a azahar hispalense, la medallita que te da un nazareno de ojos limpios tras un antifaz de terciopelo morado, una composición de López Farfán o la Saeta de Machado/Serrat adaptada para acompañar a un Nazareno, la mano de tu mujer agarrada fuerte a tu brazo cuando su hermandad gira para embocar la calle Dueñas, … Bueno, pues a pesar de todo esto, no soy capillita.

Entonces, ¿Qué hago hablando de Semana Santa?  Por mis amigos, por mis compañeros, por la gente de mi barrio en el Viernes de Dolores y por el gran teatro de la vida. Porque la Semana Santa es también eso, un teatro vital donde los gestos, la escenografía, la música, el sonido y el sentimiento están a flor de alma, que no de piel. Es un día grande a este lado de la esetreinta. Día donde nos visitan o mejor, nos acompañan, gente de todos los barrios de esta bendita ciudad.  Día de encuentros, día de estar en la calle con tus “hermanos”.

Mi particular Viernes de Dolores comienza sobre las siete de la tarde, cuando desde mi terraza, tengo la suerte de vivir en una de las calles del recorrido, escucho a la banda tocar la marcha “Costaleros”. A esa hora ya sé que mi compañero y amigo el Pibe, me está esperando en la esquina de los bomberos para ver la Hermandad acompañado de su señora y su hijo Gonzalete. Él, que es tela de capillita, después se marchará a ver la del Claret, la de Bellavista o la de Palmete. ¿He dicho que es tela de capillita? ¡Si hasta “sale” en la Madrugá con un cirio color tiniebla acompañando al “Señor de Sevilla”!.

Pero yo sigo en mi barrio, yo sigo viviendo este día grande, viviendo la Hermandad de Pino Montano. Una Hermandad que empezó en una clase de catequesis allá por el año  1981 y que gracias a la gente del barrio se ha convertido en lo que es hoy en día. El Viernes de Dolores es una fecha importante en el calendario de la Hermandad, hace su estación de penitencia por nuestras calles, pero casi nadie sabe la labor callada y altruista que realizan durante todo el año con obras caritativas y asistenciales. Y todo eso a pesar de las penurias económicas que padecen las hermandades de barrio. La del mío es una Hermandad de Vísperas, es decir, las que salen antes del Domingo de Ramos y ni siquieran hace la Carrera Oficial, pero que también ayudan, porque lo tienen escrito en sus Reglas, al prójimo más próximo. 

Lo dicho, día grande para disfrutar y para vivir. Para vivir porque de eso se trata, cada uno a su manera, con recogimiento  o con explosión de sentimientos. ¿Y cómo termina mi Viernes de Dolores? Pues recogiendo a mi sufridora esposa  que estará con sus amigas en una calle estrechita de Los Mares. Calle llena de primavera e iluminada con la luz de la Luna y con las llamas de los cirios de los nazarenos con túnicas con capas blancas y antifaz morado. Yo seré un sevillano raro y medio agnóstico, pero la madre de mis hijos que es tela de jartible en materia cofradiera, me enseñó hace años los misterios y los sentimientos de estos mágicos días.


Venga, ahora la foto de los dos pasos de la Hermandad de mi barrio. Un poco chungas porque no tengo réflex y el móvil está dando las boqueas. Pero si queréis verlos  de verdad, pasaros por Pino Montano.

 El paso de Misterio, Jesús de Nazaret


El Paso de Palio, Nuestra Señora del Amor 




miércoles, 9 de marzo de 2016

Prohibido tirar...



Ya lo conté hace tiempo (mismamente aquí), pero tengo que refrescar un poco la historia con objeto de que los numerosos lectores nuevos sepan de que va lo de la recogida automática de residuos sólidos urbanos. Vamos, la basura de toda la vida. Por cierto, antes de que se me olvide, gracias por leerme, aunque los comentarios brillen por su ausencia. Bueno, venga al grano.

Resulta que desde hace bastantes años,  disponemos en nuestro barrio  de un sistema de recogida de basuras automatizado y limpio. Consiste en una especie de buzones donde se depositan las correspondientes bolsas y a través de unos conductos subterráneos con aire a presión se desplazan a la planta de clasificación para su posterior tratamiento.

El mecanismo es muy fácil, abres el buzón, metes la bolsa, cierras el buzón y ya está. Normalmente hay tres tipos de cachivaches de estos. Los amarillos para latas y brics, el azul para el papel y cartón y el gris para la basura orgánica. Pero tenemos un cuarto tipo. Éste un poquito más grande y con una puerta más amplia con llave. Es el destinado a  los residuos de bares y comercios. El funcionamiento es el mismo, abres el buzón, en este caso  con la llave, metes la basura, cierras el buzón con la misma llave y ya está.

Vale, muy bonito y muy limpio todo. Pero ahora resulta que nuestros señores de Lipasam, la empresa municipal que se encarga de recoger nuestros desperdicios, ha puesto una serie de pegatinas informativas para concienciar y aclararles a los usuarios lo que no deben meter en los susodichos buzones. Ahora toca la foto:





Está claro ¿no? De todas formas vamos a puntualizarlo por si hay dudas. En primer lugar no podemos tirar patas de jamón. La verdad es que después de navidad he visto algún que otro hueso requeterrebañado, apoyado tristemente en un costado de los chismes estos. Lo segundo, palos de escoba/fregona. Vale, que sí, que no caben, que hay que llevarlos al Punto Limpio que está en la otra punta del barrio. Y lo tercero, ni se os ocurra meter en los buzones bolardos. Lo he escrito bien y en negrita, ¡un bolardo! ¿Qué no sabéis lo que es un bolardo? Pues según mi extensa biblioteca:

  “Un bolardo es un poste de pequeña altura, fabricado en piedra o metal, ya sea aluminio fundido, acero inoxidable o hierro, que se ancla al suelo para impedir el paso o el aparcamiento a los vehículos. Es parte del mobiliario urbano  y se usa principalmente para ..."

Todo el mundo sabe a estas alturas lo que es un bolardo, no hace falta más explicaciones técnicas. Además, seguro que más de uno se ha dado un cachiporrazo en las piernas mientras, ensimismado en mirar la pantalla del celular, camina tranquilamente por la acera.

Y ahora me pregunto yo: ¿quién tiene en su casa un bolardo y se quiere desprender de él? ¿Los bolardos tienen fecha de caducidad y hay que tirarlos? ¿O es que son coleccionables y los repetidos simplemente los tiramos? ¿las farolas se pueden tirar? ¿y los bancos de sentarse?

Dando vueltas al coco me encontré con mi amigo Quique,  le enseñé la foto y  me dio la solución:

--Ná, quillo, lo que pasa es que él nota que diseñó la pegatina, ese día le pegó un buen rosetón a su coche recién sacado del concesionario con un poste de estos.  Y como le faltaba un dibujito que poner en el cartel se acordó de la madre que parió al bolardo, del nota del ayuntamiento que lo puso en esa calle tan estrecha y de lo que se menea.


Venga, una foto ampliada para que os deis cuenta que es verdad lo que cuento. Por cierto, las fotos la he hecho con mi móvil, ¡qué le voy a hacer!