domingo, 29 de marzo de 2020

Daños colaterales del confinamiento




Me parezco a James Stewart en La ventana indiscreta, la película de Hitchcock. Pero sin la pierna escayolá, sin prismáticos y, como no podía ser de otra manera, sin la réflex.

No es que sea cotilla, que un puntito de cotilla tengo, es que añoro poder pisar nuevamente las calles de Sevilla abarrotada de gente y poder protestar a gusto de lo que sea. Que él caso es protestar. La verdad sea dicha, lo que añoro es la cervecita después del ángelus como mandan los cánones. Y si es con su correspondiente pisquilabis, mejor.  

No alcahueteo a los vecinos porque son mu tristes, mu sosos y tela de aburrios. Y una mijilla mayores. Lo que si me gusta es salir a escuchar a los pájaros, aunque ahora no sé distinguir entre un gorrión, un jilguero, un mirlo, una golondrina, una abubilla o un cernícalo primilla, cosa que antes si sabía, pa eso tuve la suerte de nacer en un pueblo en las estribaciones de Sierra Morena. Pero, como buen urbanita, he aprendido a distinguir los chillidos de las cotorras argentinas o cotorras Kramer, no sé,  no les veo bien el color del pico y, sobre todo, el zureo de las palomas. Pero, ¿qué ocurre ahora?

Lo que ocurre es bien sencillo. Que nuestra Madre Naturaleza, en su infinita sabiduría, le da la razón a mi tocayo Darwin. De las cotorras no sé nada. Tengo dos versiones. Una, que están confinadas en sus abigarrados nidos hasta que esto pase o, como buena especie invasora, se han pirado a otros lugares a par por saco y echar de su hábitat a las especies autóctonas.

Ahora de las palomas (por cierto, para los sabiondos, Columba livia), sé un poquito. No me gustan estos bichos, los que están por nuestras calles, plazas, barreduelas y demás elementos urbanos. Está demostrado que son ratas con alas, llenas de infecciones. Otra cosa son las silvestres que anda/vuelan por los campos alejados de las ciudades. Esas son las normales, ahora las de las metrópolis, ¡ofú!

Un buen amigo que entiende de esto como yo, bueno, entiende, no como yo que soy cortito en algunos temas, me dijo hace tiempo que en el momento de que les falte la comida, se piran a otro sitio.

Resulta, aquí viene lo de Darwin, que estos bichos se han acostumbrado al hombre. Se han acostumbrado a vivir a costa del ser humano. Se han acostumbrado a esperar el sustento diario en forma de migas de pan de bollo, de viena, de molde, de mollete, incluso del pan integral. Se han acostumbrado a no buscarse la vida y dedicarse a procrear cada dos por tres.  Y con las infecciones a cuesta.

Pero bueno, ha llegado el confinamiento humano. Ha llegado que nos quedemos en casita. Ha llegado el momento de la desaparición de las personas. Tranquilos, que es momentáneo, un par de meses má o meno.  Y las Columba livia no saben cómo buscarse el condumio, no saben como conseguir por su cuenta el pan suyo de cada día y no han tenido, creo, más remedio que pirarse a otros lugares. Están empezando a desaparecer como si fueran prófugos de la justicia darwiniana y la selección natural por fin,  sigue su curso.

En mi calle, sosa, triste y aburria, había una colonia de los columbos de, aproximadamente, veinte o cuarenta ejemplares. Y ahora



No quejaros, no tengo todavía un teleobjetivo como el de la peli antes mencionadas, pero si no ampliáis la foto  yo la describo:

Diez palomas, la vecina del cuarto más aburrida que yo, fumándose un cigarrito, echándole el pan que le ha sobrado del gazpacho y la tienda del chino cerrada.

Información contrastada y confirmada para animalistas:

   -  No se ven cadáveres de palomas por la calle.
    - Se han ido a otros hábitats a ver si la cosa les va mejor, que lo dudo 
 -Como las oscuras golondrinas que volverán a tu balcón para colgar sus nidos, las palomas vendrán    de nuevo para manchar tu coche claro con excrementos marrones y si es oscuro con mierdas albinas.    
 -Por fin los gorriones tienen el sitio que les corresponde y nos librarán de mosquitos el próximo   verano.

