lunes, 24 de diciembre de 2012

A los que .... (tambien a Las)



-A los que se pasan por esta  Bodeguita a pesar que el bodeguero los tenga abandonados.
-A los que piensan que estas fiestas tienen un puntito hipócrita.
-A los que a pesar que sus cabezas estén adornadas con unos toques de blanco canoso, siguen siendo niños.
-A los que a pesar de lo que diga su santísima Santidad Benedicto XVI, ponen en el Portal de Belén la mula, el buey, el panadero, el pescadero,  las chacinas, los pavos, los cochinos y el indispensable cagón.
-A los que prefieren una sopita de picadillo para la cena de esta noche.
-A los que intentan tener una sopita de picadillo esta noche, y mañana, y todos los días.
-A los que creen que para juntarse con la familia no hay excusa de la Nochebuena, que también es buena la noche del 3 de Abril o la del 15 de Mayo (por ejemplo).
- A los que en materia de Fe no creen en normas dictadas desde confortables sillones y creen en lo que les dicta sus corazones.
-A los que cogen el coche esta noche y no prueban el alcohol (Esposita: ¿cuándo te sacaras el carné?).
-A los tontolava que celebran el solsticio de invierno para quedar bien con los militantes de base y salir en los periódicos.
-A los que creen que a pesar de lo que digan los Maya a este mundo le queda mucho.
-Al amigo que después de muchos años trabajando, su empresa le da una patada.
-A los compañeros de curro que prefieren una reunión entre ellos que la comida de empresa.
-Al señor que duerme todas las noches en el cajero de Cajasol, perdón de la Caixa, y no le molesta que  podamos sacar dinero.
-A los padres que quieren un futuro para sus hijos (¡A Australia! ¿Pero para trabajar te tienes que ir donde los canguros?).
-Al chino del barrio que este año ha vendido menos adornos.
-A las vecinas del bloque que se ponen de acuerdo para hacer de comer todas a la misma hora con lo que le permite su pensión. (Como huele el bloque a guiso de toda la vida)
-A los que nos faltan seres queridos pero que todos los días los llevamos en el corazón (todos y cada uno de los días).
-A los que esta noche no aguantan  al cuñado porque  anda por los Pirineos.
-A los agnósticos que creen en el ser Humano.
-A los que pensamos que el mejor regalo es  un Beso, un Abrazo, un Estrechón de manos, una Sonrisa, una Mirada…

Para todos y cada uno os deseo Paz, Salud, Trabajo, Ilusión, Esperanza, Amistad, Amor y mucha Felicidad

lunes, 3 de diciembre de 2012

La navaja de Ockham






Es un tanto raro el título de la entrada, incluso un servidor, con mi inteligencia innata, lo confundía con El Péndulo de Foucault, pero  el franchute este no tenía navaja sino un péndulo que a saber para que lo utilizara el gabacho. Bueno, pues resulta que mi  asesor informático, es decir, mi querido hijo (que todavía me tiene el ordenador con las tripas fuera), me explicó el significado de la famosa frase:

-Papá, para que me entiendas, esto es un principio de economía que viene a decir que la solución a un problema, siempre es la más simple de entre varias opciones. 

 Y mira por donde este domingo comprendí el axioma aprendido días atrás. Gustosamente salí con mi esposa (ahora estoy en el turno de mañana y por lo tanto no me da mucho la lata) a comprar el pan. Como caballero que soy, y para hacerle un poquito la pelota, la invité gustosamente a una cervecita fresquita antes de subirnos a casa para “disfrutar de un Domingo acompañados de nuestros churumbeles”.Cuál fue mi sorpresa cuando llegamos a la farmacia de guardia (los que me conocéis ya sabréis lo que mi galeno me recomendó, para mis cólicos nefríticos) descubrí que las mesas taburetes donde hace pocos días apoyaba mi buen vaso de zumo de cebada, habían encogido como medio metro. Quillo ¿qué es lo que está pasando, que he crecido o que los recortes de nuestro querido gobierno han llegada a esta ilustre tasca? Mi ínclito tasquero me sacó de la duda dominguera:

