martes, 9 de diciembre de 2014

De solidaridad anónima, retuiteos y resultados



“La que hemos liado”. Así, simple directo y al grano como a mí me gustan algunas cosas, recibo un mensaje en él guasa referente a la entrada anterior. ¿Quién me lo manda? pues unos de los protagonistas de la susodicha  historia.  ¿A que ya la he jodido? me pregunto mientras me tiemblan las canillas. Acompañando al escueto mensaje, unos enlaces a foros de discusión del feisbu, el tuiter, y otras cosas raras de esas, a nivel nacional. Tela marinera de la buena, que diría mi padre. Pues sí, la que hemos liado.

A ver si lo aclaro una mijilla. Publiqué la entrada, la de la Solidaridad Anónima, con permiso de mi amigo J. (esta vez la intimidad y el anonimato es importante). Él, fiel seguidor “anónimo” de esta su Bodeguita, la enlazó en su página del feisbu. Y un amigo suyo, y un amigo de un amigo suyo, y una amiga de un amigo de un amigo suyo, y, así hasta más de ochocientos enlaces. Y ahora a mirar las estadísticas del blog. Tres días tardé en bichear en los registros por miedo al resultado. ¡Más de 20.000 visitas! ¡Joé la que hemos liado! ¿Y comentarios? Pufff, tela marinera (de la buena).

En la plaza de abastos del barrio, mientras aguardo en la cola de la pescadería a que me toque el turno para comprar los mandaos que mi augusta esposa me ha encargado,  escucho a las vecinas hablar de la entrada. Po mu bien, que lo recoja el ayuntamiento, que ese pobre hombre lleva muchos años tirado en la calle. ¡Y la mierda que siempre tenía alrededor! Desde luego, y con el frío que está empezando a hacer. Yo, lógicamente más callado que una meretriz, asisto en silencio y temblando. Si, temblando porque no me imagina la que habíamos liado.Y lo que son las redes sociales, me han parado por la calle gente que no conozco y me han dicho que han leido la entrada. ¿Como me habran reconocido?.De mi amigo J ni hablo, pero todo el mundo ha reconocido su iniciativa anónima.


¿La intención de la entrada anterior? Simple, dar a conocer una iniciativa de una buena persona, como muchas de las que nos cruzamos por la calle y no sabemos que tienen un peaso de corazón. Simple, porque en la simpleza de los gestos está la grandeza del ser humano. Simple, porque cuando te dan, metafóricamente, una patada en tus partes dolientes (aquí cada cual que piense cuáles son sus partes dolientes), al menos por cinco minutos te hacen reflexionar.

¿Cómo ha terminado esta historia? Después de las más de 20.000 visitas, de los más de 800 retuiteos o refeisbueos, de que algún que otro medio de comunicación se haga hecho eco del tema, este buen señor, él del cruce de la avenida de las Casillas con la ronda Supernorte, no está. Se lo ha llevado el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Andalucía, el Gobierno de la  España del Rey Nuestro Señor, o vete a saber tú quién lo ha recogido. Solo espero que sepan cuidarlo y darle lo que necesita.

Otra cosa, el refugio-tiendadecampaña-hogar, según me dijo una persona del bar de enfrente, se lo llevó nuestra policía municipal. Espero que para reutilizarlo en casos similares.  

Para finalizar, ¿cuánto tiempo ha transcurrido desde que este mamarracho publicó la entrada y “acogieron” a este señor indigente? ¡Tres días! Cuando se quiere, las cosas se hacen bien.

Foto hecha el sábado (con el móvil)

domingo, 30 de noviembre de 2014

Solidaridad anónima



No quiero pecar de oportunista con la publicación de esta entrada. Por lo visto hoy, o en estos días, se está celebrando, si esto se puede celebrar, el día mundial de los sin techos. Pero lo cierto es que de la historia me he entrado por pura casualidad durante esta semana. 

Resulta que al final de la avenida de las Casillas, en el cruce con lo que los sevillanos llamamos ronda supernorte (SE35) hace muchos meses, años diría yo, vivía un hombre justo en los jardines de los últimos bloques del barrio. Entre los pocos árboles, los setos y los arbustos, tenía su hogar. Hogar, vamos a llamarle hogar a unas cuantas cajas, mantas, plásticos y los enseres que encontraba por la calle. No molestaba a nadie, vivía de lo que los vecinos con corazón le facilitaban. Pero un día deje de verlo. No pensé en lo peor, pensé que los servicios sociales se habían hecho cargo de él. Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurrió fue que arreglaron los jardines y el buen hombre tuvo que trasladarse de sitio. Justo enfrente, al otro lado de la calle, junto a la valla que cierra lo que antes era el hospital psiquiátrico. 

