¿He contado que tuve el tifus? ¡Ah! sí, ya me acuerdo lo conté en su momento. Bueno, pues después de que aquellas inyecciones obraran el milagro, mi médico me recomendó que me hiciera el análisis de sangre en otro lugar para cotejar los resultados. Yo, que por aquella época era más chulo que un ocho, no se me ocurrió otra cosa que presentarme en una clínica privada. No le haré publicidad, pero solo os diré que está en la avenida Manuel Siurot y es donde operan a los toreros de las heridas causadas por los astados. Ya sabéis a la clínica que me refiero ¿verdad? Pues nada, que entro en la sala de extracciones y mi primer pensamiento fue: ¡esto es una cámara oculta para un programa de televisión! ¡Esto no puede ser verdad!
Pero allí estaban ellas, una rubia y una morena, igualitas que las que aparecen en las páginas centrales de las revistas especializadas en entretener al género masculino. Esto último lo sé porque me lo han comentado ¿vale?
Una rubia y una morena, con su correspondiente uniforme de enfermera. Por cierto, los encargados de vestuario del hospital se debieron equivocar porque les dieron tres tallas menos, a lo ancho y a lo largo, Bueno mejor a lo corto, “solo” le llegaba la falda a un palmo por encima de las rodillas, dejando casi al descubierto unas piernas torneadas que….. (Se me olvidaba decir que mi mujer, mi novia por aquel entonces, me acompañaba junto con una pareja amiga, y no me permite dar muchos detalles y recordar el encuentro con las sanitarias). Uniforme blanco y casi transparente, o al menos eso me parecía a mí. Lo digo porque el logotipo de Plaitex se distinguía perfectamente entre los dos botones que abrochaban la parte de arriba, dos botones de los cuatro del minúsculo vestido.
Y allí estaba yo, sentado, con el brazo apoyado en la mesa y pensando cuando saldría el presentador y decirme aquello de está usted en un programa de televisión. Pero no, de momento estaba solo con aquellas mujeres que me parecían de mentira. Empezó la exuberante morena a ponerme la tirita de goma en el brazo y a buscar la vena donde introducir la aguja, cosa fácil porque el corazón bombeaba a buen ritmo. Ligeramente inclinada hacia mí, me preguntó si me daba miedo las inyecciones a lo que yo respondí negando con la cabeza porque no podía articular palabras. Definitivamente la marca del sujetador era Plaitex. ¿Chanel nº 5?, posiblemente y encima ya había estado en la playa, lo digo por el color de piel que lucía en sus pechos que… (Vale cariño, no sigo dando detalles).
Y allí estaba yo, sentado, con el brazo apoyado en la mesa cuando me dijo aquello de abre y cierra la mano. ¿Qué donde estaba la mano? Justo ahí, a veinticinco coma cuatro milímetros, es decir, una pulgada, del ultimo botón a punto de estallar por no poder abrochar el vestido. Abriendo y cerrando la mano con suavidad para alargar el momento. Pero tuve que girar la cabeza, esto es una cámara oculta, esto es una cámara oculta, seguía pensando. Giro la cabeza y ¿a quién me encuentro? A “mi” enfermera rubia, buscando unos papeles en un archivador y no podía agacharse como cualquier mujer pudorosa, no. Ella tenía que inclinar el cuerpo para que este atónito embobado se fijase que también había estado en la playa, por el color moreno que lucía, que, efectivamente, como había intuido a través de la nitidez del uniforme, la ropa interior era negra, que… (Vale esposita, si ya apenas me acuerdo, ya no doy detalles).
Ahora es cuando sale el presentador y dice aquello de… No, el que salió fue un servidor, sujetando fuertemente el algodón sobre el insignificante pinchazo y diciéndole a mi amigo que me esperaba en la puerta: -Quillo, entra y hazte un análisis. -¿Yo?, ¿pa qué?. –Anda entra y mira. Solo le dio tiempo de asomar la cabeza por la puerta. Cuando estaba remangándose la manga de la camisa para disfrutar del análisis de sangre, nuestras “leonas”, hoy en día nuestras sufridas esposas, ya nos habían cogido fuertemente y tiraban de ambos camino de la calle. Por lo visto, habían estado pendiente de este sufrido paciente y, sobre todo, de las dos “raposas” (he tenido que buscar un sinónimo para la palabra que les dedicaron a las empleadas de la clínica).
Por cierto, esta semana he tenido el reconocimiento médico anual en la fábrica. Cuando entré en el departamento galeno me encontré con mi diplomado en enfermería. Se llama Manolo, mide 1,90 de alto por 1 de ancho. Y allí estaba yo, sentado, con el brazo apoyado en la mesa y diciendo: -Manué, tu todavía no has ido a la playa, ¿verdad? –Estás colgao, Naranjito, estas colgao.
¡¡ Llevátelo a papel !!
Hola naranjito, no sé si conoces la canción que Joaquín Sabina le dedica a un anciano enfermo y a su enfermera. Ahora no recuerdo como se titula pero te viene como anillo al dedo.