-¿Te lo cuento?, po acércate a la estufa que te vas a quedar helado. Resulta, que después de unos cuantos años sacando a la calle estas mesas, llegó un técnico del ayuntamiento y me dijo que tenía que guardarlos porque no tengo licencia de ocupación de la vía pública. Me fui a solucionar el problema y me encuentro que no existe una normativa al respecto. ¡Pero si en Sevilla todos los bares, restaurantes, cervecerías, tascas y demás utilizan estos artilugios para que nuestros clientes disfruten!
 - Mire usted, caballero, solo hay tres licencia de entre los 4000 bares de la ciudad.
 - ¡Pero si  todos los barrios de la ciudad del Guadalquivir tienen estas mesa de 1,20 de altura.
 - Se lo repetiré de nuevo: Usted tiene autorización a poner 5 veladores de 0,80 metros de altura para que sus clientes se siente a tomar las viandas correspondientes. 
 -¡Venga hombre! Si apenas tengo tapas, a lo sumo algún que otro montadito frío,  aceitunas, chochitos, perdón altramuces, y pare de contar.
 – Nada, que no insista, que como siga de esta manera le meteremos mano por el toldo y la estufa con la que sus clientes se calientan durante las olas de frio siberiano. 
Así que se me ocurrió una solución; como para los veladores clásicos sí tengo licencia, es decir, que pago los impuestos correspondientes, decidí cortar por lo sano. Cortar significa reducir la altura de las mesas y dejarlas al mismo nivel que los veladores cuadrados de toda la vida. De esta forma, aunque sean de formas redondas no creo que me puedan multar. Tú, con tu 1,83  de altura, te tendrás que agachar un poquito, pero seguirás viniendo a esta tu casa.

A esa mi casa y a una jartá de bares que hay en Sevilla que no cumple con la supuesta legalidad vigente. Que nos tomamos las cervecitas, los vermuses, los vinitos o lo que sea; que ayudamos a que la crisis sea menos crisis; que salimos a la calle los que podemos; y nos gastamos unos poquitos de euros y fomentamos el pequeño consumo.  

La mesa de la izquierda es ilegal (o mejor, alegal), la  de la derecha es legal y en casi todos los bares de esta bendita ciudad, que la disfrutamos en la calle, existen estos taburetes-mesas.  
Lo que temo es que se metan con las estufas, los toldos (mi amigo Zamorano está muy contento por la ley antitabaco, ¡la de toldos que ha montado!), pero en los barrios. ¿Tendran cataplines para quitar los mesas-taburetes de los establecimientos del centro?

Lógicamente, por mi vena protestona, por mis reivindicaciones un tanto absurdas, por mis mosqueos, porque la vida es más simple de lo que creemos  y las soluciones ni os cuento, mi cervecita, siempre por prescripción facultativa, es la de la mesa larga, la de toda la vida.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Venganza



Resulta que durante esta semana me toca trabajar en el turno de noche. ¿Qué significa esto? Pues que ando obnubilado, que no descanso como me gustaría, que ni duermo por la mañana ni duermo por la tarde, a lo sumo cuatro o cinco horas. Por otro lado es un peaje que pago con gusto ya que soy un privilegiado que dispone de un trabajo estable y,  total, la semana que viene me toca de tarde y la siguiente de mañana, y uno se acostumbra y … eso, que ando estos días más atontado que de costumbre.

Bueno, aprovechando que mi familia “disfruta” de mi presencia, a mi querida esposa no se le ocurre otra cosa que mandarme trabajillos que un servidor va dejando pendiente para hacerlos…  ahora, ahora.

-Anda, ya que son las ocho de la mañana ¿por qué no te acercas y nos traes churritos?
-¿Por qué no arreglas el trastero de la terraza y ordenas las herramientas?
-¿Has visto que hay dos azulejos en la cocina que se pueden caer?
-¿Las macetas no hay que podarla en esta época?
-¿Por qué no buscas las cajas del portal de Belén?
-¿Por qué no dejas a los niños que vean lo que quieran en la tele del salón?
-¿As medido la pared  a ver si cabe la estantería que tú quieres?
-¿Vas  esta tarde al Mercadona, mientras yo me quedo charlando con mi niña?
-¿Por qué no te acercas a comprar comida para el Quillo?
- ….

