Rosa, la profesora de Lengua y Literatura, quería inculcar en sus alumnos la vieja costumbre epistolar, y que dejasen por un momento el lenguaje de los mensajitos de móviles y el chateo por ordenador. Promover, de alguna manera, la escritura con todas las letras y expresiones que la lengua de Cervantes nos regala y nos facilita el entendimiento entre los hombres y mujeres de habla hispana. Se le ocurrió un trabajo sorpresa para clase, con él que fomentar la expresión escrita y al mismo tiempo concienciar al alumnado en temas como la solidaridad y la participación.
Haber queridos niños y niñas: tenéis que poneros en el papel de un inmigrante senegalés, mauritano, keniata o de cualquier país subsahariano. Aunque en nuestro pueblo aún no tenemos vecinos de color negro, salvo los que venden bolsos y cinturones los días de feria, pronto los tendremos. Está pasando en todos los pueblos y ciudades. Así que ya sabéis, imaginaros que soys unos de estos emigrantes y les mandáis una carta a vuestra familia contando como os tratan en España. Por favor expresaros bien y ¡con todas las letras! Venga, mis queridos inmigrantes e inmigrantas comenzar a escribir.
Dicho y hecho:
Maripuri:
Querido papi y mami, estoy muy contenta de estar en este bonito país que se llama España…
Luisito:
Estimados progenitores: espero que estéis bien al recibo de la presente, yo estoy bien gracias a Dios Alá…
Estefany:
¡Hola fámili! Estoy chupi guay en España. Esto mola mazo…
Julito:
¿Qué passa troncos? Hace tela de caló por la mañana y por la tarde. ¿Y la vacas? ¿Cómo están?...
Pedrito: si yo fuera de la selva africana que les diría a mis padres. No sé, no sé. ¡Ah! ¡Ya lo tengo!
Hakuna matata: murumbu bia uncara guruntanga mia. Handaá bïe ankagüa puchunga puchunga….