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domingo, 10 de abril de 2022

El Tercer Tiempo

 

Pues sí, soy un sevillano atípico. Tendría que estar escribiendo sobre la hermandad de mi barrio y no, hoy no toca. Además tampoco se bailar sevillanas y mucho menos cantar. ¿Los chistes?, regular tirando a malos, eso dicen. Y ¿Qué cuento hoy? Pues que hay que creer en la gente buena y sobre todo si son niños. Empiezo:

Llaman a la puerta y cuando abro me encuentro con pequeñajos que, con mucha educación me dicen

—Hola vecino, somos del 6º B, venimos a ver si nos puedes comprar una papeleta.

— ¿Una papeleta para qué?

—Para ayudar al CAR, el Club de Amigos del Rugby.

Y allí estoy yo, hablando con ellos por primera vez porque ya casi ni conocemos a nuestros vecinos. Todo lo más un hola y un adiós y para de contar.

El grande y el pequeño. Entre nueve y seis años, creo. Con un desparpajo y una educación que ya quisiéramos algunos de los mayores. Como es tradicional en mí, aunque mi mujer diga que soy un esaborío, empiezo a bromear con ellos. Lo primero un pequeño examen: Que qué es una melé, un flanker, un hooker y cuatro cosillas de las que me acordaba de mis tiempos mozos. A todo respondían con una sonrisa y con conocimientos de este noble deporte. Se les veía ilusionados respondiendo y disfrutando, el más pequeño con un balón ovalado demostrando que la cosa iba en serio. También les pregunté cuál era el mejor equipo del mundo y, lógicamente, me dijeron que los All Blacks y me contaron lo de la Haka que hacen antes de comenzar los encuentros, que las Cocos es uno de los mejores equipos femeninos… Todo esto en la puerta de casa sin querer entrar. Bueno hasta que apareció Micaela y entonces mi mujer les invitó a que entrasen para verla. Ni que decir tiene que Micaela, nuestra gata, se quitó de en medio al poco tiempo. Otra cosa no será pero curiosa es bastante. Mira, observa y se marcha para dentro.

Mi mujer ya me dijo eso de no entretengas más a los niños que querrán seguir vendiendo papeletas, así que les compre una y con un que tengas suerte, vecino, siguieron su ruta por el bloque.

Pero lo bueno vino el día siguiente. Bajo a hacer mis quehaceres diarios y en el interior del portal me encuentro con este cartel pegado junto a los buzones

 


Dicen que es de biennacido ser agradecido y aquí están mis vecinillos. El grande y el pequeño con su balón, agradeciendo a todos, porque muchos vecinos les compraron papeletas, la ayuda prestada. Vale, se les olvidó el plural, pero no se lo tengáis en cuenta.

Seguro que los padres tienen que ver mucho en esta iniciativa del cartel, o a lo mejor ha salido de los niños, no sé, pero una cosa es segura, hay que tener esperanza en niños como estos.

Bueno, ¿y qué tiene que ver el título de la entrada con todo esto? Fácil, lo explico. Cuando termina un partido de rugby, que dura dos tiempos, los dos equipos contrincantes se juntan para compartir comidas, bebidas, cánticos, experiencias y de camino “suavizar los resentimientos que pudieran haber surgido durante la confrontación”.

En estas edades es fundamental este tercer tiempo, fomenta el deporte sano, la rivalidad bien entendida y muchos valores que le servirán para siempre.

Tenemos que ser como José Antonio y David que saben ser agradecidos, que practican un sano deporte supuestamente rudo y enciman disfrutan  y aprenden del Tercer Tiempo. Mucho de este “Tercer Tiempo” necesitamos los mayores.


sábado, 16 de mayo de 2020

El rollo de papel higiénico



Antes de nada, esto no es una reviú de esas, ni una reseña, ni publicidad ¿vale? Lo que pasa es que desde que empezamos con esto de la pandemia, del virus, del confinamiento y todo lo demás, nunca he hablado de la fijación que nos dio por atiborrarnos de papel higiénico. Y hoy, después de más de sesenta días,  toca.

Lo primero una foto hecha, como no podía ser de otra forma, con el teléfono, nuevo, pero con el teléfono.



A ver, a la derecha él de toda la vida, suave al tacto, blanco y con su canuto de cartón en el interior para poder colocarlo en el portarrollos modelo Björmunjeissert o él que tengáis colocado junto al trono. A la izquierda, eso, un rollo moderno.

Resulta que ayer, mi santa y sufridora esposa, salió con su adorable hija y mía, a hacer la compra para toda la semana. Muy previsoras ambas dos, cada una a un establecimiento y rapidito para casa. Lo de salir poco o lo están cumpliendo a rajatabla. Además para eso estoy yo, para los desavios, para salir a por las cosas que  han olvidado o no encuentran.

Cuando veo eso, lo de la izquierda, me falta tiempo para intentar chincharlas (ojo, chinchar de molestar, que en Puerto Rico significa otra cosa) y hacerles la puñeta un ratito sin pasarme porque siempre salgo perdiendo.

—¿No os habéis dado cuenta que estos rollos vienen defectuosos? ¿Por dónde meto el eje del portarrollos? ¿Dónde lo habéis comprado? ¿En él chino? ¿Por lo menos tendréis el ticket para descambiarlo? ¿No?