Todo esto y más, y yo sin dormir, y yo si sueño, y yo diciendo esas palabras tan especiales que tenemos los hombres… ahora, ahora. Ofú, que pesaita se pone “algunos días”. No puede esperar a que este libre por las mañanas, o por las tardes, no, ella cuando estoy  cumpliendo mis obligaciones laborales en el turno de los vampiros y licántropos. Claro como  se hecha a dormir con el gato a sus pies y descansa toda la noche. Tú no duermes porque no quieres –me dice con cara de chincharme. 

Pero mira por donde, buscando una foto mía vestido de marinero para ilustrar una entrada, me topé con una reliquia que ella tenía guardada a buen recaudo.  Esto lo utilizaré en su contra, pensé, seguro que la utilizo, veras como me deja tranquilo al menos hasta el fin de semana.

-Anda, por qué no dejas de llorar leyendo el periódico deportivo ese, si lo de tu Betis ya no tiene remedio.

Ahí me ha dado, y eso que es medio bética porque se ha criado al ladito del glorioso Estadio Benito Villamarín. Yo era una niña muy linda y muy aplicada, me dice siempre. ¡Y mu canija! ¡Toma reliquia!

Lurdita en el Colegio Padre Manjón en el año (no me deja decirlo)


Que conste que con el tiempo ha nejorado mucho. Sigue siendo linda y aplicada, y muy pesada, y con una mijilla de carnes más, y me pondrá a pan y agua durante una temporada (lo de pan y agua lo entendéis ¿verdad?), y seguirá dándome la lata y yo diciendo eso de… ahora, ahora.

Pequeña aclaración: Mi queridísima esposa ha visto la entrada antes de que yo le diera al botón de publicar. Me ha mirado con ojos tiernos y me ha dado permiso a mostrarla por la red de redes. ¿Con ojos tiernos?, no sé,  de momento “se ha perdido” una foto mía bañándome en la Rivera del Hueznar cuando tenía 10 añitos. Menos mal que no tiene Facebook, ni Twitter, ni nada de eso, creo. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

El tirón



En la oficina de la obra solo quedaban el aparejador, el encargado de los albañiles, el vendedor y el joven administrativo que se acercaba todas las semanas para recabar los documentos, partes de trabajo, pedidos y demás papeleo que surgía  de la construcción de doscientas y picos de viviendas. La obra estaba al final del barrio, pero esta pequeña construcción provisional era lo más cercano a las viviendas antiguas y junto al piso piloto que era visitado a diario por vecinos y futuros compradores. 

A esas horas  pocas personas se acercaban por allí, pero aquella tarde fue especial. En la puerta, llamando con muchos aspavientos, se encontraba una señora de edad avanzada, con cara asustada, una bolsa de supermercado en la mano y lágrimas en los ojos. 

-Señora ¿qué le ocurre?
-¡Que me han robado! ¡Que me ha pegado un tirón un niñato que iba en una moto!

Como pudieron la tranquilizaron y después de sentarla y darle un poco de agua, el encargado comenzó a curarle el brazo herido.  Una vez que la buena señora pudo por fin recobrar el resuello, intentaron que explicara el suceso por si podían ayudarla.

-Pues mira hijo, venía a ver el piso piloto porque mi hija se ha comprado uno en el primer bloque y me ha dicho que es muy bonito y muy grande; que se lo ha comprado con cuatro habitaciones por si un día yo me tengo que venir a vivir con ella. Cuando venía para acá, he escuchado una moto que venía como un loco por la acera. Al volverme he visto un niñato con unos pelos muy largos y antes que me diera cuenta me ha agarrado del bolso y se lo ha llevado. ¡Fijarse en el arañazo que me ha dejado!

Después de un buen rato hablando con la señora, consiguieron que se  calmara y se dispusieron a acompañarla hasta su casa. Una vez en la puerta de la oficina, la señora se paró y comenzó a reírse de una forma consistente y un tanto extraña. Se miraron unos a otro con cara de extrañeza por la reacción de la señora e intentaron tranquilizarla una vez más.

-Permita el Altísimo que gastes lo que me has robado en limpiarte el culo después de las cagaleras que te tienen que entrar.
-Señora, por favor, hable usted bien y no diga esas cosas.

