lunes, 11 de agosto de 2014

La receta del Güaylei



  Mi mujer hace tiempo que no lo hace, asi que he rebuscado por interne una foto parecida


Como dije en la entrada anterior os comentaré algo sobre la receta del Güaylei. Puntualicemos para que no me metan un puro los irlandeses propietarios de  un brebaje parecido a base de whisky y crema de leche que, creo, su nombre empieza por BA I termina por LEYS. A ver Güaylei es lo que hace mi mujer, gracia a una receta que se ha trasmitido de amiga a amiga en la puerta del colegio mientras esperan con ¿ansia? la salida de los respectivos churumbeles. Reitero que no tiene nada que ver con ese licor espirituoso que viene en una botella marroncita. O a lo mejor sí.

El caso es que de vez en cuando  mi parienta se pone manos a la obra y nos obsequia con tan sabroso elixir. ¿En qué ocasiones? Por ejemplo: -Este sábado vamos a casa de mis primas que tienen organizada una barbacoa. Quieren que lleve Güaylei para después de comer, mientras los tíos lloráis con el Betis y reposáis la carne, si podéis, jejeje, Otro ejemplo: -Este fin de año lo celebramos en casa, vendrán algunos vecinos ¿preparo Güaylei?

Dejemosno de barbacoas y centremosno en fin de año. Fin de año, Navidad, Reyes Magos, unas fechas en las que hace años, unos cuantos, en casa no faltaban alguna que otra cestita regalo que algún que otro proveedor nos regalaba a los pocos empleados que componíamos mi anterior curro. Pelotas que eran, pero que les vamos a hacer, si ellos eran felices con las ofrendas nosotros también. Que conste, y repito que de esto hace ya muchos años, que yo trabajaba en el sector de las artes gráficas, no en mi actual empresa, ¿vale? Hoy en día de regalitos a los operarios por parte de los proveedores ná de ná, y eso que solo somos 700.

Las botellitas eran un tanto peleonas. Algunas manzanillas no valían ni para el rebujito, pero a caballo regalado… Eso sí, los de Viladecans se comportaban. Todo de calidad y muy bien presentado. Vale, me dejo de regalitos y quejas y vamos a por fin de año.

En la sobremesa, mientras los niños andaban correteando y jugando por el bloque, los mayores nos dedicábamos a tan noble y perdida tradición de “pasaba a desearte feliz año”. Aquel año en especial mi casa fue un éxito. –Que rico te ha salido el Baileys. –Güaylei, vecina, esto es Güaylei. Todo un triunfo, hasta tal punto que al día siguiente alguna que otra vecina y algún que otro vecino repitió la visita y las copitas.

Yo lo pude probar, de chiripa, y sí, efectivamente, mi mujer le había dado un puntito que ya quisieran los irlandeses.

-Pues fíjate que he usado el whisky ese malo que venía en la cesta de los catalanes. -¿Queee?-contesté yo notando como me subían los calores del chupito de Güaylei.

Amo a vé, la caja de los catalanes: piensen ustedes por un momento en un cava güeno güeno, po ese. Un ron dominicano güeno güeno, po ese. Un Rivera del Duero güeno güeno, po ese. Un Rueda blanco güeno güeno, po ese. Un whisky 15 años güeno güeno, po ese. Po ese es el que utilizó mi parienta para confeccionar el mítico y único Güaylei. 

Os podéis imaginar el éxito de aquel fin de año, irrepetible. Bueno, irrepetible porque ya me he encargado yo de darle unas pequeñas nociones sobre el aguadefuego.

Bueno y ahora toca la receta ¿no? Pues lápiz, papel y al súper.

Ingredientes:
-Una lata de leche condensada pequeña. La que utiliza mi rubia es de marca la mujer del lechero.
-Un sobrecito individual  de café descafeinado. En este caso usa la marca del nido de pajaritos.
-Un litro de batido de vainilla. Marca el que esté de oferta en la tienda.
- Whisky, marca la que no tiene el dispositivo de seguridad ese que pita cuando lo pasas por la caja.  Cantidad: lo que cabe en la lata de leche más dos dedos (en horizontal)

Elaboración:
Coges todos los ingredientes y al vaso de la túrmix, y a batir, y a esperar que esté espesito, y después al frigo y  cuando esté fresquito, a disfrutar del auténtico Güaylei.

