La historia empezó con dos o tres ramitas. En el pequeño voladizo que unía su terraza con la de la vecina, una collera de palomas comenzaron a construir su nido. Para su mujer y su hija era toda una aventura. Disfrutar en vivo del milagro de la vida, ver como la naturaleza reventaba en primavera desde los arrullos amatorios iniciales, pasando por la incubación de los huevos, para terminar en la eclosión de los mismos de donde salieron dos polluelos. Vieron como los padres se turnaban para alimentarlos y más tarde enseñarles a valerse por sí solos y echar a volar en busca de otro voladizo o terraza donde comenzar con su nido propio. Incluso les alimentaban a escondida con abejarrones (o como se diga) que compraban en la semillería del barrio. Pero aquí comenzó el problema.
Esta pareja, una vez liberada de la carga familiar, comenzó con la crianza de otros nuevos retoños. Y a la pareja pionera se les unió otra pareja más, y otra, y otra. Así hasta cuatro niditos poblaron el voladizo estratégicamente protegido. Pero el problema pasó de castaño a marrón oscuro. Y tela de marrón, marrón tirando a caca, caca de paloma. ¿Saben ustedes, mis sufridos y abandonados seguidores, como hacen estos bichos sus hogares?. Es bien fácil: dos o tres ramitas, a lo sumo, y el resto con excrementos que depositan los progenitores y sus descendientes. Al cabo de las semanas el volumen y el peso de la mierda, con perdón, es tal que parece un estercolero preparado para el compost con el que hacer abono para las plantas. Pero claro, ahí no queda la cosa. Estos animalitos asilvestrados tienen otro problema añadido. El noventa por ciento están enfermos, tienen parásitos y unas cuantas enfermedades. Las ratas del aire les llaman.
Comenzó la cruzada contra los pichones. La primera fase se completó con éxito. Se trataba de convencer a la parte femenina del hogar (su mujer y su hija) de lo pernicioso de los okupas aéreos. Pero la segunda, y más importante, fue lo complicado. Bolsas de plásticos, nada; molinillos de papel, nada; cedés viejos que ya no se escuchaban ni en el coche, nada. Así un montón de remedios, más o menos caseros, que iba recabando por todos lados. Pero no había manera. Otros de los problemas era la altura. A pesar de vivir hacía años a ocho plantas del suelo seguía teniendo miedo a la altitud, que no vértigo, eso no.
Pero allí estaba su hijo, su coleguilla y, al mismo tiempo su asesor en muchos temas. Papá, no te preocupes, le preguntaré a mis compañeros de la vecina facultad de biología algún remedio. Vale hijo, si no dá resultado aplicaremos el plan B. ¿El plan B?. Si, tráete de la facultad uno de los cacharros electrónicos esos con que tú practicas y le damos un buen lingotazo de voltios, watios, amperios o lo que sea.
A los pocos días había un par de macetas con plantas verdes y preciosas, colgando de la barandilla de la terraza. Mira papá, igual que la albahaca ahuyenta a los mosquitos, me ha dicho una amiga que esto acabará con el problema que tienes con las palomas. Mano de santo, oiga. A los pocos días empezaron a desaparecer. Según iban picoteando de las plantas y sus pequeñitas flores, no volvían. Algunas incluso se les veían caer en picado como avión derribado por el Barón Rojo. La pobres viejecitas que se sentaba en los pocos bancos de la calle para alimentarlas, se quejaban de las pocas que estaban quedando, me refiero a las palomas no a las viejecitas. Lo de limpiar las deposiciones ya se encargarían cuando pintaran el bloque, que ya tocaba.
Un domingo, su compadre y la esposa de este (amiga de su mujer, por lo que no haré ningún comentario al respecto) pasaron una deliciosa velada y a la hora del cigarrito salieron a la terraza. ¡Ostia compadre que sabes que soy subinspector de la brigada de estupefacientes!. ¿Y a qué viene eso ahora?. ¿Qué a que viene? ¿Tú sabes que plantas son estas que tan bien cuidadas tienes? ¿O es que estas recordando tu época hippie? Po no te das cuentas que esto son plantas de cannabis sativa? ¡no me jo…! ¿De maría?, pues las ha traído tu ahijado. Con mi ahijado hablaré luego, so pedazo de ma…..
Quitaron las plantas pero al poco tiempo volvieron a salir unos pequeños brotes. Él decidió dejarlas que crecieran, en prevención del posible regreso de las ratas voladoras pero su santa y sufridora esposa se encargaba de quitar los nuevos brotes. ¿Sabéis por qué?