Pa que se me ocurrió decir nada. Vaya la que me dieron ambas dos. Antiguo, obsoleto, arcaico, viejo, anticuado, esto fue lo más bonito que me cayó. Entremedio también metieron torpe y encima me lo demostraron.

—Papá eres tonto (¡mira, lo de pendejo te persigue!). Con mucho cuidaito empujas el interior y sacas esto, ¿lo ves? Lo puedes llevar en el bolso, al gimnasio, de viaje, de camping, en el coche, en el autobús, en el avión, para el colegio, en la discoteca. Además viene precortado cada diez centímetros y con un suave perfume.

Esta también es del móvil. No tengo reflex aún


Seré antiguo, obsoleto, arcaico, viejo, anticuado, pero donde se ponga un rollo de papel higiénico como los de antes, con su canuto, que se quiten los nuevos. Además, como siempre me toca a mí cambiarlo y ando fatal de tiempo, no me entretengo en sacar el rollo portátil, lo dejo sin poner y ya se encargaran ellas, con el consabido rapapolvo hacia mi persona.

Y digo yo, ¿lo próximo que va a ser? ¿un rollo de papel de cocina que el canuto sea sustituido por un minirollo de servilletas? Seguro, tiempo al tiempo.



jueves, 14 de mayo de 2020

Pendejo




Me gusta contestar los comentarios que los sufridos seguidores y seguidoras de esta Bodeguita tienen a bien dejar de vez en cuando. Resulta que revisando dichos comentarios me encontré con uno pendiente del pasado día 4 de Mayo. Lo dejó un tal Anónimo en la entrada que dediqué a la no celebrada Feria de Abril sevillana. Escueto comentario de una sola palabra:

Pendejo.

Bueno, vale, a ver si de una vez por toda me entero lo que significa de verdad esta palabra utilizada por millones de personas en diversos países. Lo primero que hago es consultar en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua a ver qué dice al respecto. De dicha consulta, on lain me entero que pendejo es:

1. Tonto, estúpido.- 2. Cobarde, pusilánime.- 3. De vida irregular y desordenada.- 4. Astuto y taimado.- 5. Muchacho, adolescente.- 6. Pelo que nace en el pubis y en las ingles.- 7. And. Muérdago.- 8. And. Especie de calabaza.

Acto seguido cogí, de manera física, el Diccionario Panhispánico de Dudas y rebusqué por el apartado de la letra “P”. Pero como resulta que en este librito de 850 páginas no aparece la susodicha palabra, pongo a mis neuronas a trabajar un poquito y al final de un buen rato, llego a una serie de conclusiones y reflexiones.



Obviando la acepción 6 y dejando a un lado el origen del latín (pectinicŭlus), mi neurona buena me dice que:

1.      Lo justito para el día a día pero sin pasarme. Estúpido era antes, ahora ya no.
2.      ¿Cobarde? ¡Sujétame el cubata! Además tengo mucho ánimo y él valor se me supone (lo dice la cartilla de la mili)
3.      Mi vida es regular pero tirando a bien y desordenado no soy, sé en qué montón de papeles pongo la lista de las cosas que tengo pendiente.
4.      Tengo mi puntito de astucia, lo he demostrado muchas veces y hay gente que me dice eso de ¡no eres listo ni ná! Y un poquillo pícaro también soy, cuando quieras te lo demuestro.
5.      Bueno, a ver, no sé, lo de la adolescencia lo dejé hace tiempo, mucho tiempo, asi que nada de nada.
6.      Ya he dicho que esta acepción la dejo para otra ocasión.
7.      And es abreviatura de Andalucía y yo no he escuchado nunca a un andaluz decir que ha besado a su churri debajo del pendejo.
8.      Otra vez And. Que vale, que Andalucía es mu grande, 87.268 kilómetros cuadrados, nos baña el Mediterraneo y el Atlantico, tenemos desierto, nieve, costa tropical, el lugar más seco y el más lluvioso de Europa, agricultura, pesca, industria poquita pero algo tenemos y ocho millones y medios de habitantes y resulta que nunca hemos escuchado decir eso de “ponme cuarto y mitá de pendejo para el cocido”.

Bueno, querido anónimo, que al final no sé lo que quieres decirme con eso de pendejo, pero te agradezco que gastes un poquito de tu tiempo en leer mis torpes letras y que me comentes. Y para finalizar, es que alguna que otra vez me enrollo mucho, una curiosidad de lo que decimos por aquí y su traducción a la lengua de 577 millones de hispanohablantes para que aprendas algo hoy.

—Quillo ijoputa, ay que vé lo maqueao que ivas el lotro día con tu vieja. ¿Onde ivai? ¿anca er manué a tomaro un piquilabi? ¡que cabrón! Cuando te sarga de los güevos a vé si quedamo, so mamón, que está ma perdío quel barco el arró.