¿Los gorriones comen mosquitos? ¿No? Bueno, ahí está la evolución natural esperando.



¡¡ Llevátelo a papel !!

16 comentarios:

  1. No se me había ocurrido qué pasaría con las palomas. Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te preocupes, volverán. Además tengo el coche limpito limpito y es el mejor reclamo.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. ¡Pobres palomas! Conste que los pobres bichos a los que algunos llaman ratas de ciudad son así porque los humanos las hacemos ser así, cuando las veas cojas, sin sus dedos es porque se los han quemado un cigarro mal apagado o un triste hilo a estrangulado sus extremidades, en fin ojalá que con este confinamiento forzado todos aprendamos un poco, buena falta nos hace.

    Abrazote utópico.-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Según un estudio de una universidad francesa, el motivo de las mutilaciones es la cantidad de pelo humano que hay por las calle. Se le enreda en los dedos y de ahí vienen las mutilaciones. En serio, no es broma. De todas formas es otra prueba de lo dañino que somos los seres humanos, incluso sin querer, las hacemos así.
      Un abrazo y no te preocupes que regresaran.

      Eliminar
  3. Volverán las oscuras golondrinas
    en tu balcón sus nidos a colgar,
    y, otra vez, con el ala a sus cristales
    jugando llamarán;
    pero aquéllas que el vuelo refrenaban
    tu hermosura y mi dicha al contemplar,
    aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
    ésas... ¡no volverán!

    Ni los baretos, restaurantes y sitios de alterne serán los mismos. Ni siquiera nos miraremos a los ojos por temor a las recidivas.
    Solo tú podrás fotografiar con tu réFlex, los rincones más bonitos de Sevilla.
    Hoy no estoy muy "católica". En Madrid están llamando a enfermeras jubiladas para que vuelvan a incorporarse y si están jubiladas están en situación de riesgo.
    Ir al súper es una tragedia, ir a una farmacia blindada, te juegas el bigote porque hay psicosis y gente tosiendo a raudales.
    Las palomas del latín (columba-ae), no sé si volverán, pero nosotros seremos distintos.
    UN ABRAZO CHARLES.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. 2020 se supones que es año Bécquer y va a ser recordado con el año del Covid19. Lo que he notado las pocas veces que he salido es prisas. Hay excepciones, la típica gente que se ha enterado del problema pero que pasa olimpicamente.
      Pero bueno, volveremos como las golondrinas.
      Abrazos y cuidate.

      Eliminar
  4. Jaaaaaa La Ventana Indiscreta, más de uno ando distraido mirando por la suya estos días. Se ve y se oye una varieda increible...las palomas del barrio, no faltará quien se anime hacer un arroz con ellas , pobrecillas.

    Paciencia, Naranjito, ya nos aqueda un día menos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entre la ventana, el neflis y el móvil, no veas lo entretenido que estamos.
      Tu lo has dicho, un día menos ¿cuantos quedan?
      Abrazos.

      Eliminar
  5. Y qué tengo que decirte yo, que cual Bart Simpson en confinamiento tengo un telescopio... pero lo apunto pa´rriba, eh

    Abrazos, Naranja!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya ya, a la vecina del quinto ¿no?
      Un abrazo y a resistir.

      Eliminar
  6. Me sonrío porque yo ha habido algunos días que también he recordado la peli de James Steward, con la luz solar ya no recuerda tanto a la peli mencionada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mientras sea la péli de la ventana vale. Lo malo es que alguien se acuerde del vídeo clip de Michael Jackson, él de los bichos.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Yo creo que todos.. cada uno en su medida, nos hemos convertido en la Vieja del Visillo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, pero es que mi calle es muy aburrida con y sin cuarentena.
      Saludos

      Eliminar
  8. Tampoco a mí me hacen mucha gracias las palomas...
    Salu2 encerra2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo las prefiero en el campo, creo que es su habitat.
      Abrazos.

      Eliminar