¡Porque los gatos se purgan el estómago mordisqueando plantitas verdes!
¡¡ Llevátelo a papel !!
Ja ja ja..¡las cosas que te pasan, mi querido naranjito! Lo leía y no me lo podía creer: "colocando" a las palomas...ja ja
ResponderEliminarBromas aparte, me encanta el tono con que nos narras estas desventuras tuyas. Y tengo que decirte, ya seria, que sí que son un verdadero problema las palomas. Creo que sin tener que drogarlas debe haber alúnmétodo eficaz porque en las ciudades se estan volviendo plagas.
Suerte con las tuyas y cuidadito con las platitas.
Besotes.
Amigo Naranjito, pues debe de ser todo un SHOW ver unas cuantas palomas y a algunos gatos bien "colocaos" de yerba.El escándalo iba a ser de fabula.Que arte tienes, un abrazo.
ResponderEliminarJajajajajaaaaaa Naranjito, me has hecho llorar de la risa, y bien que la necesitaba :))
ResponderEliminar¡Qué arte para contar! Te lo he dicho varias veces, lo sé, pero es que me resulta simpatiquísimo, no te das una idea de lo que disfruto leyéndolas.
Esperaré la próxima... ¡Que no tarde demasiado!
Besos.
Querida Susana, ya sabes, dile a los regidores de tu fantastica ciudad, que en los parterres de las avenidas planten un buen manojo de cannabis sativa
ResponderEliminarUn abrazo.
Estimada Liliana, para mi es un placer tus comentarios y al mismo tiempo un aliciente para seguir contando batallitas y pasarmelo bien. Puedo prometer y prometo que la próxima no será tan tarde.
ResponderEliminarUn besote para tí.
Amigo Trianatrinidad, aparte de las palomas (creo que el gato no necesita probar la yerbita pues ya está bastante corgao) estos dias de "campaña electoral" tenemos muchos colocados pululando por nuestras calles y barrios.
ResponderEliminarUn estrechón de manos.
jajaja me parto.. deberias dedicarte a escribir.. buen finde.
ResponderEliminarNARANJITO:
ResponderEliminarPerfecto ejemplo de que es peor el remedio que la enfermedad...
Estoy contigo: odio a las palomas. Mucha simbología de la paz y todo eso pero son asquerosas, estúpidas, nocivas y peores que las ratas.
Y las que odio particularmente son las de los palomistas. ¡Ojalá se mueran todas, empezando por las más caras...!
(¡Que me perdonen los amantes de todos los animales...!)
Con lo bonitos que son las golondrinas, los gorriones, los jilgueros, las abubillas, las cigüeñas, las águilas, los ruiseñores, los colibríes...
Y en cambio, las putas palomas, que no hay manera de que se mueran todas...
Grácias Maria Eugenia, solo inento expresar con palabras las "cosillas" cotidianas que, por otro lado son las importantes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ostras D. Dyhego, que maía les tienes a estos bicho. !Arriba el Cernícalo Primilla!
ResponderEliminarUn estrechón de manos.
NARANJITO Y TU GATITO? ESE QUE TE SACABA DE LA CAMA, NO ES QUE ELLOS CAZAN PALOMAS?
ResponderEliminarPARA MI QUE TU TIENES UN INVERNADERO ESCONDIDO JAJAJA, NO TE CAIGAS DEL BALCON, SALUDOS AMIGO MIO
El gato estaría bueno…
ResponderEliminarPues me has dado una gran idea. Yo me traje semillas de mi viaje a Amsterdam, no por nada, es que ir allí y no comprar eso a modo de souvenir es como si no hubieras ido. También trajimos tulipanes que de hecho florecieron, al contrario que la maria, pero eso fue porque no le puse empeño. Ahora me has dado una motivación. Odio a las palomas con toda mi alma, desde luego que son ratas, y este barrio nuestro está plagado de ellas.
A ver como me resulta…
Kiss
Querida Gata, guarda tus "semillas" para una buena ocasión que las ratas voladoras del barrio están desapareciendo poco a poco. !Viva la Operación Cernícalo!
ResponderEliminarUn kisi for yu.
Grácias Abuela, Al balcón me asomo lo imprescindible. Por cierto, el "gatito" caza ahora cucarachas. Que asqueroso que es.
ResponderEliminarUn saludo.