—Querido amigo, que elegante ibas el otro día con tu madre de camino al restaurante Don Manuel para tomaros unas tapitas. Que buena gente eres. Cuando puedas tengo ganas de que nos juntemos de nuevo para pasar esos buenos ratos porque hace mucho tiempo que no te veo.



viernes, 1 de mayo de 2020

Soy un incrédulo




Soy un incrédulo, no me creo na. Sera deformación profesional o quizá la sabiduría que te dan los años. Deformación profesional porque cuando mi jefe me dice eso de “eres el mejor, me gustaría tener muchos como tú”, al final me mete a trabajar el fin de semana y los compañeros que no son como yo, tranquilitos, de barbacoas y acordándose de mí. Que los años te dan sabiduría es algo que no hay que demostrar si has sabido aprender a analizar situaciones y sacar tus propias conclusiones. A ver cómo me explico. Un poco de símil cinematográfico:

Imagen de la red


Que a un astronauta se le escacharre la estación espacial y consigua ponerse el traje, llegar hasta un satélite, después a una vieja nave abandonada desde lo de Armstrong, Collins y Aldrin, meterse dentro y amerizar sano y salvo al laito de las Islas Vírgenes, me lo creo.

Que un nota con la cara pintada de azul y vestido con una faldita de cuadros, le eche una arenga a una jartá de barbudos vestidos igual que él, con faldita de cuadros, se pongan a gritar y se lancen colina abajo para liarse a guerrear, me lo creo. 

Que en una persecución el poli bueno se ponga a correr detrás del malo, se meta en un restaurante chino, llegue hasta la cocina sin que nadie lo pare, tire una olla con sopa de fideos y una bandeja de arroz tres delicias y  los chinorris lo único que hacen es poner cara de panolis, me lo creo.

Ahora

Que una pelirroja guapetona se lleve toda la película corriendo delante de tiranosauros y velocirraptores con zapatos de tacón, eso no me lo creo.    

Que un policía jubilado esté investigando un robo de documentos, encuentre un sótano abandonado, se meta escaleras abajo y encienda una linterna led última generación que llevaba en el bolsillo, eso no me lo creo.

Que un abogado defensor lleve a su defendido al juicio y aparque justo en la escalinata que hay en la puerta de entrada al Palacio de Justicia, eso no me lo creo.

Que una pareja se conozcan por casualidad un sábado por la noche, él la invite a cenar, la lleve a un abarrotado restaurante de moda y consiga la mesa con la mejor vista al skyline de la ciudad, eso no me lo creo.

Que el espía de turno se cuele en la sede central de los contrarios para robar información privilegiada y meta el pendrive en la ranura a la primera y sin tener que darle la vuelta, eso no me lo creo.

Que el presidente de mi país me diga que a final de junio, ma o meno, se termina esto de la pandemia, eso no me lo creo.





jueves, 23 de abril de 2020

La Canción del Pirata




Nada, que  hoy 23 de Abril, Día del Libro, como no tengo otra cosa que hacer, me pongo a releer y analizar con detenimiento algunas poesías que todo el mundo nos sabemos de memoria. Por lo menos los que tenemos cierta  edad de merecernos algo bueno.

Hoy le ha tocado a La Canción del Pirata de J. Espronceda, de nombre verdadero José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda y Delgado. Por cierto, cuando su madre lo llamaba para comer, se presentaba toda la calle. Este poeta, uno de los grandes iconos del Romanticismo, nació en el pueblo extremeño de Almendralejo igual que Rafael Gordillo, el del Betis. Vale, venga, no me enrollo, a la poesía.

«Con diez cañones por banda,
Viento en popa, a toda vela,
No corta el mar, sino vuela,
Mi velero bergantín:
Bajel pirata que llaman…»

Paremos un momento. Analicemos la situación. ¿Qué pasaría si en vez de 1830, en pleno auge del Romanticismo literario, hubiera publicado el poema en la actualidad? ¿En plena época de ilustrados  contertulios de televisión y de comentaristas sabihondos en redes sociales? ¡A los leones!

¿Cómo te atreves, Pepe Espronceda, a hacer apología de la piratería? Un barco pirata que se dedica a surcar los siete mares y medio, atacando a mercantes cargados de productos de la China y crudo de la península arábiga. Tendrás la oportuna denuncia en los Juzgados de Plaza Castilla y en la Sociedad General de Autores y Editores.

Seguimos. En otra parte del poema:

«Veinte presas
Hemos hecho
A despecho
Del inglés,
Y han rendido
Sus pendones
Cien naciones
A mis pies»

¿Cómo? ¿Qué has secuestrado a veinte mujeres? ¡Eso es trata de blancas! ¡Te vas a enterar! ¡Esto lo subo a mi Instagram para que se enteren mis seguidoras! ¡Faltaría más! ¡Proxeneta!

Seguimos otra vez, más adelante dice:

«En las presas
Yo divido
Lo cogido
Por igual;
Sólo quiero
Por riqueza
La belleza
Sin rival.»

¡Lo que faltaba! ¡Machista! ¡Solo te fijas en la belleza exterior! ¿Quién te crees que eres? ¿Un muyahidín esperando su premio en el séptimo nivel del cielo musulmán? Hoy, precisamente hoy que empieza el Ramadán. Te mandaremos al censor de lo políticamente correcto para el oportuno escarmiento. ¡Se te va a hacer el pelo! ¡A los leones!

En fin, como decía aquel:

«Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria, la mar.»

Hablando de pirateo: esta imagen es de la red.




viernes, 10 de abril de 2020

Todos los días son La Madrugá



Posiblemente esta entrada sea muy localista, pero es que soy un sevillano atípico, así de entrada. Para empezar no nací en un corralón de Triana, ni en la colación de la calle Feria, ni en ninguno de esos barrios tan señeros que tenemos por aquí, nací en un pueblo de la Sierra Norte.

