sábado, 24 de agosto de 2013

A las doce en la esquina de Marta, para cambiar.



Saliendo de casa para hacer los mandaos (“hacer los mandaos”: dícese de ir a comprar lo necesario para el día. Verbigracia: el pan, una lechuga, una docena de huevos, medio de gambas arroceras, un tetrabrí de vino blanco, un melón y no te entretengas con tus amigotes), pasé por la esquina de Marta. Esta vez, los colegas que se reúnen todos los días a eso de las doce, estaban enfrascados en una curiosa conversación:

Foto hecha por un servidor

-Lo ten.. –No lo ten.. –Este es un coloca. –Este en ventanita. –El fichaje 14. -¿Pepe Mel? –Lo ten.. ¿El escudo del Granada?. -¡Bien! No lo ten..

¿Pero a qué están jugando? Pues a lo de todos los años por esta época. A coleccionar las estampitas de futbol.

 Esta tambien la he hecho yo (con el celular)


Aquí tenéis a los cuatro, después de comprar los sobres con el dinero que seguramente les habrá dado la abuela, dedicándose a algo tan antiguo como el ser humano, el trueque. Estarán hasta la hora de comer y por la tarde, con la fresquita, otra vez, a buscar otros colegas para conseguir completar el álbum.

Bueno, parece que se acabó el verano. Ya están otra vez las estampitas de futbol y esta vez no protestaré por la portada del álbum. Y no protestaré porque ha puesto por fin a un campeón del mundo como es Don Andrés Iniesta. ¿Qué no protestaré? ¡Pues claro que protestaré!. Uno del Madrid y otro del Barça. ¿Qué pasa? ¿Qué no hay más equipos? Ya les vale a estos de Panini.

Y otra cosa más, un pequeño matiz, una pequeña puntualización. A los papás de los colegas, ¿todos sois palanganas? Porque viendo la ropa de los niños me parece que sois del otro equipo de la ciudad.



domingo, 18 de agosto de 2013

El guardián de los recuerdos




Foto hecha con una cámara chiquitita



Hola, soy el Quillo, el gato de la mujer del Naranjito. 

Resulta que el hijo de mi ama anda estos días haciendo limpieza en su cuarto. Lo ha puesto todo patas arriba como cuando yo me dedico a la caza nocturna de cucarachas y otros exquisitos manjares. Por cierto, no sé por qué mi ama chica sale corriendo cuando le muestro mis trofeos ¡si se lo enseños todavía vivos! Es una pena, porque cada día hay menos bichos. Será por el cambio climático.

El macho alfa de la casa, el hijo del Naranjito, ha tirado un montón de papeles y cosas inútiles para él, pero se ha dejado esto que está debajo de mí. Un día me pareció escuchar al de La Bodeguita algo sobre los juegos de la infancia. De cómo se lo pasaban en las tardes de verano jugando a la oca, al parchís, al tres en raya, a la ruleta, a las cartas (viciosos), al ajedrez y así hasta los 55  que trae la caja.

Yo, que soy muy listo y muy inteligente, como buen felino que soy, he decido preservar y guardar esta reliquia, a ver si haciéndole la pelota al esaborío me deja dormir la siesta en su cama.

Aquí estoy de guardián, para que nadie se lleve la caja de cartón y que cuando venga el Naranjito esta tarde, después de “disfrutar” con el futbol, se lleve al menos la alegría de que soy un colega y que también defiendo lo suyo.

Seguramente a partir de hoy me dejará que me estire en su cama después de comer y me pegue una buena siestorra. La verdad es que también he aprovechado la ocasión y me he hecho la manicura con la cajita, pero es que él no me deja afilarme las uñas en ningún sitio.

Aquí tenéis la prueba de que los gatos somos fieles y fieros guardianes, al menos de lo que nos interesa. Ya os contaré como acaba la historia y si me ha premiado por mis horas de guardia.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Siesta con sorpresa



Hoy me he pegado una siesta de las buenas, de las que te levantas cansado de tanto dormir. Pero mi querida esposa me despertó “suavemente” y me dijo

-Me voy a dar una vuelta con mis amigas. Te he dejado junto a la cartera cochambrosa, vieja y llena de papeles que tienes, eso que llevas tanto tiempo deseando.

