lunes, 25 de julio de 2011

Folía Bética

Hoy estamos por la cultura de la buena. Me he permitido mostraros un vídeo de la Orquesta Barroca de Sevilla, de un concierto que interpretaron hace unos meses en el Convento de Santa Clara.  Es una folía, que, según los ilustrados de la Wiquipedia, “el termino folía es utilizado para designar un esquema armónico-melódico en cientos de composiciones a partir del siglo XV”.  El título de esta obra es Folía Bética, pero hay que entender, y si no yo os lo explico, que “la Bética (en latín Baetica) fue una de las provincias romanas que existieron en la península Ibérica, llamada Hispania. Tomó su nombre del río Betis (en latín Baetis), llamado en la actualidad río Guadalquivir” y que tenemos la suerte de que baña a Sevilla y acaricia a Triana.

Bueno, que no me enrollo por esta vez y os dejo que disfrutéis de la buena música (no todo va a ser el Waka Waka de la Shakira o el Paquito el chocolatero). Durante el minuto 4:30, más o menos, la cosa se pone lúgubre durante unos instantes, pero después vuelve a mostrarnos la belleza y los acordes mágicos de la música barroca; y no os perdáis los agudos de los violines sobre el minuto 6:40. 

 Os recomiendo la introducción del presentador y las caras de los intérpretes en ese triste minuto cuatro y medio, sobre todo la elegante dama del vestido rojo y el exquisito caballero del guitarrón antiguo. 





Unas cuantas  aclaraciones:

Seguramente mis ínclitos seguidores de otras partes del mundo no conozcan ciertas melodías que algunos llevamos muy dentro.

Incluso algunos de mis paisanos, que tienen el corazón colorao, y no lo tienen del color de la esperanza, se estarán tirándose de los pelos por tan magno descubrimiento  del grandioso Sancheti

A Don Javier Labandón, conocido mundialmente por El Arrebato, lo del minuto 4:30 seguro que le gusta, pero de todo hay en la viña del Señor. 

Y sobre todo: recordad que esto es La Bodeguita del Naranjito, ¿vale?

¡A disfrutar de la buena música!

sábado, 23 de julio de 2011

El pelota


Mi jefe jefe, (es decir, mi jefe de sección) me ha dado permiso para hablar un poquito de la empresa. Será porque no me conoce o porque me conoce muy bien. Él sabe que nunca comentaré asuntos personales, temas relacionados con la industria donde presto mis servicios como feliz currante, y que siempre, desde la honestidad y el respeto, intento darle un poquito de chispa a los quehaceres diarios.

Mi jefe jefe, sabe que tengo un blog porque otro jefe (mi jefe de área) se lo comunicó hace unas semanas. Este jefe, hace poco tiempo era compañero de fatigas y gracias a su trabajo, a su buen hacer, a sus conocimientos, a lo buena gente que es, fue, merecidamente ascendido. 

-Naranjito ¿me estás haciendo la pelota como el que tú y yo sabemos?

-¡Como te voy a hacer a ti la pelota mi estimadísimo David, perdón, Don David! Si hemos trabajado muchos años codo con codo. Si nos conocemos casi perfectamente, no tengo necesidad de pelotearte, mi querido amigo y sin embargo mi excelso jefe. Además, si tuviera o tuviese la necesidad de pelotear lo haría a nuestro jefe jefe.

-No quiero ni imaginarme, con lo irónico que eres lo que le dirías.

-Pues nada, le diría eso de:

¡Qué elegante viene usted hoy Don Julio! Porque el sueldo no me llega, que sino le compraría una corbata que le haga juego con ese magnífico traje que le sienta tan bien. Es usted la elegancia personificada. Como me gustaría ser jorobado para darle un paseíto sobre mi espalda por todas las instalaciones de la fábrica que usted, tan magníficamente, dirige. Se habrá dado usted cuenta, Don Julio, que soy su vil pelotillero.

-Anda Naranjito, que te vas a librar porque la semana próxima te toca el turno de noche, que como nuestro jefe jefe lea esto, te va a tener todo el verano sustituyendo a los robots paletizadores.

-No le des ideas David, digo Don David.


Algunos de mis compañeros compañeros (hay otros que simplemente trabajan en la misma empresa que yo) llevan tiempo diciéndome que escriba sobre las cosas que nos pasan en el trabajo diario. ¿Estáis seguros de que queréis que hable de vosotros? ¿Sí?, pues nada, próximamente escribiré sobre el noble arte del escaqueo, haber quien se siente por aludido.

miércoles, 6 de julio de 2011

Brindis en Trafalgar


Hacía cinco años que quedaban los dos en el mismo sitio. Cuando el sol se ocultaba en el horizonte y parecía que la mar se juntaba con el cielo, comenzaban su particular brindis. Entre las rocas, sentados en este lugar mágico para ellos, donde cuando eran jóvenes se escapan para pescar y pasar sus ratos de independencia.

Otro año estamos aquí, compañero, otro año más recordándote, otro año más brindando por tu amistad. Aquí estamos los dos solos, pero tú siempre estarás con nosotros, por eso siempre traemos tres vasos. El tuyo se quedará  otra vez lleno, pero como siempre rociaremos tu mar Atlántico para que puedas brindar con nosotros.

Contigo no pudo aquel  asesino que, en tu primer destino en la maravillosa tierra vasca, se te acercó por la espalda e intentó acabar con tu vida. Saliste adelante y te dejó aquella cicatriz en la cabeza de la que  presumías diciendo que  es un tatuaje del río  Nervión. No pudo contigo aquel cobarde.

Tampoco pudo contigo la explosión que destrozó las quince toneladas de acero del BMR mientras os encaminabais a socorrer a una gente inocente que deambulaba por los montes de la antigua Yugoslavia. Otra cicatriz más, pero esta vez en el corazón. Esta la más dolorosa. Solo te atreviste a contarnos a nosotros como habías tenido que sujetar las tripas y las piernas de tu compañero de patrulla, para que al final tu compañero no pudiese salir adelante. ¿La metralla que llevabas en la pierna? Era tu barómetro particular. Joder, hoy hará frío. No pudo contigo aquella bomba.

Ni siquiera pudo contigo cuando, desde muy lejos, una bala intentó que no pudieras proteger a los forenses de la ONU en aquella tarea tan horrenda de desenterrar decenas de cuerpos medio enterrados entre los bosques. Y a pesar del chaleco antibalas, otra cicatriz más. No pudo contigo aquel disparo desde la impunidad de la distancia.

Lo único que pudo contigo fue la maldita enfermedad. Desde que te la diagnosticaron, solamente pasaron dos meses. -De esta no salgo. -Joer tío, claro que sales, si has estado en todos los fregaos y siempre has regresado. -No, el médico ha sido muy claro y yo, que me he codeado con la muerte varias veces, sé que tiene razón. Dos meses, puto cáncer, en dos meses conseguiste lo que no consiguió ni un pistolero asesino, ni una bomba traicionera, ni aquel francotirador.

Sentados entre las rocas, a los pies del faro (en Lepanto la victoria y la muerte en Trafalgar), esperando que el viento fresco de levante trajera de nuevo el sol que calentaba los primero días de Julio, sentados y felices por recordar a su amigo, a su colega, a su compadre. Dejaban atrás varias botellas vacías y tres vasos. 

Bueno, Picoleto, hasta el año que viene, ahora nos vamos a agradecerles a tus colegas que patrullan por aquí, que nos hayan permitido un año más, y van cinco, hacer nuestro particular brindis en Trafalgar.