No sé cantar, no sé tocar la guitarra, no sé bailar sevillanas, a lo sumo, acompaño con las palmas. ¿Montar a caballo? Sí, eso sí, pero hace años que no lo hago. Y ahora la Semana Santa.

No soy hermano de ninguna cofradía. Ni siquiera la de mi barrio que prácticamente la he visto nacer. Pero si me gusta la Semana Grande de Sevilla y eso que soy medio agnóstico. A ver como lo explico.
Hoy, Viernes Santo, a estas horas, nueve de la mañana, estaríamos pensando en regresar a casa después de una larga madrugada mi mujer y yo. Ella sí es sevillana, sevillana, aunque no canta, no sabe montar a caballo pero si baila sevillanas. Nacida en la calle Pasaje Mallol, pared con pared con el Convento de Santa Paula, en pleno centro. Siempre presume que, desde su ventana, escuchaba a las monjas de clausura cantar maitines. Su padre era hermano de Los Gitanos y El Calvario, dos de las hermandades que procesionan en la Madrugá, aunque siempre salía, acompañando al crucificado, con la túnica negra de ruán. Él fue quien le inculcó el mundo cofrade y le enseñó lo que es una Hermandad, y, claro, ella me lo trasmitió a mí. O al menos lo intentó. Pero hay algo que quiero destacar, a ver si no me enrollo:

Mucha gente no lo sabe  pero la mayoría de las hermandades son de origen laico. Los integrantes  buscaban ayudarse en momentos difíciles y apoyarse mutuamente. Las “salidas” a la calle las hacían a modo de penitencia. Pero hay algo que ha perdurado en el tiempo desde que allá por el siglo IV, se empezaran a fundar hermandades, la Cariad.

Todas las hermandades tienen una bolsa de Caridad. Normalmente el diez por ciento de las cuotas de hermano van destinado a estos fines. Durante todo el año realizan infinidad de actos y eventos para obtener fondos con lo que ayudar a multitud de colectivos necesitados. Esto no sale en televisión, ni se trasmite en directo diciendo eso de ¡guapa! ¡guapa! y ¡guapa!

A modo de ejemplo comentaré un evento de hace dos o tres años. Se organizó un campeonato de futbol entre los costaleros del paso de Cristo contra los del paso de Palio de una hermandad de la Madrugá. ¿Requisito para entrar al recinto deportivo? Un kilo de alimentos como mínimo. El ambigú con precios populares. Se llenó el polideportivo. El partido lo de menos, muy malo, y el resultado…

Los alimentos fueron llevados en tres furgonetas al Banco de Alimentos de Sevilla. La recaudación del bar no sé si fue para Save the Children o para los campamentos de niños saharauis. Y en la puerta del polideportivo un autobús para concienciar en la importancia de la donación de sangre y órganos.

Esto es una pequeñísima muestra. Cerca de ochenta hermandades lo hacen durante todo el año. Ayudan a enfermos, a personas mayores, a discapacitados, a mujeres maltratadas, a personas en riesgo de exclusión, a drogodependientes, a niños desprotegidos, etc. Sin bandas de cornetas y tambores, sin bambalinas, sin incienso, sin revirás, sin saetas, solo haciendo Hermandad. Repito, todo el año.

Foto rescatada de la memoria de mi celular.


Este año no he podido acompañar a mi mujer en su recorrido nocturno por el centro de Sevilla. No he podido ir detrás de ella para intentar ver a los Gitanos, a su Manué, en el Palacio de las Dueñas, ni ver al Gran Poder antes que entre en la Carrera Oficial, ni a la Macarena por la Alameda, ni el Silencio cuando pasa por la calle Orfila, ni al Calvario saliendo de la Catedral, ni a la Esperanza de Triana por el arco del Postigo.

Pero a este sevillano atípico, agnóstico, malaje, saborío, que le da igual quedarse en casa cuando en la calle suena una marcha de Semana Santa, se le cae, disimuladamente, una lagrimilla al ver la cara iluminada y los ojos brillantes de su mujer, bajo esa vidriera natural que es la Luna llena, en la madrugada mágica sevillana. Madrugá que, gracias a la labor altruista de miles de Hermanos, dura 365 días.



lunes, 24 de septiembre de 2018

Vuelve a casa por ¿Navidad?



La mayoría de la gente vuelve a casa por Navidad, o al menos eso dicen. Y un servidor no podía ser menos, y aquí está el tío, en La Bodeguita por Navidad. ¿Qué no estamos en Navidad? A ver entonces como me explico lo que vi el pasado lunes ¡17 de Septiembre!, repito, 17 de Septiembre de 2018.

Resulta que estábamos de compras en un centro comercial de esos “americanos” que se están implantando en algunas de nuestras ciudades. No voy a hacer publicidad, pero el nombre empieza por COS y termina por TCO y sigue con  WHOLESALE. Es americano americano, pero de los de América del Norte, genuino yanqui para entendernos.

Venden de todo, desde frigoríficos de cuatro puertas, televisores tamaño cine de verano, botes de mayonesa de kilo, cajas de pinchitos morunos, chaquetones talla XXXL, juguetes, sofases, bebidas, hasta sillones que te dan masajitos a lo bestia. Pero repito, todo a estilo americano. Ejemplo: los botes de perejil picado tienen cerca de medio kilo. Delicatesen, todas las que os imaginéis. Y ¿la gasolina? También y barata. Y con cola en los surtidores.