¿He dicho que me he levantado cansado? Cansado y obnubilado. Obnubilado y atontado. Bueno, atontado estoy siempre, eso no tiene solución. Así que me acerco al ordenador y me encuentro con una grata sorpresa.

 Foto hecha con mi cámara actual.

Ole mi mujer, que peaso regalo me ha hecho por portarme bien. ¡Por fin lo tengo! Después de tantos años queriéndolo al final lo he conseguido. No sé cómo lo habrá hecho ella, ni de donde habrá sacado el dinero que cuesta, pero el caso es que lo tengo. Ya no tendré que pedirlo prestado a nadie que no vaya a usarlo. Por fin podré disfrutar como los miles de personas que lo disfrutan. Ya soy uno de los elegidos, de los afortunados. Ahora me toca soñar despierto en esta nueva temporada que se avecina, que promete ser, al menos, ilusionante. Y el primer partido en casa con el Celta a las once de la noche, con la fresquita. Y después del partido viene el tercer tiempo con los colegas en la Peña Bética Heliópolis o en la Viña.

-Papá ¿te has enterado bien lo que te ha dicho mamá? Me parece que no. Que te ha comprado un Bonobus para ti solo. Para que no tengas que pedírnoslo. Es con trasbordo y te lo ha recargado con 10 euros. Así que ya sabes, cuando quieras ir al centro no tienes que pedírmelo a mí ni a mi hermana. Por cierto, queda un taco de chulo el Bonobus con el escudo del Betis ¿verdad?

Foto hecha con mi cámara  (no es reflex de momento)


Moraleja, si te jartas de dormir la siesta, cuando te levantes, espera a estar espabilado no seas que sigas soñando y veas cosas raras. 
Total, que otro año viendo a mi Betis en el bar, junto con los colegas de la peña Los Trastornaos. Pero cada vez que me monte en los autobuses urbanos voy a presumir de Bético. Y encima con trasbordo.

domingo, 11 de agosto de 2013

Ecología para torpes



Bueno, pues nada, que otra entrada sobre playitas, que para eso estamos en verano. En esta ocasión en una pequeña cala en la ciudad de Al Yazirat Tarif a tan solo quince kilómetros de África. Esa misma que estáis pensando, la de Guzmán el Bueno, la de los surfistas y donde sopla el levante que da gusto y te vuelve medio majara. Exactamente: Tarifa.

Que conste que yo no he estado recientemente por esta zona, de hecho, la última vez fue haciendo la mili. Me lleve una semana en la punta del espigón apuntando en un papel las variaciones de la marea para comprobar que el mareógrafo que habíamos instalado funcionaba correctamente y…

¡¡¡Papaaa!!!  

Vale, que no me enrollo, que esto podría ser más largo que las vacaciones de los hijos. Y hablando de hijos, resulta que el otro día mi hija y unas amigas estuvieron en esta ciudad que es la más meridional de Europa. Vamos, la que está más al sur, en la puntita del continente. Después de hacer lo que les llevó hasta allí, aprovecharon el día para disfrutar de sus playas y de su viento. Quemaita vino mi niña. Mira que se lo advertí.

-Hija, que el Sol no quema, lo que quema es el viento.

Bueno, pues nada, que mi hija me trajo de Tarifa un par de fotos. La primera:


Una playa abarrotadilla, como casi todas. Pero me parece que no tiene chiringuitos ni los necesarios servicios públicos sustentados con los impuestos nuestros de cada día. En esto se parece a la de Rompeculos, pero solo en esto.

Durante el día, sin problemas, pero cuando el Sol coge el camino hacia Huelva y la Luna se asoma por las montañas del Magreb, la cosa varía. La playa la ocupan otras tribus con otras necesidades. ¡Y vaya necesidades!

Bueno, pues nada, que los tarifeños han pintado un pequeño rótulo para intentar  educar y concienciar en materia de reciclaje, a los visitantes nocturnos.


La pintada puede ser un poquito escatológica, pero queda clara la intención.