ResponderEliminarBesos.
Querida niña Lou, creo que te refieres a "Don Andres Octogenario", que decía más o menos:
ResponderEliminarY fue al desabrocharse ella el quinto botón
de los seis de la bata,
que por la enfermedad, o bien por la emoción,
él estiró la pata...
Pero lo grave estuvo, en que estiró algo más.
Y un algo tan notorio
que los deudos al verlo exclamaron: ¡jamás!,
¡jamás iremos al velorio!.
Un abrazo, pero que sepas que me queda mucho para ser como el viejete de la cancion del Sabina. Besos.
jajajajaj, y tu crees que siguen las mismas enfermeras?? porque me da que vas a tener a todos tus seguidores hombres haciéndose un análisis ajjaja
ResponderEliminarPero mi querido Naranjito, eso parecíamás un sueño que una broma de tv...je je je
ResponderEliminarPara mí que es una nueva terapia para que el paciente se olvide del pinchazo y se concentre en otras cosas...jua jua
Y lo de Manolo, es para las múltiples trabajadoras como yo que también necesitamos un poquito de olvido....
Besotes.
¿Te fijaste si no hay ningún vídeo tuyo con las enfermeras en Youtube? Jajajajajaja
ResponderEliminarEsas historias son inolvidables, como para no serlo. Además con la chispa que le ponés de tu parte, son para alquilar balcones, Naranjito. Me has hecho reír a carcajadas.
El martes debo hacerme un análisis de sangre de rutina, sé que me reiré de sólo acordarme de vos... ¡ojalá me toque un rubio y un moreno a mí! Jajajaja
Besos y cariños.
Querida Mariaeugenia: no sé si seguiran las mismas enfermeras, pero ¿por qué lo toreros siempre regresan a la clínica? a lo mejor es que hay buenos cirujanos, y mejores enfermeras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como terapia no está nada mal, Susana. Le daré recuerdos tuyo a Manolo ;).
ResponderEliminarUn abrazo.
Estimada Liliana: no hice nada raro con "mis" enfermeras, bueno si, poner cara de tonto.
ResponderEliminarSuerte con tu rubio y tu moreno.
Un besote.
NARANJITO;
ResponderEliminar¿De verdad fuiste a esa clínica por azar? Jejejeje.
Salu2.
Amigo Naranjito, tu relato me ha recordado pero que un montón a una película malísima de Esteso y Pajares de los años 80 que creo se llamaba "Agite antes de usar" donde salía una espectacular BEATRIZ ESCUDERO.
ResponderEliminarD. Dyhego, la verdad es que fué mi novia la que propuso la clínica; desde entonce no me deja ni aparcar cerca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Trianatrinidad: donde se pongan aquellas películas tan "malas" que se quiten las modernas con el tre dé y to eso. !es que tenemos una edad....!
ResponderEliminarUn abrazo.
quillo me tengo que hacer una revisión de tu ya me sabes. No me importa que hayan pasado unos años, yo también los tengo.
ResponderEliminarPor tu padre, da la dirección correcta, que yo no soy de Sevilla, hijo.
un abrazo.
DONANTE DE SANGRE me haria yo con dos enfermeras asi.
ResponderEliminarMuy buena la historia,me estoy acordando del ATS de mi empresa cuando me saca sangre,ni punto de comparación, ni punto de comparación.
Un abrazo Naranjito
Quillo Choquero, a ver como te lo explico sin que se entere tu parienta: En mi Sagrado Corazón tengo... ¿te vale la pista?
ResponderEliminarUn saludo Pedro.
(Sigo pensando en los toreros que siempre se operan allí, dicen que son de otra casta, las que son de otra casta son las enfermeras, si no que se lo digan al Jesulín)
Paco, preguntale aquello de si ha ido a la playa, lo digo por el color de su piel.
ResponderEliminar¿cada cuanto tiempo se puede donar sangre?
Un abrazo.
como las cuentas de lindo a estas historias Naranjito ¡¡
ResponderEliminarolvidaste decir como te dio el estudio, supongo habrá salido muy alterado jajaja
pregúntale a Manué que marca de ropa interior usa jajaja
Que inocente sois todos, si el Naranjito sólo ha tenido un sueño y lo ha contado como, sólo él, sabe contar estas cosas.
ResponderEliminarPor cierto ¿el médico sigue en activo?.
Que yo me tego que hacer también un análisis.
Un abrazo.
P.D.: SI SALE ANÓNIMO, SOY TORTUGA
Querida Abuela: Dos cosas, la primera: el resultado de los análisis totalmente satisfactorio, un poco alterailla la sangre pero bien. Y la segunda: que dice el Manué que usa "Carviqulen"
ResponderEliminarUn abrazo.
!Lo has conseguido Tortuga! Y no veas como te agradezco el interes por hacerme comentarios. Y ahora te digo ¿el médico? ¿que médico? es que ni me dí cuenta si habia médico solo me fijé en ...
ResponderEliminarJoé como somos los tíos.
Un abrazo, y nuevamente grácias.