lunes, 6 de octubre de 2014

Puenting

Hola, ¿qué tal? Espero que al recibo de la presente os encontréis bien. Yo bien, si no fuera porque arrastro un dolor de muelas desde hace una jartá de tiempo. Que si, que ya lo sé, que parece que retomo lo de escribir en esta vuestra Bodeguita, y al cabo de unos días me entra una pájara y la cosa se para durante unos ¿días? Pero esta vez va en serio, que tengo muchas batallitas que contar y algún que otro mosqueo. Pero al grano, que se trata de pasarlo bien.

Pues resulta que he leído en muchos blogs de los que soy asiduo, que a los padres nos duelen mucho nuestros hijos. Y sí, es cierto, nos duelen mucho, pero a todos les digo los mismo: “Aprovecharos ahora que son pequeños que cuando crezcan…” Y sin que te des cuenta crecen, y se hacen mayores, y no veas lo que sufrimos, y lo malamente que lo pasamos. ¿Qué a que viene esto? Verán vuestras paternidades:

Hace cuestión de unas semanas, mi Princesa (mi hija pequeñita, mi ojito derecho, la que está en el último año de carrera de Maestra en Educación Infantil) llegó un viernes por la noche y nos dijo a mi sufridora y a mí

-Mañana me piro de puenting.

Óle mi niña que se va a El Palmar, a Chipiona, a Matalascaña, a Rota, ¿a qué playa de los miarma dices que te vas a pasar el finde?... Que playa ni playa, me (nos) lo dejó mu clarito

-Puenting papá, puenting, lo de atarte una cuerda elástica a los pies y tirarte de un puente.

En ese momento a mi sufridora, a mi compañera, a mi cómplice, a mi esposa, ¡a la madre de mis hijos!, se le cambió la cara de color y se le volvió de un blanco nuclear que ya quisieran conseguir los anuncios de detergente de ropa blanca. Y se piró pasillo dentro para perderse en lo más profundo de nuestra humilde morada. ¡Gracias por tu apoyo, esposita!

Llegó el día señalaito. Mi mujer a lo suyo, a encargarme mandaos y de camino comprar papel higiénico. Y yo a cumplir fielmente con todo lo que me manda. Compré el pan, el cuarto de chope para el desayuno de mi hijo el mayor, el Diario de Sevilla, bolsas de basura, etc. etc. y etc. Y, por pura casualidad, me encontré de buenas a primera en la puerta del bar donde suelo pararme a buscar consuelo, no si antes ver como mi Princesa se montaba en el coche de las amigas para tomar camino de Guillena, Aznalcollar , Aznalcázar , o vete a saber tú donde está el puente ese donde pensaba tirarse.

Quillo, ponme una cervecita. ¡Guacu guacu!. Suena el guasap“. Papá estoy esperando para tirarme”. Quillo ponme una cervecita. Y yo hablando del Betis, de los semáforos, de la poesía de Antonio Machado. ¡Guacu guacu!. “Papá ya me he tirado”. Quillo, ponme una cervecita. Y yo hablando de podemos y no podemos, de mi turno de la semana próxima, de… ¡Guacu guacu! Y me manda la fotito

 Foto hecha por mi hija después del salto


¡Ostras! ¡Qué alto está eso! ¡¿Ese no es el sevillano puente del Quinto Centenario?!265 metros!. Vale Princesita, vente pa casa. ¡Guacu guacu! “que no, que solo son unos 30 metros”. Vale, pero que te vengas. ¡Guacu guacu! “después, ahora subo y me tiro otra vez”. Quillo, ponme una litrona.

Que malamente lo pasé. Y, aunque parezca mentira, solo le pegué un buche a las cervecitas. Pero bueno, ya está, y yo tranquilito. Llamo a mi niña para decirle que se venga prontito y no se le ocurre otra cosa que decirme eso de “espera, que me voy a tirar otra vez”.  ¡¿Otra vez?! Ofú ofú ofú, si hace estaba jugando con la barbi y su niubitel amarillo. Hace que la recogía de la guardería. Hace que venía despotricando de los profes del tuto (tuto: conocido vulgarmente como instituto de educación secundaria). Y ahora fíjate tú, en el último curso de la facul (facul: conocida vulgarmente como Facultad de Ciencias de la Educación), haciendo puenting y hablando de rafting, rapel, esnorkel y cosas por el estilo.

¿Mi Princesa no podría ser como el hermano? A mi hijo no le gustan esos deportes. Aquellos esquemas que tenía por casa de las rutas de accesos a la cima del Cerro del Hierro por las cordadas del Callejón de los Monos eran de un amigo. Lo utilizaba para imprimirle los nuevos puntos claves y donde estaban colocados los frends, anclajes, etc.  Vale,  el plano era de un amigo pero como ojos que no ven, corazón que no palpita deprisa deprisa, po yo que no me entero y de camino no sufro.

Decirle a vuestro pequeñuelos que no crezca. Disfrutar de esas edades mágicas, Bueno, vale, también disfrutamos cuando crecen y se hace mayores, pero sufrimos más, muchísimo más.

D.E.E. (Despues de Escribir Esto me he acordado de:)
-Yo he “disfrutado” de los vídeos de sus saltos, mi mujer todavía no
-Tengo otra foto desde lo alto del puente hacia abajo, pero me dá cangelo
-Las papas guisás no le gustan a mi hija, pero la receta la publicaré tarde o temprano

¡¡ Llevátelo a papel !!

4 comentarios:

  1. Naranjito:
    ¡Seguro que con el susto que te dio tu princesa se te pasó el dolor de muelas!
    ¡Estos hijos, que no dan más que disgustos!
    ¿No es mejor pasearse por el puente, hacer una fotos, mirar el paisaje, beberse una cerveza. comerse un bocadillo... y cosas así de entretenidas, jajaja?
    Salu2 puenteros.

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    1. Eso es lo que yo digo, con lo agustito que se está en la playa !en el chiringuito!. Y encima no les das disgusto a nadie.
      Un abrazo

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  2. Pero ¿no le calentásteis la olla para que se lo pensara mejor y se le quitasen las ganas? Venga, si eso sabéis hacerlo los padres muy rebien, ¿no?
    jajajajajajaja


    Un beso!!

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    1. ¿Seguro que lo hacemos muy bien? Si somos unos cacho de pan con nuestras princesas. Y no se lo digas a nadie, pero una mijilla de envidia si le tengo.
      Un besote.

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