jueves, 26 de mayo de 2016

La parada del 3

Puedo prometer y prometo que voy a retomar el blog con ganas y jartarme  de contar historias de las mías. Lo de “puedo prometer y prometo” no se me ha ocurrido a mí, lo he escuchado hace poco y me he dicho ¡qué original!

¿Y cómo retomo La Bodeguita? Pues saliendo a la calle a ver que me encuentro, porque las otras historias que tengo pendiente requieren un tratamiento más tranquilito. Y tranquilito he salido esta mañana no a ver que me encuentro, sino a hacer los mandaos. Hoy los recados han sido poquitos, solamente recargar el bonobus de mi hija que es la que más utiliza los servicios de los autobuses urbanos.

Po resulta que una de las líneas que conectas este barrio con los otros de la ese30 pa dentro, ha cambiado su recorrido para “optimizar los recursos de la empresa y prestar un mejor servicio a los usuarios”. Cambia su recorrido y la ubicación de algunas paradas. El cambio lo hicieron sobre la semana de Feria, en plena primavera sevillana. Bueno, eso de primavera sevillana este año lo vamos a dejar en vaya tiempo raro.

Nada, que pusieron los postes, las señales informativas y poco más. Los vecinos a estas alturas ya se han enterado de los cambios, aunque su trabajito les ha costado. ¿Por qué? Amo a vé.

Pusieron las señales en la acera, junto a los arboles esos que cuando florecen y echan sus bolitas te pone el coche que da pena y te gastas una pasta en lavarlo, en que lo lave, claro. Pero la madre naturaleza se abre camino. Y aunque la primavera sigue estando tela de rara, por el cambio climático, dicen, las cosas vuelven a su sitio normal. O sea, que los arbolitos de las narices crecen y hechas sus hojitas verde. Y nos encontramos con esto:

Foto hecha por un servidor.


¿Dónde está la parada del 3? En plena jungla. Como para ponerte a ver el recorrido. Y de sombra ná de ná. Ahora bien, me apuesto una tapita de ensaladilla rusa a que los de Tussam, los nota de los autobuses, a final terminan poniendo una parada definitiva y quitan los árboles.


Otra cosa para terminar, el de la foto no soy yo, es un señor que no sé si estaba esperando el autobús o estaba en la cola del cajero automático que hay enfrente. Lo que sí es seguro que estaba pensando eso de “será tonto este, mira que hacer una foto con un teléfono con las buenas réflex que venden en el  carrefú”