Allí lo vi de nuevo, el lugar no era adecuado. No tiene árboles, ni arbustos ni setos. Como podía colgaba sus plásticos, sus cartones y a “vivir” sin moverse de sus tristes y pocas posesiones. Te parabas en el semáforo y siempre lo veías. Mientras la luz roja te obligaba a detenerte, tú conciencia de ser humano, por unos segundos te hacía pensar en el frio, en el calor, en la miseria, en el pobre hombre. Unos segundos, hasta que la luz se pone en verde y sigues tú camino, con tus preocupaciones y tu vida cómoda a pesar de todo lo que te falta y no tienes y pensando en echar gasolina no sea que el coche se te ponga en reserva y te olvidas de este hombre.

Creo que fue el martes cuando entré al barrio por esta zona. Instintivamente miré hacia el lugar donde acampaba el buen hombre y me encontré con esto




No me quise acercar por respetar la intimidad del buen hombre y desde lejos eché la foto con mi móvil. Me llamó la atención el refugio y la limpieza que lo rodeaba y me alegré que algún organismo público preste soluciones provisionales a las personas necesitadas. Más tarde, en la tranquilidad de la barra de un bar tomando un café, le enseñé la foto a un buen amigo.   Al verla sonrió y me dijo: ¿te has dado cuenta? ¿De qué? Pregunté. Cogió su teléfono y me dijo que mirase el guasa. Y aquí está el resultado.





-¡Pero si este es el logo de los toldos que tu fabricas!

-Sí, eso lo hemos hecho nosotros. Yo paso todos los días por allí. Me da pena ese hombre. No se mete con nadie, está solo malviviendo entre basura. Tenía que hacer algo y se me ocurrió fabricarle una pequeña casa y tenía que hacerla bien. Tiene su plataforma elevada para separarla del suelo. Tiene su cremallera para que pueda cerrarla y guarecerse mejor. La tela está plastificada para la lluvia. Se la montamos mi hijo y yo y fíjate como es la cosa que cuando le estábamos tirando todo lo que tenía se acercó un vecino para ver lo que estábamos haciendo y de camino traerle un papelón de pescaito frito. También le compramos un colchón pero parece que no lo quiere, será lo del Diógenes ese, pero cuando pase y no esté, le tiro el viejo, que te puedes imaginar cómo está, y le meto el nuevo que lo tiene al lado del refugio.

-¿Y esto no se lo has contado a nadie?

-¿Para qué? Lo hemos hecho porque podemos, porque queremos y porque no cuesta nada ayudar a los demás. Dicen que este buen hombre fue de los primero desahuciados del barrio y, en su enfermedad, no se quiere mover de allí. Otros dicen que fue el último interno de manicomio y cuando cerró no tenía otro sitio donde ir. De todas formas esto son leyendas urbanas, lo cierto es que el hombre necesitaba ayuda y, en las medida de mis posibilidades yo se la he dado.

Mi amigo se llama Javier, un pequeño empresario sevillano de los que da gusto conocer. Necesitamos muchos como Javi, así le llamamos, personas anónimas, pequeños empresarios que  ayudan a los necesitados y no salen en la prensa ni en las televisiones haciendo millonarias donaciones para quedar bien y de camino ahorrarse algo de impuestos. Quedan gente buena y Javi es uno de ellos. 

jueves, 20 de noviembre de 2014

Un palo pinchao en una m



Hola, ¿Qué tal? ¿Bien? Me alegro. Yo también ando bien, como siempre. Un poco aburrío y simple. Sí, sigo siendo simple. Tan simple que cuando mi parienta me encarga los mandaos, raudo y veloz corro como el viento para cumplir fielmente su órdenes y deseos. Como cualquier sincero marido que se preste. (Un poquito de peloteo nunca viene mal, ahora que las “amigas” de mi mujer se pasan por la Bodeguita y le comentan a ella las tonterías que escribo).