Bueno, que estábamos buscando una caja de cincuenta perchas para la ropa y justo al dejar atrás la estantería donde están la réflex, (nótese que he dicho “al dejar atrás”) nos encontramos con esto:



¿Qué? cortingles, ¡se te han adelantao!   ¡Es que estos americanos! Pero había más cosas, un pequeño detalle:



Y me pregunto yo: antes de Navidad ¿no viene el día de dar las gracias (Thanksgiving Day para los que tenéis el B1). Y ¿Qué hacemos con el jalogüin? esa fiesta tan “nuestra”. O sea, que el que da primero da dos veces ¿no? Vale, mañana llamo a nuestro alcalde John Sword (Juan Espada para los que no tenéis el B1) y le propongo que inaugure el alumbrado navideño el día 12 de Octubre, fiesta Nacional y cumpleaños de un servidor, Totá, ya que nos adelantamos vamos a aprovechar la clarita, aunque estemos a 38 grados en esta bendita ciudad.

Otra cosa, ahora sobre los gustos de la gente de Wisconsin, Delaware, Orlando o Milwaukee.


Esto también estaba entre los miles de adornos “navideños”. Y mirándolo detenidamente, no sé, pero yo juraría en  el cementerio sevillano de San Fernando, a la derecha del Cristo de la Mieles, justo pasando la tumba de Antonio Machín, hay una jartá de  angelitos como este adornando nichos, panteones y demás ultimas moradas. ¿Qué los americanos adornan sus casas con estatuas de este estilo? Po sí que son raros. Raros y listos con eso de adelantarse para aprovechar el tirón comercial de las fiestas.

Pero que conste, se pongan los yanquis como se pongan, en casa ponemos el portal de Belén el día 8 de Diciembre, la ropacamilla el día de los muertos,  la cesta de Navidad… la cesta de Navidad cuando toque y la cena de empresa… la cena de empresa es otra historia, seguramente este año nanái. No es por nada, simplemente para evitar daños colaterales como en años anteriores.

Enga,  nos leemos pronto, no sea que me pille el toro y cuando me dé cuenta tengo las ofertas del rebujito y la manzanilla en el Costco. Que los americanos son mu suyos.





miércoles, 2 de mayo de 2018

La Tormenta

Foto procedente de Emergencias Sevilla


Resulta que tengo un amigo que es poeta y de los buenos. Aunque en su “vida normal” lejos de prosas, rimas, musas y otros elementos relacionados con la lírica, es todavía mejor persona que poeta. Bueno, tiene un defectillo casi perdonable, es sevillista. Pero eso es otro tema y como es “casi perdonable” po eso, que se lo perdono. Lo que nunca le perdonaré es que aunque me invitó a la presentación de su libro de poemas Piedra, papel y agua, en el Salón de los Cristales del Casino de la Exposición de Sevilla,  se le "olvidó" invitarme a la presentación que hizo de un poemario erótico, de una conocida y buena escritora, en ¡un sex-shop! Eso no te lo perdono Luismi, eso no.

¿Me estoy enrollando un poco? Vale, al grano. Hace unos días publicó en las redes sociales un texto lleno de añoranza e inspiración, como todo lo que escribe. Corto y pego desde su feisbu:


“Cuando anoche temblaban los cristales, yo viajaba con cada trueno a la infancia. Cada tormenta es como volver a aquel lugar donde mi madre apagaba el televisor, cerraba las persianas y rezaba para que la tempestad acabara pronto. Mi hermana y yo contábamos los segundos que transcurrían entre el rayo y el trueno para adivinar la distancia. Mi padre era más sosegado, se ponía el pijama y se acostaba a escuchar la radio sabiendo que nada ocurriría en nuestra casa.
Las tardes, las noches de tormenta, parecen el fin del mundo, el Apocalipsis, el ocaso, pero no son más que versos que escribe el aire o el tiempo; son recuerdos que nos persiguen (nos perseguirán), son momentos donde uno sabe de verdad lo que es el azar, lo que la vida tiene.”    (Luis Miguel León)


Este texto te hace reflexionar, te devuelve a la infancia. Aquellos días en que todo era magia, descubrimiento, aventuras e incluso miedo. Y reflexionas sobre las etapas de la vida.

 La infancia, cuando te sentías protegido en brazos de tu madre a pesar del ruido de los truenos y la luz de los rayos que traspasaban las paredes.

La juventud, cuando disfrutabas con tus colegas de aventuras: ¡Illo illo! ¡Qué chulo! ¡Ese sí que ha caído cerca! ¡ira ira, otro! ¡Que guapo!

La madurez, cuando te levantas a las cinco y cuarto de la mañana para ir a trabajar. Te acercas al coche, te lo encuentras lleno de hojas de los árboles que los rayos y centellas de la tormentita de las narices han depositado cariñosamente en los cristales y te pasas un buen rato, bajo la lluvia, intentando quitarlas.

La madurez, cuando por fin coges el coche,  te vas a incorporar a la autovía y te encuentras con los semáforos apagados porque los rayos y centellas de la tormentita de las narices han caído, precisamente, en la subestación eléctrica que  alimenta de energía los reguladores del tráfico mañanero. Y encima la gente no se acuerda como se circula en un cruce sin semáforos.

