sábado, 30 de diciembre de 2017

Como mandan los canónes



Bueno, enga, que sigo, que se acaba el año y para el próximo me he propuesto contar como mínimo cien batallitas de las mías. Lo primero la afoto:

 La foto me ha salido regulá. El chino estaba mosqueado
La he hecho con mi móvil, como no podía ser de otra forma. Creo que el pobre está con principio de alzeimer, cada dos por tres me sale un mensaje diciendo que no tiene memoria. Pero digo yo que a falta de réflex buenos son los celulares.

La tomé en una tienda de mi barrio, en un chino para especificarlo un poquito mejor. Esta justo en la entrada al establecimiento. Como veréis es un amplio catálogo de prendas íntimas con las que despedir 2017 y recibir  el nuevo año. Tenéis donde elegir. Varios modelos y casi todas las tallas para estar cómodos, elegantes y a la última. Y además son reutilizables, nada más que tenéis que fijaros en los tendederos los próximos días y veréis la cantidad de vecinos que recibieron el 2018 con ropa interior carmesí.

Y ahora la reflexión que me hago para mí mismo y mi interior.

Si la tradición de tomar doce uvas proviene de la iniciativa de productores vinícolas para dar salida a un excedente del fruto de la vid, esta costumbre ¿a quién se le ocurrió?

Pues resulta que después de una ardua y laboriosa investigación he descubierto el origen de esta tradición tan arraigada.

Hace unos cuantos años, Lai Yun Hao, insigne  comerciante de artículos de la vieja Catai, se equivocó al hacer un pedido y le enviaron un  container lleno de las prendas en cuestión. Y ahola ¿Qué  hacel yo con to esto? Se preguntó poniendo los ojos así como enclaustrados. ¡Ya ! ¡Euleca! ¡Tenel idea!

La primera clienta que entró en la tienda fue Encarnita. Cuando buscaba espumillón dorado con el que terminar de adornar el árbol navideño, se topó de bruces, en un “amplio” pasillo de la tienda, con un expositor parecido al de la foto.

 -Oye Juan (todos los chinos de las tiendas se llaman Juan y si no os lo creéis, se lo preguntáis) ¿y estas bragas tan horteras?
-No oltela, son bonita –contestó rápido Juan Lai Yun Hao- son blaga suelte. Tu ponel fin de año y velas mucho dinelo, mucha salú y mucho amol. Año que viene sel año chino del conejo, mu felí, mu felí.

Encarnita compró un surtido de las prendas y rauda y veloz se lo contó a todas sus amigas, que fueron a adquirir los calzones, tanguitas  y demás, no sea que…

Pero hay no acaba la cosa, Juanlu, el hijo de Encarnita, se lo comentó a sus colegas. –Quillo, quillo, mi vieja ma comprao unos gayumbos coloraos de la suerte. ¡Con esto triunfo la noche de las uvas!

 ¿Qué hicieron sus colegas? Pues eso que estáis pensando, comprarlos. ¿Y lo que vacilarían con las pibitas en el cotillón de la discoteca del polingano? Lo que no sabían es que las pibitas ya tenían preparados los tangas y los guonderbrases granates. Es lo que tiene que una nueva tradición se expanda exponencialmente de boca en boca y ayudado por las ganas de un nuevo año lleno de dicha.

Yo no los tengo, me refiero a los gayumbos rojos, pero resulta que mi señora esposa y mi hija se han ido al centro ambas dos, solas, con mi bonobus, para, según ellas, hacer compras de última hora. Espero que si se les ocurre alguna de las suyas, se pasen por el Women Secret o por el Intimissimi, es que lo último que quiero es empezar el año con salpullido.

Pues nada, que 2018 llegue cargado de buenos momentos, mucha salud, mucha felicidad y lleno de deseos conseguidos.



D.E.E. Lai Yun Hao, Juan para los amigos, vendió los 28.230 kilos de ropa interior roja. Cerró la tienda. Vive en la playa del Palmar en Conil de la Frontera. Se dedica a ver la puesta de Sol más bonita que hay en las costas gaditanas, tomando gintonics que parecen ensaladas mediterráneas. Y sí, aquella noche, él se puso unos calzoncillos lojos.



jueves, 28 de diciembre de 2017

Gudbai american way of life


Amo avé como lo digo yo, que no, que La Bodeguita sigue aquí. Que no la é traspasao, lo que pasa que he estado mu liao y en el extranjero.  Tal como suena y ahora lo cuento. Resulta que mi empresa, esa donde tienen la suerte de tenerme como fiel, eficiente y leal currante, dentro de su programa de internacionalización de procesos y otras cosas por el estilo, decidió que para las nuevas líneas de producción, tenían que hacer un intercambio con otros países del mismo entorno que el nuestro.

