Salíamos del colegio correteando, deseosos de llegar a casa para disfrutar de la merienda, la mayoría de las veces pan con chocolate. Chocolate del bueno, el de las onzas envueltas en papel de orillo.
En un pueblo todas las cosas están cerca, el colegio, la iglesia, el ayuntamiento, la plaza de abasto, tu casa, hasta el campo está cerca. Pero los críos disfrutábamos de esta cercanía, dando rodeos para seguir con nuestros juegos y aventuras.
De camino a casa cogíamos por el callejón de atrás de nuestra calle. Un callejón a donde daban las puertas traseras de los hogares, por donde, no hacía mucho, entraban los animales de labranza para acceder al corral donde estaban las cuadras. En uno de estos corrales tenía un vecino un pequeño gallinero compuesto por una docena de gallinas y un espectacular gallo. Este último era nuestro objetivo diario. Gallo grande, de corral como dicen ahora, con una cresta inmensa, las plumas de la cola negras cono las noches de aquellos inviernos y el resto de plumas con todas las tonalidades de naranja, rojo y azules. Las patas nos parecían del mismo grosor que nuestros tobillos y los espolones eran como las navajas que nuestros abuelos usaban para cortar el pan y el tocino.
El juego era muy fácil. Nos acercábamos lentamente, disimulando, hasta la puerta, siempre abierta, del corral de nuestro vecino. Las gallinas solían salir al callejón a seguir picoteando por el empedrado. A pocos pasos aminorábamos la marcha y casi nos parábamos. En ese momento uno de nosotros empezaba a gritar y vocear y los demás esperábamos la salida de nuestro amigo. El gallo salía como un toro del chiquero, defendiendo su plumífero harén y nos perseguía con las alas abiertas y dando brincos intentando alcanzarnos con sus inmensos espolones. Corríamos más que él y, casi nunca conseguía su objetivo.
En una ocasión nos visitaron mis tíos que vivían en Madrid acompañados de mi primo. Para mí era una ilusión disfrutar de unos días con mi primo y escuchar embobado las cosas que me contaba de la capital de España.
Aquí no hay coches. En Madrid un montón. En Madrid se viaja en metro, por debajo de las calles. En Madrid las calles son muy anchas. En Madrid hay muchos autobuses. En Madrid las plazas son muy grandes y tenemos la Puerta del Sol. En Madrid tenemos el mejor equipo de futbol de Europa. En mi colegio en Madrid tenemos un uniforme con jersey gris y pantalones cortos hasta las rodillas. En Madrid……
Al principio de daba envidia. Me hacía ilusión imaginarme la capital del reino que solo veía por la tele. Así durante dos o tres días, hasta que empezó a cansarme, no sus historias, sino la forma y la reiteración de que en Madrid……. Ya estaba harto de tanto Madrid y de que aquí….
El día que se marchaban, mis tíos lo dejaron que se viniera a jugar por el pueblo con mis amigos. Después del juego regresamos los dos solos a casa y, mira tú por donde, no se me ocurre otra cosa que tirar por el callejón de atrás. El seguía presumiendo con sus historias y llegado a un punto concreto de la estrecha calle, me paré y, a voz en grito le dije:
PRIMO, ¿TU SABES CORRER?
¿Por qué?
Al final de la calle me volví y vi a mi pobre primo con el miedo en la cara, intentando separarse de los espolones y los picotazos de un gallo, que como digo era casi del mismo tamaño que nosotros y que por fin había conseguido una presa fácil. Como pudo se escapó de su atacante y corrió sollozando hacia donde yo lo esperaba aguantándome la risa.
En casa, mientras mi madre y mi tía le curaban las heridas, yo con cara de inocente le pregunté.
Primo ¿en Madrid no tenéis gallos por la calles?
"po va a se que no"... Yo me las vi con las vacas, y menos mal que eran de las que no tenian cuernos.... ja ja ja.
ResponderEliminarBesos naranjito, muchos besos, que me ha hecho usted volver a recoger la leche con un cuartillo.
Cada día te superas un poco más, me he divertido imaginando a tu pobre primo, inexperto en vuestras correrías.Con la de cosas que se aprende en los pueblos. Supongo que sigues mejor ¿no?. Saludos.
ResponderEliminarQuerido Naranjito, despedir el domingo con una sonrisa es lo mejor que puede pasar para conciliar el sueño.
ResponderEliminarEso del gallo fue un buen punto pero como madrilaña de pura cepa, osea "gata" te diré que en Madrid tenemos muchos gallos, mejor dicho muchos "gallitos" por desgracia. Pero son de otro tamaño y apariencia.
Besitos.
Naranjito OLE TU,muy bueno lo del gallo.Pobre chaval, tener un primo tan mamoncete...Un abrazo
ResponderEliminarAaay, que malo es el centralismo… Madrid, Madrid, con el tiempo te das cuenta que casi ningún sitio es más que otro, la cosa está en las gentes..
ResponderEliminarPero bueno, lo escarmentaste, ejejeje
Kisses
Bien se lo merecía tu primo por andar pavonéandose con Madrid, jajajajajaja
ResponderEliminarMe hiciste acordar a un gallo que teníamos en nuestro gallinero (y en Buenos Aires, Capital de Argentina, qué va, que mis padres eran de un pequeño pueblo), y te decía que el gallo tan parecido al que has descrito que no sé si fue encarnación de aquel, se llamaba "Perla" de cómo brillaba. Y era malísimo, había que andar cuidándose de él...