La madurez, cuando tardas cuarenta minutos en hacer  un recorrido que normalmente lo haces en diez, porque a otros conductores les ha pasado lo mismo que a ti, por culpa de los rayos y centellas de la tormentita de las narices.

La madurez, cuando coges el paso subterráneo para acceder al polígono donde está tu lugar de trabajo y te lo encuentras con una cuarta de agua por culpa de los rayos y centellas de la tormentita de las narices y los granizos acompañantes.

La madurez, cuando llegas el último a los vestuarios, con el tiempo justo por culpa de los rayos y centellas de la tormentita de las narices, y te toca a ti pagar el café a los compañeros.

La madurez, cuando reflexionas y dices eso de:

Ya no hay tormentas como las de antes.




sábado, 30 de diciembre de 2017

Como mandan los canónes



Bueno, enga, que sigo, que se acaba el año y para el próximo me he propuesto contar como mínimo cien batallitas de las mías. Lo primero la afoto:

 La foto me ha salido regulá. El chino estaba mosqueado
La he hecho con mi móvil, como no podía ser de otra forma. Creo que el pobre está con principio de alzeimer, cada dos por tres me sale un mensaje diciendo que no tiene memoria. Pero digo yo que a falta de réflex buenos son los celulares.

La tomé en una tienda de mi barrio, en un chino para especificarlo un poquito mejor. Esta justo en la entrada al establecimiento. Como veréis es un amplio catálogo de prendas íntimas con las que despedir 2017 y recibir  el nuevo año. Tenéis donde elegir. Varios modelos y casi todas las tallas para estar cómodos, elegantes y a la última. Y además son reutilizables, nada más que tenéis que fijaros en los tendederos los próximos días y veréis la cantidad de vecinos que recibieron el 2018 con ropa interior carmesí.

Y ahora la reflexión que me hago para mí mismo y mi interior.

Si la tradición de tomar doce uvas proviene de la iniciativa de productores vinícolas para dar salida a un excedente del fruto de la vid, esta costumbre ¿a quién se le ocurrió?

Pues resulta que después de una ardua y laboriosa investigación he descubierto el origen de esta tradición tan arraigada.

Hace unos cuantos años, Lai Yun Hao, insigne  comerciante de artículos de la vieja Catai, se equivocó al hacer un pedido y le enviaron un  container lleno de las prendas en cuestión. Y ahola ¿Qué  hacel yo con to esto? Se preguntó poniendo los ojos así como enclaustrados. ¡Ya ! ¡Euleca! ¡Tenel idea!

La primera clienta que entró en la tienda fue Encarnita. Cuando buscaba espumillón dorado con el que terminar de adornar el árbol navideño, se topó de bruces, en un “amplio” pasillo de la tienda, con un expositor parecido al de la foto.

 -Oye Juan (todos los chinos de las tiendas se llaman Juan y si no os lo creéis, se lo preguntáis) ¿y estas bragas tan horteras?
-No oltela, son bonita –contestó rápido Juan Lai Yun Hao- son blaga suelte. Tu ponel fin de año y velas mucho dinelo, mucha salú y mucho amol. Año que viene sel año chino del conejo, mu felí, mu felí.

Encarnita compró un surtido de las prendas y rauda y veloz se lo contó a todas sus amigas, que fueron a adquirir los calzones, tanguitas  y demás, no sea que…

Pero hay no acaba la cosa, Juanlu, el hijo de Encarnita, se lo comentó a sus colegas. –Quillo, quillo, mi vieja ma comprao unos gayumbos coloraos de la suerte. ¡Con esto triunfo la noche de las uvas!

 ¿Qué hicieron sus colegas? Pues eso que estáis pensando, comprarlos. ¿Y lo que vacilarían con las pibitas en el cotillón de la discoteca del polingano? Lo que no sabían es que las pibitas ya tenían preparados los tangas y los guonderbrases granates. Es lo que tiene que una nueva tradición se expanda exponencialmente de boca en boca y ayudado por las ganas de un nuevo año lleno de dicha.

Yo no los tengo, me refiero a los gayumbos rojos, pero resulta que mi señora esposa y mi hija se han ido al centro ambas dos, solas, con mi bonobus, para, según ellas, hacer compras de última hora. Espero que si se les ocurre alguna de las suyas, se pasen por el Women Secret o por el Intimissimi, es que lo último que quiero es empezar el año con salpullido.

Pues nada, que 2018 llegue cargado de buenos momentos, mucha salud, mucha felicidad y lleno de deseos conseguidos.



D.E.E. Lai Yun Hao, Juan para los amigos, vendió los 28.230 kilos de ropa interior roja. Cerró la tienda. Vive en la playa del Palmar en Conil de la Frontera. Se dedica a ver la puesta de Sol más bonita que hay en las costas gaditanas, tomando gintonics que parecen ensaladas mediterráneas. Y sí, aquella noche, él se puso unos calzoncillos lojos.



martes, 7 de marzo de 2017

El día de la Mujer.