Y como estamos en verano para la próxima  entrada la receta de las papas guisás ¿o comento sobre otras cosas?. Ya veré.


miércoles, 6 de agosto de 2014

La nevera



Joeee, la de tiempo que hace que no abro La Bodeguita. Joeeee, la caló que está haciendo hoy. Joeee, la próxima factura de la . Joeee, lo que queda para disfrutar de mis merecidísimas vacaciones (bendito 14 de Agosto). Joeee, la de gente que me dice eso de “las musas ¿las tienes en Matalascañas? Bueno, venga, a ver si poco a poco retomo lo de aporrear teclas, desentumezco los deditos y a dar la brasa. Y como estamos en verano, por lo menos en el hemisferio norte, todo un clásico: La nevera. 

Pues sí, yo tengo una nevera de playa de las de toda la vida. Azul, con su correspondiente asa blanca. Donde mi mujer es capaz de meter el contenido de medio frigorífico para pasar un diíta de playa. La logística de las amas de casas es algo digno de estudio de las mejores International business schol. Pero hoy quiero comentar sobre mi “otra” nevera. Esta

Un poquillo chunga la foto, es que todavía no tengo ...

Chula ¿a que sí? Moderna, practica, el tamaño justo para tres o cuatro botellines  un par de latitas de refrescos, una botellita de agua, unas latitas de aceitunas manzanilla sin huesos y hielo, mucho hielo. ¿Cuánto me costó? Nada. ¿Quién la consiguió? Mi parienta (con mi inestimable colaboración). ¿Cuándo? Cuando éramos una alegre pareja de pipiolos que deseábamos que yo terminara mi jornada laboral para irnos a pelar la pava. Como esto último lo lea mi mujer, lo de pelar la pava, me corta el … interné. ¿Cómo? Ofú ¡que jartura de batidos!

Como veis en el lateral de la neverita se trata de una promoción que sacó hace una jartá de años una empresa de yogures. Por cierto, de pasada comentaré que esta empresa estaba situada justo al laito de donde tengo la suerte de trabajar hoy en día. Y digo estaba porque hace unos meses cerró la fábrica y se llevó toda la producción vete tú a saber dónde. Ná, que un montón de parados más, pero  el final de la crisis ya está aquí. ¡Un mojón pa quien lo diga! Perdón, es que hay cosas que me enervan y esta historia no va de mosqueos.

Al meollo de la cuestión. Había que conseguir una cantidad interminable de puntos que venían impresos en el interior del taponcito. Repito: una cantidad interminable. Y no se me ocurre otra cosa que decirle a mi novia que los de fresas están mu güenos. La de tontería que hacemos por las novias (“Que no cariño, que yo todo la hacía y lo hago con mucho agrado y sin peloteo, cierro comillas y paréntesis.

¿A qué hora se puede tomar un yogú líquido? Pues muy fácil, a la hora del desayuno, del piquislabis, de la paella dominguera o el cocido sabatino; a la hora que tus colegas se están tomando un cafelito con una bizcotela, a la hora del picadillo veraniego o a la hora de la tapita de lubina empaná. Y que no se te olvide llevarte uno que seguro que a tu madre le encanta.

Pues sí, una cantidad interminable y a todas horas. Pero mi rubia lo consiguió. Y he amortizado los litros y litros del brebaje “una cantidad interminable” de veces. ¿Qué nos vamos a la playa? La nevera azul y la del daná. Que vamos a la piscina, la del daná na más. ¿Qué vamos a celebrar la noche de San Juan en el vecino parque Miraflores? ¡Enseguía! Al parque no me la llevo, que hay un chiringuito donde ponen cervecita fresquita. Que no, al parque no.

Lo que son las cosas, los que la han utilizado más veces han sido nuestros hijos. De hecho mi Princesa se pira esta tarde-noche-muytarde a disfrutar del fresquito nocturno a la orillita del Guadalquivir. Y no lleva nada de alcohol, doy fe de ello después de una paternal visual al interior. Lo de mirar el interior no es por inmiscuirme en sus cosas, pero ya que he tenido que ir al supermercado a comprarle hielo, patatas fritas, etc. etc. y etc., aprovecho la ocasión para curiosear. 

Mereció la pena la pechá de brebaje color rosa que me tomé hace unos cuantos años, hice feliz a mi entonces novia y hoy sufrida esposa, ahora mis hijos siguen utilizando la “neverita”, pero si alguna vez tenéis la oportunidad de invitarme a algo, por favor un yogú liquido de fresas ¡ni se os ocurra! 

¿Que pasa? ¿Que yo soy el único que hace estas cosas? !Enga ya!

 Bueno, ya estoy aquí de nuevo y para la próxima entrada os comentaré la receta del Güaylei.