, que he estado en los Estados Unidos de la América del Norte. ¿Qué no? Po si, ahora me explico. Mi empresa va a implantar nuevos sistemas, nuevas máquinas y otros cachivaches mu raros. ¿Qué hacen mis jefes? Po escoger a lo más granado de los recursos y enviarles a formarse en las nuevas maquinarias que se están implementando (creo que se dice así) en nuestras instalaciones. Y ahora resulta que a un servidor, al chaqueta, al trastornao, al maromo, al bigote, al velasco y al pescaitoenblanco que no le hace daño a nadie, nos metieron en un avión y nos mandaron a una ciudad mu grande al oeste de Boston. Tal como suena, aunque eso de  “al oeste de Boston”, en los USA, significa una jartá de millas.

Allí hemos estado aprendiendo a montar y desmontar, a utilizar y desutilizar, a cambiar y descambiar, a operar y desoperar, cosas de (atentos a mi ingles B1, pero sin el 1) Automated Feeding, Packaging, Robot Unloading, Case Packing y Palletizing. Tela, ¿a qué si? Po después nosotros tenemos la responsabilidad de enseñarles a los compañeros que se han quedado aquí, todo lo aprendido. ¡Ofú la que nos quea! Pero , que no me enrollo con cuestiones técnicas, al grano, a la vida cotidiana que es lo importante. Lo primero el polingono industrial. Tela de grande, hay cementeras, plantas de reciclaje de residuos urbanos, empresas de distribución de productos de importación (como una tienda de chinos pero a lo grande), estudios de televisión y un largo etcétera a lo americano.

A las afueras de Mountain Pine, que así se llama la ciudad, a nosecuantas millas, él concepto de kilómetros casi que se me ha perdido, se encuentra la fábrica. Nos recogían en el hotel una furgoneta, por llamarla de alguna manera, y nos dejaban en los tornos de entrada. ¿Él horario? De nain tu fai, pero donde se ponga los turnos de noche, ¡qué larga!, los de tarde, ¡qué interminable!, los de mañana, ¡qué madrugones!; que se quite eso de 9 a 5. ¿He dicho hotel? Pues esta ha sido nuestra casa estas últimas semanas:




No es el Alfonso XIII sevillano, pero no está tampoco tan mal. Aunque eso sí, mu aburrio. Y como estaba a las afuera de las afueras, de actividades extralaborales nanai. Pero vale, que estábamos trabajando, que hay que aprovechar el tiempo, que para eso nos pagan. La comida no estaba tan mal. Muy yanqui, pero bueno, se podía comer. Eso sí, nada más que podíamos, nos escapábamos a probar otras exquisiteces de la gastronomía de esta zona estadounidense (¡qué ganas tenía de meter esta palabra, estadounidense!). Otra afotillo:



¿He mencionado algo sobre el ocio? Vale, ahora toca. Los americanos dedican el finde  a pirarse  a los centros comerciales y pasar todo el sábado y domingo comprando y consumiendo a lo bestias. Mira, otra foto:


Lo que se ve detrás del restaurante es como un carrefú de los nuestros pero a lo bestia. Si quieres comprar un bote de mayonesa ni se te ocurra, de a kilo los venden.  ¿Un televisor? ¿Estás loco? ¡Son como pantallas de cine! ¿Una réflex? Vamos a dejar el tema de la réflex.

Bueno que estoy en casa y dispuesto a dar la tabarra de nuevo. Por cierto, ya que he mencionado el tema de la réflex, las fotos la he hecho con mi celular (el intérprete que teníamos era de Puerto Rico). La iluminación no es muy buena pero es que el tiempo en esta zona del medio-este americano es una verdadera porquería.

Como no he podido desearos unas felices fiestas, una buena Noche Buena, valga la redundancia, y como soy un poquito agnóstico aprovecho para desearos un feliz 28 de Diciembre.


Enga, dentro de poco, cuando me españolice de nuevo, os sigo contando historias.