Pongámonos en situación. Sábado por la mañana, a eso de la hora del ángelus. Está claro que aprovecho la clarita para, de camino, pararme en ciertos centros abiertos al debate e intentar arreglar los problemas del país, junto con los parroquianos habituales que siempre andan apoyados en la barra o sentados cómodamente en los veladores. No todo va a ser trabajar, de vez en cuando hay que platicar con los amigos y saborear una cervecita fresquita acompañada de chochitos o unas buenas aceitunas aliñas. Otra vez me estoy pirando por los cerros de Úbeda. ¡Con lo simple que es contar una historia!

Tirando del carro de la compra, lo primero es lo primero, me encamino a poner la porra, es decir, adivinar el resultado de los partidos que tiene el Real Betis y el otro equipo de la ciudad. De pasada diré que nunca lo he acertado. Paso por el centro de salud del barrio. Concretamente por el A, en este barrio tenemos dos, ¿adivináis cómo se llama el otro? B. ¡Qué simple! Y esto es lo que me encuentro


 Cuidado al ampliar


¿Y esto que es lo que es? Simplemente eso que veis una mierda pinchá en un palo.  O mejor un palo a una mierda pinchada. Dejándonos de cuestiones escatológicas, ¡120 euros! ¡Toma ya! Nuestro querido ayuntamiento lleva haciendo una campaña en contra de los excrementos de canes que pululan por parques y aceras de esta bendita ciudad. Pero esto no es cosa del consistorio, no, esto es cosa de gente anónima que tiene el valor de pinchar el cartelito como denuncia de un acto incívico. Nuestros munícipes tienen una ordenanza que te ponen  120 euros de multa si pillan a tu perro o a tu perra haciendo sus necesidades en la vía pública.

Un servidor no tiene perro, tengo un puñetero gato que es el que manda. Pero el Quillo tiene la costumbre de hacer sus necesidades en el arenero, así que la multa me la ahorro, aparte de que no sale a la calle ¡él mu perro!  Ahora bien, tengo amigos y amigas que si tienen perros y de todas las razas y tamaños. Los hay de dos tipos, a saber (me refiero a mis amigos):

Los que se acercan a la sede del Distrito y recogen, gratuitamente, las bolsitas para, con primoroso cuidado coger las deposiciones.

Los que, como mi amigo Javi, perdón J. el anonimato es importante, pasean a su buldog por el único descampao que queda en el barrio. Descampao donde estaba previsto hacer una serie de equipamientos para los ciudadanos como, por ejemplo una guardería, una zona deportiva, un centro de algo relacionado con los daños cerebrales,  la sede del distrito municipal,… no, no, esta última ya está hecha, ¡mecachis!

Bueno, que seáis buenos. Que recojáis las caquitas de los perros, que los que ponen los cartelitos se están quedando sin papel y sin palitos. Y para finalizar solo decir que cuando eché  la foto hacía dieciocho minutos y catorce segundos que el can en cuestión dejó el regalito, lo calculé por los residuos eflúvicos que desprendía.

Nada, hasta más ver.   



viernes, 31 de octubre de 2014

El dado de Rubik



Aprovechando que estoy embalo, y que el ordenador me ha dado una tregua y no me sale la pantallita azul, quiero seguir con lo de simple de la entrada anterior. Al grano.

Dicen que de tal palo tal astilla, o eso de dichosa la rama que del tronco sale. Esto último se lo he escuchado a una señora de bastantes años, ochenta y bastantes para ser exactos. Y la astilla en cuestión es mi hijo. Vamos a ver lo simple que es el niño.

Pues resulta que mi churumbel el mayor utiliza un artilugio para relajarse. Nos sentamos a ver una serie de televisión y se pone manos a la obra. A ver, lo de “ver una serie de tv” tiene su pequeña guasa. El niño, para practicar el inglés, no se le ocurre otra cosa que bajarse (si, ¿qué pasa? yo veo series bajadas de interné, ¡y en HD! ¿Algún problema?) las series que él consideran que son interesantes y que tiene una trama lo suficientemente atractiva para echar un rato delante del aparato ese que tenemos en un lugar privilegiado de nuestros hogares. En versión original pero con subtítulos, menos mal. Gracias a estas series, mi hijo practica el english y yo practico la lectura rápida y, de paso, hago ejercicios oculares. ¡Qué movimiento de pupilas tengo ahora!