¡Anda! ¡Mira! ¡Si estoy por aquí de nuevo!. ¿Qué ta pasao quillo, que cuando uno cuenta historias y al protagonista no le gusta, te quedas un poco tocaillo y te replanteas esto de la blogosfera. Pero al final te dices eso de ¿Qué mal hago? Ninguno, al revés, si a la buena gente le gusta y no haces mal a nadie. Po eso, que voy a ver si me pongo y sigo con las historias. Vamos al lio.

Resulta que se celebra el día de la Mujer y todos nos ponemos a homenajear a las féminas que bien se lo merecen, así que hoy le toca a un servidor. Y nada mejor que mezclar homenajes a la mujer y carnaval, aunque estemos en cuaresma.

Puede sonar raro lo del carnaval a estas alturas, pero es que la chirigota del Bizcocho, de San José de la Rinconada, muy cerquita de Pino Montano, a pesar de quedar terceros en la gran final, han sido los verdaderos ganadores. El tema es un pelín complicado: un velatorio. Pero el Manué, el finado, ya ha pasado a la historia como un personaje inmortal del carnaval gaditano. Bueno, sin extenderme mucho que esto acaba de empezar y no puedo aburrir a la gente, la buena gente, quiero comentar un pasodoble que le dedicaron a la bombista de la chirigota.
 
Alba, que así se llama la protagonista, no sabía nada de nada de lo que le prepararon. Habían ensayado a escondida de ella y eso que solo llevaba un mes con el grupo. Los chavales se lo curraron tela y el resultado lo veréis en el video.

Al principio de la actuación se lo comunicaron. –No te preocupes por la letra, esta no te la sabes pero es para ti. Sigue tocando como tú sabes que la música es la misma. 

La cara de la protagonista es de os quiero pero esta me la pagareis, pero os quiero.

Nada, que sirva esta nueva entrada para hacer un pequeño homenaje a todas las mujeres que trabajan codo con codo con los tíos siendo una más y a las que tratamos como lo que son: compañeras.




Recomendado ver a pantalla completa.

A ver si para la próxima entrada os comento lo de los ruidos raros que se escucha en mi casa últimamente. Y otra cosa, los mamoncetes de los Reyes Magos no me han traído la reflex.



miércoles, 12 de octubre de 2016

12 de Octubre, fiesta.



Pues resulta que a lo tonto a lo tonto ya estamos otra vez a 12 de Octubre, Día Nacional de España. Creo que ahora se llama así el día en que se supone que todos los españoles y españolas celebramos nuestra fiesta en común. Antes era el día de la Hispanidad y también el día de la Virgen del Pilar, bueno esto último sigue siendo. Los tiempos cambian pero un día de fiesta en común es un día de fiesta, y hay que aprovecharlo.

¿Por qué se eligió este día? Ni idea, pero por lo visto tal día como hoy, hace más de quinientos años, llegaron los españoles por primera vez al continente americano. Nótese que digo “llegaron por primera vez” y no digo descubrieron porque resulta que ese continente ya estaba allí y llenito de gente. ¿Quién descubrió a quién? Dicen que el primero que divisó el nuevo mundo fue Rodrigo de Triana. Craso error y que no se me enfaden mis amigos trianeros, Rodrigo no era del Altozano ni de la calle San Jacinto, era natural de Lepe, en la costa de Huelva, el pueblo de los chistes, pueblo marinero donde los halla, de nombre Rodrigo Pérez de Acevedo y después …

Que esto no viene a cuento, que ya me estoy enrollando y me despisto. A lo que iba.

Que jartito estoy de tanta tontería y política de la mala. Parece que buscamos un pretexto para enfrascarnos en discusiones absurdas que no llevan a ningún lado. Que si un alcalde dice que en su pueblo no es festivo y la gente del ayuntamiento a currar. Que yo no voy a los actos porque no me siento español y me quedo en mis dominios. Que si  se celebra el primer día de la invasión de un territorio indígena en ultramar y que como es un acto de genocidio yo no lo comparto. Y paro de contar porque de escuchar tonterías ya estoy hasta el gorro. Que conste que yo celebro el día de España y el día de Andalucía, ¡faltaría más!

Pero ¿Por qué hay que celebrar este día 12 de Octubre? Lejos de consideraciones patriotas, de identidad nacional, de chuminás políticas y de banderas indígenas, hay que celebrar el 12 de Octubre porque tal día como hoy, hace unos cuantos años (pocos), en la calle Presbítero Forcada número 1 de la localidad sevillana de El Pedroso, mi madre me trajo al mundo.

Sí, tal como suena, hoy es mi cumpleaños. Así que dejaros de tonterías a ver si van a quitar este día de fiesta y tendré que trabajar el día de mi cumpleaños y encima de noche.


En esta entrada no hay foto. Como ya es tradicional en mi familia, tampoco en esta ocasión ha caído la réflex, pero que bien me sienta el pijama del carrefú.  



jueves, 15 de septiembre de 2016

La motivación del ultramaratoniano



Hace unos días que leí en la presa una noticia de esas que te motivan y te ayudan a vencer las adversidades con las que te golpea la vida y te preparan para superar tus limitaciones.

Es la historia de Ramón León, un visueño afincado en Mairena del Alcor. Esto último ya es una superación en sí misma, pero ya contaré la supuesta rivalidad entre visueños y maireneros.  Resulta que el bueno de Ramón es informático y por su trabajo sedentario, sentía las molestias normales que sufrimos los que no hacemos ningún tipo de ejercicio. Hoy en día, este joven de 38 tacos es uno de los mejores ultramaratonianos que tenemos en España.