-No hijo, no, es que verás: Antes de entrar en el supermercado he estado en la tienda de Rosita, que es donde compro el papel higiénico ese es que es tan suave y que sirve para todo. Como no me gusta que en una tienda vean lo que compro en otra, cogí los cuatro rollos y los metí en el bolso. Después de comprar en el  súper, salí a la calle con mi bolsa de la  compra, ¡que me han cobrado 3 céntimos por ella!, y mi bolso con el papel higiénico. El  monedero, con lo poquito que me ha sobrado, lo metí sin darme cuenta en la bolsa de plástico.   Así, que el niñato ese que por poco me tira al suelo, se ha llevado un bolso viejo comprado en el mercadillo de los jueves, lleno de papel para el culo. Lo dicho, hijos míos, que utilice el fruto de su robo para limpiarse después de la gastroenteritis que le va a entrar cuando vea lo que me ha quitado. ¡Sinvergüenza!.

El administrativo acompañó a la señora hasta su casa riéndose todo el camino y pensando en la cara que pondría el tironero cuando abriese el bolso.

martes, 13 de noviembre de 2012

Colores



En la entrada anterior comentaba de pasada que tenía que ir al Colores. Para los que sois de Sevilla os habrá resultado un tanto chocante tal atrevimiento por mi parte, pero como la mayoría de mis ilustre visitantes no conocen algunos de los lugares “típicos” de esta bendita ciudad pasaré a explicar brevemente las características de este establecimiento.

Según me cuentan, repito, según me cuentan, dicho local es un lugar donde se acercan muchos hombres a tomarse una copita y admirar la belleza de cincuenta mujeres de todas las nacionalidades, que curiosamente lucen sus esculturales cuerpos, según me dicen, en ropa interior o en ausencia de esta. Incluso me comentan que en la planta de arriba existen habitaciones en las que vete tú a saber que cosas pueden hacer estas féminas. Recordareis que  hace algunos años pillaron al ínclito hijo de una tonadillera sevillana saliendo del local con una cara de tonto, incluso más de la que tiene habitualmente.

Bueno, pues el otro día, un buen amigo me comentó, con un poquito de ironía, que en un local del edificio del mercado de abastos de nuestro barrio iban a abrir un Colores. Me dejó perplejo porque lo primero que se me vino a la cabeza es que era demasiado fuerte poner un lupanar en un barrio y encima en el centro neurálgico del mismo. El atrevimiento de este mundillo llegaba demasiado lejos. Le pregunté a mi amigo donde estaba exactamente para curiosear un poco desde el exterior, repito, desde el exterior.

-¿Te acuerdas de la primera tienda de veinte duros que abrieron cuando nuestros hijos eran pequeños?, Pues justo ahí. Los antiguos dueños no han podido con la competencia venida de oriente y han decidido alquilar el local.

El sábado pasado por la mañana, armado de mi cámara, fui a vichear un poco por la zona, acompañando a  mi esposa   que casualmente tenía que comprar varios “mandaos” en la plaza de abastos. La dejé dentro del mercado y furtivamente conseguí la correspondiente foto del Colores, porque existir, existe, doy fe.


¿Lo veis? Pues sí, es El Colores. Una frutería autoservicio como si fuera un Carrefú cualquiera y encima regentada por chinos. Y digo yo: ¿en qué momento se le ocurrió al director de marketing de la nueva verdulería este nombre? ¿No sabes, mi querido chinorri, lo que es el Colores en Sevilla? ¿Tú sabes, mi querido oriental, el cachondeo que tienen todas las mujeres del barrio cuando dicen eso de me voy al Colores? ¿Pensaste por un momento en que cuando la policía siga con el trabajo de erradicar esta lacra que es el proxenetismo, tu local estará en la lista? Colores, ¿Cómo se te ocurre ponerle este nombre a una frutería?

En fin, yo seguiré comprando en la frutería de mis amigos Juanjo (enganchado al apalabrao) y Rocío; que por lo menos le pusieron un nombre más adecuado: La Repera. Mi mujer, que no es la de la foto, le dirá al frutero eso de "Juanjo pon me un cartón de güevos de los que tu sabes que me gustan". Claro que un servidor, que tampoco soy el del chandal del Sevilla F.C. (¡enseguía!), con la educación que me caracteriza, cuando voy a comprar le digo eso de "Frutera, ¿como tienes las peras hoy?.