¿Qué artilugio utiliza mi hijo? ¡El dado de Rubik! Sí, ese dado de colorines que hace unos años, bastantes, nos traía a todos de cabeza. Muy simple, se trataba de, a base de giros y giros de sus caras, volver a poner en orden todos los colores. En una cara el amarillo, en otra el verde, en otra el naranja, y así hasta completar el rompecabezas.

Yo lo conseguí una vez. Fue gracias a un amigo del cuñao de mi compadre, que tenía escrito en un papel cuadriculao, los giros y las vueltas que había que darle al puñetero cubito de las narices. Entonces no había interné ni nada por el estilo. Él que tenía la solución era el puto  amo.  

Bueno, que aquí estamos los dos “disfrutando” de True Detective o de The Newsroom y mi hijo dale que te pego con el dadito de las narices. ¿El dadito? Atención a la foto:


 Foto mía, ¿adivina con qué?

Vale, el de la izquierda él que yo hacía. El de la derecha…

-Papá, que es igual. Lo único en que se diferencia es que no tiene colores, que son tamaños.
-Lo que tú digas, carne de mis carnes, ¿eso cómo se hace?
-Fácil papá, tienes que utilizar una secuencia de algoritmos del método de Friedich…

Mu bien churumbel, tu sigue con tus algoritmos, que yo intentaré enterarme de lo que dicen la Penny, el Leonard, el Howard, el Koothrappali y todos los frikis del Big Bang Theory. Todos los frikis menos mi niño ¿vale?

¿Qué no se puede hacer el dado? Po claro que si, a continuación la prueba:


 Foto desenfocá, uff que mareo de daditos de las narices

Es que mi churumbel el mayor sale a un servidor. Es mu simple.


D.E.E. (Después de Escribir Esto me he acordado de:)

- Mi niño sale a mí. Es inteligente.
-Y lo de los algoritmos esos es por deformación profesional (¡niño estudia! termina ya la carrera que hacen falta buenos ingenieros)


martes, 28 de octubre de 2014

Simple



Pues, aunque parezca mentira, soy un taco de simple. Sencillamente simple. Hay quién dice que soy previsible de lo simple que parezco. Incluso hay “amigas” que piensan que en realidad soy un liante, un simple liante. Se ve que a estas últimas les va la marcha. Pero ná de ná, simplemente simple.

Vale, pa simplificar, resulta que todos los días hacía el mismo trayecto para ir al curro: Agricultores todo recto hasta el primer semáforo. Después a la izquierda, por el Callejón de los Toros hasta Mar Mediterráneo. Ahora cojo la paralela a Cortijo de las Casillas y llego al cruce del Telepizza. Cuando el semáforo se pone en verde giro a la izquierda (mirando a la izquierda con mucha precaución porque hay capullos que no saben que una luz color ámbar intermitente significa deja pasar al Naranjito que tiene preferencia) y me encamino a la ese30 para tirar todo recto y llegar a la fábrica.

Esto todos los días y durante una jartá de años. Pero mira por donde, mi hijo me dijo un día: Papá, la de vueltas que das para salir del barrio. ¿No sabes que han abierto una calle nueva que sale directa a la SE-30? Y tenía razón el niño, y eso que tiene el carné hace pocos meses. A partir de mañana pruebo el nuevo itinerario.

Enga, vamos, Agricultores palante, a continuación Mar de Alborán y al llegar al cruce con Parque de Grazalema, semáforo, a la izquierda y directo al laboro. ¿He dicho semáforo? Po siempre me toca en rojo. Parece que me ve llegar y se dice eso de: ahí viene el simple ese, po toma yá, que te pares. Y simplemente me paro. Y miren ustedes que cosa más simple veo todos los días.


Foto hecha con el móvil !como no!

No sé si es una frase del Pablo Coelho, o del Rabindranath Tagore, o de los miles de filósofos que pululan por el feisbú, o del Joaquín Sabina, vete tú a saber. Y hablando de simpleza, ¿no será que la Lleny se ha peleado con el  Jony, y este, como buen poeta grafitero ha querido pedirle perdón? Anda chorbi, perdónalo, que el chaval se lo ha currao. Que cada vez que te levantas y miras por tu ventana te encuentras con esta declaración. ¿A que es mu simple?

Po sacabó, que no me quiero extender mucho, que pa eso soy un simple y después me dicen que eso de ¡esto que escribes es muy largo, luego lo leo!