En estos días, que no se habla de otra cosa que de huelgas, sindicatos, parados, manifestaciones, servicios mínimos, etc. me acuerdo de Antonio Lora. A este buen hombre le toco vivir la época dura de los sindicatos clandestinos, la época de hambre entre los trabajadores y la época donde los derechos laborales, sencillamente, no existían. Me refiero a los años 50, 60, 70 y 80. Estuvo en los calabozos de la comisaría, él y los dirigentes, que luego más tarde, con la democracia aparecían en todos los periódicos y en primera plana. Cuando se aproximaba la fiesta del trabajo, que por aquella época se celebraba el día de San José Obrero, la policía iban a buscarlo a su casa de la calle Matahacas. Hablaban con su mujer, mira Reyes que si lo vemos tenemos que llevárnoslo unos días. Lógicamente él ya estaba preparado y escondido en casa de familiares. Le tocó el camino de la inmigración por no encontrar trabajo. Por lo visto según dicen, existían unas listas negras y ninguna empresa contrataba a estos trabajadores problemáticos. Una vez normalizada la situación política en España regresó con su familia y siguió en su lucha obrera. Como soldador de los Astilleros de Sevilla le toco vivir la reconversión naval y ver como esa empresa por la que tanto había luchado, poco a poco se desmoronaba. Siguió en su lucha, hasta su jubilación, incluso después. Los trabajadores seguían visitándolo, ya que vivía entonces en una pequeña barriada para empleados y obreros de Astilleros que ha existido hasta hace poco junto a la entrada de la factoría sevillana. Seguían preguntándole y solicitando su ayuda, aunque el ya no tenía fuerzas, pero si ganas y la misma ilusión. Siempre defendiendo la lucha y los derechos de los trabajadores.
Y lo curioso es que no era comunista, ni socialista, ni anarquista. Mientras su cuerpo se lo permitió, no dejó de estar el 15 de Agosto viendo a su Virgen de los Reyes. Se casó por la Iglesia y bautizo a todos sus hijos, incluso los nacidos en Francia.
Cuando falleció hace unos años, en el tanatorio le pregunté a mi suegro, que no lo he dicho pero era su cuñado y compañero, Paco, ¿Dónde están los compañeros de lucha de Antonio? ¿Dónde están los líderes y cabecillas del sindicato por los que el tanto ha batallado? ¿Nadie se acuerda de él? Mi suegro me miró con lágrimas en los ojos y no pudo responderme. Me respondió mi mujer que estaba a su lado: Aquí estamos los que siempre hemos estado de verdad, su familia.
He escogido esta foto para ilustrar la entrada por lo curioso de la situación. Son dos nazarenos de la Hermandad del Calvario que procesiona en Sevilla en la “Madrugá”. Para los que no lo sepan, la Hermandad del Calvario es una de las más “serias” con las que cuenta esta bendita ciudad. Hermandad de silencio, recogimiento y penitencia. La foto está tomada en el compás del convento de Santa Paula al amanecer del Viernes Santo, después de haber realizado su estación de penitencia estos dos nazarenos.
El de la izquierda es mi querido suegro Paco, Paquito como a él le gusta que le digan, y el descalzo nazareno de la derecha es D. Antonio Lora, eterno luchador por los derechos de los trabajadores.
¡¡ Llevátelo a papel !!
¡Que interesante entrada Naranjito! Personajes como Antonio es verdad que han existido, gente que luchaba por sus derechos como persona y como trabajador, con sus crencia personales que no tenían que teñirse de nada. Porque como tu esposa bien dijo, al final los unicos que quedan son la familia y escasos amigos.
ResponderEliminarMe encanta la foto y la coherencia de Antonio consigo mismo.
Besotes.
¡Ay! Me he quedado emocionada, Carlos, y eso de verdad. Pensar que hay quienes luchan toda su vida por un ideal, por sus semejantes, ayudando siempre, como Antonio, para que luego no se acuerden de él ni cuando mueren.
ResponderEliminarSe me hizo un nudo en la garganta, bien que se merece este homenaje.
Un cariño inmenso, Naranjito, vos sí que sabés tocar las fibras del corazón :)
La ideolocía de un buen hombre,... carece de importancia cuando se buscan, realmente, grandes metas. Se pueden ver las condiciones en las que viven o trabajan Vuestros semejantes, y revelaros,... esta revelión es lo que diferencia a unos hombres de los HOMBRES con mayúsculas.
ResponderEliminarSi he vivido con dignidad,... ¿Que me importa quien acuda a mi funeral?
Es mejor que Antonio Lora haya sido como ha sido: libre y bueno. Por desgracia, en este mundo de ideologías sólo triunfa el que se hace esclavo de una de ellas hasta el punto de ser malo. Gracias por esta historia.
ResponderEliminarASÍ SUELEN PAGAR LOS DÉBILES, A SUS PROTECTORES, CON LA COBARDÍA, Y EL OLVIDO. LO QUE HACE MAS GRANDE, A ESTOS NOBLES LIDERES QUE LUCHAN POR LOS DERECHOS DE TODOS.
ResponderEliminarHERMOSO RECUERDO NARANJITO, DEJO MI SALUDO.
