lunes, 23 de septiembre de 2013

Una de sevillanos.



Que los sevillanos somos mu ombliguistas es sabido por todo el mundo menos por los sevillanos. Así tal como suena y que no se me molesten mis paisanos. Pero es una verdad tan grande como la Catedral que tenemos que es la más grande entre todas las catedrales góticas cristianas del mundo. Pero bueno, estamos acostumbrados a ello y lo llevamos relativamente bien. Tan bien, que el 80 % de los vecinos de la Ciudad del Guadalquivir nunca hemos subido a lo más alto de la Giralda, entre otra cosas porque no la han inaugurado hace poco,  entonces hubiéramos hecho cola durante varios días. Otra cosa no, pero una bulla y una cola nos gusta más que comer pescaito frito con las manos o asistir a un pregón de Semana Santa, de Gloria o de lo que sea, totá, los hay durante todo el año.

Presumir, presumimos tela. Todos hemos nacido en plena Triana, juntito a la calle Alfarería o en la otra orilla de río, a lo mejor en la Plaza de los Terceros. Bueno, mi mujer si, ella nació en la calle er Sol, en pleno barrio de San Román, pero en este caso yo tengo pruebas de ello. Mi rubia dice que nació a la sombra de la Giralda. Alargado y fresquito es el perfil de la Turris Fortisima.   

¿Duales?  ¡una jartá!: macarenos o trianeros, Béticos o sevillistas, de botellín o de caña y así un motón de disyuntivas en las que nos enfrascamos continuamente. 

Pero, eso sí, listos pa reventá. Tan listos que nos enteramos antes que nadie cuando empieza el plazo pa conseguir una plaza en la piscina municipal del barrio y hacer natación tres veces por semana o realizar un curso de macramé en el centro cívico. Mi cuñá la Concha se fue anteayer a las cinco de la mañana y consiguió el número cientoventitre pa lo de la piscina. ¡No sabe ná mi cuñá!.

Y de cultura ni te digo, fíjate tú que Blanco White es la última parada del autobús que te lleva al Hospital del Valme, donde hay un colegio mu grande y Pablo de Olavide es el nombre de la otra universidad que tenemos, sí, hombre, si, esa que está camino de Montequinto, justo enfrente del Carrefu y de la ciudad deportiva del Sevilla. Bueno, ¿y que me dices de Joaquín Guichot? , que es el nombre de una calle al lao del ayuntamiento.

Pero cuidaito, cuidaito, lo que el buen sevillano no tolera ni permite es que se metan con su Semana Santa, la mejó de todas las semanas santas. Hace unos días salió en los medios la siguiente noticia:

Y aquí la prueba de tan sacrílego acto:


 Foto rebuscá en el intrné

La foto ha pasado de tuiter en tuiter y de feisbu en feisbu provocando un pequeño revuelo. Bueno, a vé puntualicemos el asunto. De momento de uniforme , a lo sumo el casco con las plumas y el banderín que lleva la trompeta o el cornetín o como se llame el instrumento. Pero resulta que las normas de la banda no permiten estos actos y con objeto de mantener el respeto al uniforme, le han dado un pequeña patadita en el trasero al autor de tan impío acto.

Seguramente, pienso yo como buen sevillano, que er nota, en un momento de postbotellón, quiso ronear con la chica de grandes ojos (he intentado tapárselos pero no se utilizar el fotochó) y le dijo eso de “anda, póntelo”.

Tranquilo chaval, que seguro que en la próxima cabalgata de reyes te permiten vestirte de beduino con la cara pintá de negro y tocar durante todo el recorrido esas composiciones musicales que nos ponen los pelos de punta: Paquito el chocolatero, Que la detengan, Iuro livin e selebreshion, etc., como todo buen componente de Banda de Corneta y Tambores que se precie.









domingo, 1 de septiembre de 2013

¿Adiós vacaciones?

 Tonteria de foto, solo era por adornar la entrada



A un servidor se le han acabado las vacaciones. Parece que fue ayer cuando estábamos en los vestuarios dándonos besos, abrazos y deseándonos… ¿Qué pasa? ¿Qué los tíos no podemos darnos besos? Pues mis compañeros y yo nos besamos. Ojo, solo me beso con contados compañeros, solo con los que tienen los mismos gustos que un servidor. A otros simplemente les digo eso de: Eyy, que pasa, échate pa yá y no te arrimes tanto.

Bueno, que se acabaron. El viernes pensaba llamar al curro para saber el turno en el que me tengo que incorporar, pero mira por donde recibí una llamada y en la pantalla del peazo móvil que he heredado de mi hijo, me aparece “R…. P….” (Donde R es la inicial del compañero adjunto a mi jefe, por lo tanto jefe también y P es la inicial de la empresa donde trabajo). Ojú, ojú, miedo me da contestar, pensé, pero como soy un tío responsable con mis obligaciones laborales ipso facto apreté la pantalla justo donde pone responder.

-Hola Carlos ¿qué tal? ¿Y las vacaciones? ¿Bien? – Mal empezamos la conversación- mira, que descansas el lunes y el martes y te incorporas el miércoles a las siete de la mañana. El sábado sigues en el turno de mañana y el domingo empiezas en el de noche. Ya cuando estés aquí hablaremos de las horas que te debo por trabajar un festivo por la noche. ¿Carlos? ¿Estás ahí?

-Si, R…, si. Es que me has dejado sin palabras. Bueno tío, que nos vemos el miércoles.

En esto llego mi sufridora esposa y se lo conté. 

-¡Cariñito! ¡Cariñito! –la cara de la Rubia era de mal empezamos la conversación- que me vas a tener dos días más a tu lado, aunque el próximo finde me toca trabajar, me acaba de llamar mi jefe.

-¡Dos días más! No sé si lo soportaré. Anda, ve fregando que llevas unas vacaciones sin pegar palo al agua. Piensa en lo afortunado que eres que tienes un trabajo estable. Acuérdate de A... que lleva meses con el ERE de su empresa. Y también de P... que cuando termine el verano se acabó lo de trabajar en el hotel de la playa. O de J... que lleva dos meses sustituyendo en el hospital y ahora se incorporan las enfermeras y ella otra vez a la bolsa de trabajo y a esperar que la llamen. Y que no se te olvide M… que cuando se termine la vendimia a ver que uvas va a coger. No te quejes porque tienes que trabajar los fines de semanas y piensa en la cantidad de conocidos que tenemos que darían lo que fuera por estar en tu situación.

Y el Naranjito fregando los platos. Y pensando en lo que me ha dicho mi mujer y en la razón que tiene (al final los hombres tenemos que darle la razón a las mujeres, solo cuando la tienen ¿vale?).

En fin, que se acabaron las vacaciones y todo vuelve a la normalidad. Y que la normalidad sea que los miles de parados encuentre un trabajo digno y estable. Que la vivienda sea asequible y sin abusos económicos. Que facilitemos la enseñanza para formar a nuestros jóvenes. Que sigamos teniendo una sanidad pública y gratuita. Que nuestros impuestos sirvan para algo y no para pagar a los miles de politicuchos chupópteros. Que nuestros hijos, cuando terminen sus estudios, no tengan que pirarse al extranjero a buscarse un futuro, simplemente vayan de visita, por ejemplo al andamio Eiffel de Paris (pa torre la Giralda, eso sí que es una Torre).

Esperemos que la verdadera normalidad comience  en septiembre.