Besos, Carlos, me encantó tu historia.
P.S.: Como he visto que te apuntaste en la Hostería de Cristófano Buttarelli, te aviso que acaba de abrir nuevamente sus puertas con un capítulo de esta servidora. Te divertirás seguro :)
Estupenda lección para un gallito de capital... seguro que se le pasarían las ganas de seguir presumiendo. Gracias por tu historia... te cedo mi trono :-)
ResponderEliminar¡¡Me encantan estas historias!! La historia en sí y como la cuentas. De verdad, me parecen geniales.
ResponderEliminarY ese pan con tocino cortado a navaja sobre el mismo pan, ay, ay, ay...que yo me lo sigo comiendo así.
Un fuerte abrazo.
Ya lo dice el refrán, mi Señor,... dime de que presumes, y te diré de que careces,...
ResponderEliminarGestos "apartacorré" variados.
Madre mia¡!Naranjito la primera vez que entro y ya me has hecho reir dos veces,con la entrada anterior y esta,tu primo tiene tela pero tu pregunta jajajajjaja muy buena...¿en Madrid no teneis gallos por la calle?,hay madre que bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
NARANJITO:
ResponderEliminar¡Le estuvo muy bien empleado! ¡Ni soporto a los que se pasan el día hablando de las "bondades" de su ciudad, etc; ni a los que van pregonando su oficio o el de sus amistades!
Salu2 pueblerinos.
Que tierno y que inocente el relato. Ay que me ha encantado y lo he vivido paso a paso con tus amigos y contigo corriendo delante del gallo.
ResponderEliminarQue cierto es lo que dices de que en los pueblos todo está cerca, hasta el campo...bueno ahora solo será en algunos, pero antes era en todos.
Pobre primo tuyo, lo perdió su pedantería.
Un abrazo
Hola amigo Naranjito, la verdad que no solo los de Madrid, algunos de nuestra ciudad, solo han visto una vaca en la etiqueta de la caja de quesitos.Saludos y abrazos.
ResponderEliminar¡FELICIDADES! hoy, es tu cumpleaños ¿no?
ResponderEliminar......"y que cumplas muchos más". Saludos.
NARANJITO QUE TU TAMBIÉN ERAS TERRIBLE, IMAGINA EL POBRE NIÑO LAS NOCHES QUE HABRÁ SOÑADO CON EL GALLO ATACÁNDOLO, Y SEGURO QUE SUS AMIGUITOS LE DECÍAN MENTIROSO. ME HA GUSTADO LA HISTORIA, TE ABRAZO QUERIDO AMIGO
ResponderEliminarCon lo chulito que debía ser tu primo, imaginalo presumiendo de azañas en el Pueblo, por lo menos contaría que corrió delante de un miura!
ResponderEliminarEl tiempo pasa inexorable, mi Señor,... inevitablemente nos hacemos mayores, lo que perdemos en juventud, puede que lo ganemos en sabiduría y experiencia,... eso creo,... o no.
ResponderEliminarFeliz cumpleaños, mi Señor.
Maile y ¿que me dices de recoger los huevos de las gallinas directemente del gallinero? Que sabor tenían.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tortuga, estoy hecho un alcornoque renovando su corteza de corcho. Muchas grácias.
Otro abrazo arbóleo para tí.
Grácias Susana, hay que bajarle los humos a muchos gallitos, pero a mi primo lo quiero un monton. Espero que no me guarde rencor por la broma hoy en día "conduce" unos aparatos muy grandes que vuelan sobre nuestras cabezas. ;)
Saludos.
Paco, mamoncete era cuando chiquitito, ahora simplemente soy ma....n
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Gatilla, tu lo has dicho lo bueno del asunto está en la gente.
Un beso en español.
Querida Liliana, buen nombre para UN gallo, EL Perla. jeje.
La Hostería dices?, por supuesto que sé que está abierta y a ella dirigiré mis pasos a diario.
Un abrazo.
Grácias Princesa por lo del ¿trono?. Que malo es presumir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Juanma, es que el tocino comido de esta forma es como sabe a tocino.
Un saludote.
Grácias mi Señor D. Rodrigo, humildad, sobre todo humildad con honor.
A sus órdenes
Grácias Mary por tu visita y por tu comentario. Aquí tienes a este tu servidor, para lo que necesites.
ResponderEliminarBeso tu mano, estimada Dama.
Grácias D. Dyhego, ya somo dos.
Un abrazo.
Grácias "gitanilla" Verdial, ahora los pueblos tienen cerca hasta el "políngono industriá"
Otro abrazo pa tí
Trianatrinidad: que dicen por aquí que las naranjas y las lechugas salen del carrefú.
ResponderEliminarUn saludo.
Grácias Tortuga y que tú veas un monton de cumpleaños más.
Abuela, no había pensado en los traumas infantiles, jejej. ¿o a lo mejor si lo pensé?
Un abrazo.
Grácias Mujer Prevenida y enhorabuena por conseguir hacerme un comentario ;). ¿te imaginas lo que fardaría mi primo en la capital de reino enseñando las cicatrices?.
ResponderEliminarUn saludo.
Grácias D. Rodrigo por sus parabienes. Abriré una botella de añejo vino y brindaré por su salud y la de todos sus compañeros de Tercio.
Como siempre a sus órdenes
Siempre hay algún gallito de corral suelto.
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