Dios los bendigo a los dos; el protagonista del emotivo relato sabía de su Calvarío por la vida y así lo hacía cada madrugá del Viernes Santo, anónimo y en silencio. Con estos sindicalistas sí que me iría con gusto yo a la Huelga, porque la predicó con su ejemplo de justicia durante toda su vida. Un abrazo
ResponderEliminarDe arte Naranjito.Cuantos ANTONIOS se necesitarian en estos dias pa cambiar esto.
ResponderEliminarUn abrazo
Interesante y buena imagen...
ResponderEliminarAbrazos...
Mira como no se acuerdan de los que han estado en el tajo, de verdad.
ResponderEliminarSalu2
Hola amigo Naranjito:
ResponderEliminarPerdona si no te he comentado la entrada antes, pero es que he estado muy liado hoy.Lo que escribes, como siempre, te hace reflexionar, aunque yo opino que todo es mas sencillo, no me gusta etiquetar a las personas, ni por ideales ni por creencias, yo solo las englobo en buenas o malas personas, así de simple.Y es claro que tu amigo el Sr. Lora es de las primeras.Por cierto en su día, te contare una historia que habla de un sindicalista, de un luchador por los trabajadores, que defendió en un momento muy difícil a su Cristo.Un abrazo.
Esta historia es entrañable y te reconcilia con el género sindical. Quiero creer que aún existe gente así luchando por los trabajadores, o que se le acerquen, aunque sea de lejos. La bonhomía está por encima de religiones y anticlericalismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lástima los sindicalistas de hoy en día no fueran como Antonio.
ResponderEliminar¡Que buén homenaje le acabas de hacer a D.Antonio y porqué no, también a Paco! Sus esfuerzos no cayeron en saco roto, porque tú te has encargado de recordarnos que hubo un hombre bueno, con buenos sentimientos y buena voluntad. Lo mismo lo bordas cuando nos haces reir que cuando nos emocionas. Saludos, Naranjito.
ResponderEliminarA mi me gusta pensar que aun hay personas asi, fieles con sus ideales y principios, que solamente duerman tranquilos cuando sus conciencias tambien lo hace.
ResponderEliminarSusana: al final, solo quedamos la familia. Un saludote.
ResponderEliminarLiliana, en tu amada tierra seguro que tenéis muchos Antonio Lora. Otro saludo para tí.
Como siempre a sus ordenes, mi Capitan, los vuenos vasallos no necesitán de sargentos chusqueros
Meastro Jesus, Por suerte dejó una herencia en sus hijos, la de buena gente, fíjate que el hijo más "rojo" ha hecho el camino de Santiago 3 veces, y espero acompañarlo en la cuarta ocasión.
ResponderEliminarQuerida Abuela, seguro que a él, el olvido no le importó, le daría coraje, pero seguro que no le importó. Un abrazo.
Natural, el "otro Nazareno" es otro prenda de cuidado, mi querido suegro sigue teniendo a su cuñado entre las personas a admirar.
Paco, lo curioso es que estos Antonios, al final son de lo más normal, eso, gente normal.
ResponderEliminarAyshane, grácias por tu visita, cuando me deje, le mangaré a mi suegro sus albumes de fotos y alucinaremos todos, es que son muchos años.
Dyhego, los buenos, como siempre, son los que estamos en el tajo, un saludo.
Trianatrinidad, como siempre grácias por tu visita, ¿a que conoces a un monton de gente tan "simple" como Lora?, seguro que sí. Espero tus noticias.
ResponderEliminarAmigo Ridao, me vas a perdonar, pero reconcialirme con el grémio sindical, me parece que no.Cuando el ayudar a los compañeros se convierte en una profesión pagada, no sé, no se, Grácias por tu visita.
Maria Eugenia, los sindicalista de hoy no le llegan a la suela de los zapatos a los "viejos y autenticos" sindicalistas. Otro saludo afectuoso para tí.
Tortuguilla, mi suegro Paquito se merece unas cuantas entradas, cuando su hija me lo permita te enteraras, Un abrazo.
ResponderEliminarMaile, tus palabras siempre me sorprenden, "dormir tranquilos cuando tu conciencia tambien lo hace" Grácias Maestra.
Magnífica entrada.
ResponderEliminarConozco un caso similar, de un amigo de mi padre.
Un saludo.
Grácias Maese, afortunadamente hay muchos sindicalistas anónimos.
ResponderEliminarUn saludo para tí tambien.
Antes que nada dar las gracia ha tadas aquellas personas que han hecho sus comentarios.Soy FRANCISCO LORA su hijo,todo lo que aqui se comenta es la pura y dura verdad,de un luchador nato asta el punto de tener que emigrar por su ideologia.El 29 de diciembre de 2005 solo su familia estubo ha su lado agradesiendole todo lo que hiso por nosotro,los demas nadie se acordo EN SU CONCIENCIA QUEDA.Gracias carlos.Esta foto no la conocia yo,y mi madre cuando la ha visto, las lagrimas fluian de sus ojos,aunque la vida al lado de su marido(mi padre)fue muy dura,siempre con el temor de que los grises podrian detenerle,ella fue un gran apoyo para el.
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