lunes, 21 de junio de 2010
El guardagujas
Vivía lejos del pueblo, como a un kilometro de distancia, en la mina donde trabajaba mi padre. Diariamente recorría el camino que me llevaba a la Escuela donde empecé a aprender los poquitos conocimientos que tengo hoy. Diariamente recorría el trayecto entre encinas y alcornoques, tardaba una eternidad sobre todo a la vuelta, disfrutando de todo lo que veía y embobándome con todo lo que tenía a mi alrededor.
Tenía que cruzar las vías del tren que unían mi pueblo con Sevilla. El camino cruzaba por un paso a nivel retirado unos metros de la estación. Allí estaba mi pesadilla. El guardagujas.
Siempre me estaba esperando, me tiraba piedras, me perseguía con un palo. Así todos los días, por la mañana y por la tarde. Me daba miedo pasar por las vías, Siempre, siempre estaba allí. Había días que salía corriendo detrás mía y yo, no sé como lo hacía, siempre me escapaba. Hasta que no me alejaba de la zona no dejaba de incordiarme y decirme improperios.
Hablaba con mi padre y le decía “papa que ese tío siempre me está esperando, que me tira piedras, que me persigue con un palo.”
No te preocupes hijo que yo lo voy a coger y se va enterar el tipo ese quien soy yo, que a mi hijo nadie le hace nada. Mañana voy a la estación y hablo con él.
Al día siguiente más de lo mismo Niño como te cojas te vas a enterar, como te pille veras.
Lo dicho antes, era mi pesadilla, el puñetero guardagujas de la estación del tren.
Pasado los años, bastantes, un día jugando mi padre con mi hijo que tenía pocos años me recordó al puñetero guardagujas.
Te acuerdas cuando eras chico y cruzabas solo las vías en el pueblo.
Papá me acuerdo de viejo que me perseguía todos los días y que me esperaba, no había forma de cogerles las vueltas. Por cierto, alguna vez hablaste con él.
Todos los dias, era mi amigo.
¿Qué?
Qué era mi amigo. Tú, igual que ahora, te entretenías con cualquier cosa, todo te llamaba la atención, siempre estabas pendiente de los pájaros, de los lagartos, de las musarañas, de todo. Tu madre, hasta que no te veía aparecer por lo alto de la loma no se quedaba tranquila. Nuestro miedo era el tren y este hombre estaba pendiente de que tú cruzaras rápido y siguieras tu camino. Cuando nos veíamos me contaba cómo te habías comportado y nos reíamos juntos, con tu reacción al verlo aparecer y salir corriendo. Era tu paso a nivel, tu guardagujas.
Tuvieron que pasar muchos años para darme cuenta. Llegué a pensar que mi padre le daba miedo hablar con aquel tío, y resulta que aquel tipo, era un buen amigo de mi padre que cuidaba de mí sin que yo me diera cuenta. Mi padre me enseño muchas cosas y tuve la suerte de aprender de él sin que me diera cuenta. Hoy le doy las gracias a ese señor que nunca conocí, pero que era algo parecido a los que algunos llamáis Ángel de la Guarda. ¡¡ Llevátelo a papel !!
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illo Naranjito, tu "ángel de la guarda" era un poquito cabrón, ¿no?
ResponderEliminarLa verdad es que el miedo que entonces tenáimos a ciertas personas: guindis, serenos, vecinos, amigos de nuestros padres, etc nos protegieron de muchos desaguisados.
Un abrazo
Una historia muy bonita. Yo me acuerdo de un vecino gruñón que nos quitaba el balón y le pusimos de mote "el Tejeringo" porque tenía pinta de militar de ese estilo.
ResponderEliminarAhora le entiendo perfectamente.
Mi madre le daba a una vecina pan con chorizo y hacía cómo que se lo comía élla,mi hermano se ponía delante y se lo íba dando. El se enteró cuando fué mayor que no se comía la merienda de Urbana, síno la suya propia. Los Ángeles de ahora ¿de qué van disfrazados?. Saludos y gracias por integrarte a mi blog
ResponderEliminarNARANJITO:
ResponderEliminarJoder, me he quedado sin palabras con esa anécdota, joder.
Salu2.
La inocencia
ResponderEliminarEs la inocencia un barco de papel?
Es acaso el murmullo de una fuente saltarina?
Es tal vez el juego eterno de la brisa con las nubes del verano?
La inocencia es creer en distancias misteriosas
O aceptar que es un guiño el titilar de una estrella enamorada?
Es la inocencia un sueño inacabable,
En donde todo es paz y armonía?
Cuando se acaba la inocencia?
Tal vez cuando no se eleva la cometa?
Tal vez cuando muere un ave entristecida
O cuando acaba la ilusión y nos abandona la esperanza?
Tu que ya estas viejo y me miras jugueteando con muñecas parlanchinas
Por que las muñecas hablan un idioma que solo la inocencia puede comprender...
¿Que piensas? Pensaras acaso que tu también fuiste inocente
Allá cuando los sueño jugueteaban con el tiempo?
Que sigue después de la inocencia?
Sera una realidad que atemoriza?
sera un brusco despertar del pensamiento?
sera algo así como la fuga de un amanecer esplendoroso
Cuando ya se alejan para siempre los ensueños y el osito es tan solo un simple muñeco solitario
Tendrás sabiduría para decirme con tu voz cansada por que se marchita la inocencia?
Rafael A. Diaz Murillo
Que bonita es la inocencia de un niño Naranjito
Preciosa historia la que nos cuenta hoy. Todos de pequeños hemos tenido ese angel de la guarda que velaba por nosotros para que no nos pasara nada, en mi caso fueron mis propios hermanos que tras una enfermedad que padecí ellos fueron los que me vigilaban y cuidaban sin yo darme cuenta de ello.
ResponderEliminarSaludos
No cogé ventaja: Los angeles de la guarda deben ser un poquito cabroncetes, si no serían diablos.
ResponderEliminarDama: quién no ha tenido un vecino robabalones
Tortuga: a mis hijos (22 y 19 años)les sigue gustando el puchero de mi suegra. je je je.
D. Dyhego: grácias estoy aprendiendo de ustedes.
Paco: grácias por la poésia. Bonitas palabras
Sevillana: Ya quisieramos de mayores seguir teniendo esa suerte.
Me ha gustado la anécdota. Enhorabuena.
ResponderEliminarOlé por tu padre. Así deberíamos ser todos los padres, discretos y protectores, para que el niño madure solo, pero con el padre guardándole las espaldas.
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