Si no sabéis lo que es una ultramaraton os pondré un ejemplo, la Ultra Trail Mont Blanc. Consiste simplemente en correr 166 kilómetros, a 10.000 metros de altura, entre las montañas alpinas que comparten Francia, Italia y Suiza. Se apuntan 7.000 corredores, luego escogen a unos 2.300 y de estos  al final abandonan sobre el 40 % de los inscritos. Se me olvidaba, hay un tope de 46 horas para terminar la carrera.  Es fácil ¿verdad? De día de noche, con frio con calor, con rayos y truenos, con agotamiento, con alucinaciones. Dos días corriendo para superarte y llegar a la meta medio vivo o medio muerto, depende solo de ti mismo y de tu preparación.

Pero lo que me llamó la atención de Ramón no es la dureza de estas pruebas de trail y ultratrail, sino como empezó a participar en este deportes de “locos”.

 Foto del nota rebuscada en interné. 


Para vencer la inactividad que tenía en el trabajo, un buen día decidió empezar a practicar deportes. Lo más socorrido y lo que tenemos más a mano son las carreras populares. Estas carreras, aparte de servir para ejercitar el deporte del atletismo, también son una fiesta para pasar un buen rato con tus amigos. Raro es la semana que no tenemos una. La Panadera en Alcalá, la de Facinas en Cádiz, la del parque Miraflores, la mediamaratón de Los Palacios, la maratón entera, la de cualquier barrio, la Nocturna del Guadalquivir, y un largo etcétera.

Y fue en esta última donde empezó la afición de Ramón por lanzarse al monte y llevarse horas y horas corriendo.

Pues resulta que participando en la Nocturna, cuando le faltaba poco para llegar a la meta, le adelantó un nota vestido de flamenca. Esto le motivó para plantearse otro medio de entrenamiento y proyectar otras actividades. Por lo visto practicó triatlón, una prueba de natación, carrera y bicicleta. Y del triatlón paso a este deporte de montaña en el que es uno de los mejores.   

Y ¿por qué admiro a este visueño/mairenero? Amo a vé. Yo me pongo en su situación.  Me apunto a una carrera nocturna con mis compadres. Estreno las carzonas y la camiseta verde recién comprada en el carrefú con mi dorsal  pagado según me dice el ayuntamiento. Me queda ná pa llegar a la meta más contento que unas pascuas. Entonces me adelanta un gachó vestido de flamenca con su clavel prendío al pelo y los labios pintaos. ¿Qué quieres que te diga Ramón? Lo primero que hago es echarme a llorar,  pirarme a mi casa por calles oscuras para que no me vea nadie o sentarme a la orillita del Guadalquivir y esperar un taxi para ocultar mi vergüenza, o directamente tirarme al rio grande, el Betis de los romanos.


Pero bueno, afortunadamente Ramón no es el Naranjito, él supo sobreponerse y motivarse y sigue corriendo por estos montes de Dios. Yo seguiré haciendo mis ejercicios de barra hasta que el camarero de turno me tire un beso y me guiñe un ojo. A ver si es posible que estrene los botines supinador, pronador o como se le diga a las zapatillas de deporte que me compré en el mercaillo del charcolapava. 



lunes, 29 de febrero de 2016

Una de lucidez


Rebuscando una definición clara y concisa de la palabra lucidez he encontrado que significa “claridad y rapidez mental para exponer o comprender algo”. Pero para definición de lucidez, mi yaya Monte.

He hablado en otras ocasiones de mi yaya Monte. La última vez fue para contar la receta del gazpacho de invierno, pero con la caló  que hace, mejor que tomemos él de toda la vida que tiene más vitaminas. Vitaminas como las que le sobran a mi tía y eso que va a cumplir 95 años. No me he equivocado, he escrito noventa y cinco.

Sigo, es viuda desde hace veinte años, pero el recuerdo de mi tío Antonio lo tiene presente las veinticuatro horas del día y todas las que le toque de noche. Tan vivo lo tiene que el pasado 14 de febrero (día de los enamorados) preparó un jarrón con flores para colocarlo junto a una de las muchas fotos que tiene de su difunto marido, con la mala suerte que se le cayó y se resbalo al pisar el agua. Conclusión, rotura de cadera y pa el hospital.

Pues nada, que mi yaya dolorida, en la sala de triaje dándole los datos a los sanitarios.
--¿Es usted alérgica a algo?
--Al mundo. ¿Tú ves la tele? Pues yo cuando veo las noticias de las tragedias que pasan en el mundo, los programas esos de cotilleos y los políticos sinvergüenzas, es que me entran sarpullíos.

Esa fue la primera, pero tranquilos que sigo.

Lógicamente por la caída y por los años, tenían que operarla. Y tenemos a la señora anestesista explicándole los pormenores de la intervención. Usted tranquila Monte, le comentaba muy suavemente, le vamos a  dormir  solo  de cintura para abajo. Estará consciente en todo momento.

--Fíjate, yo nunca he parido y ahora a mis años me vais a poner la epidural. Me parece bien, con eso estaré pendiente de lo que hacéis, porque le voy a decir una cosa doctora, yo me quiero morir, pero de muerte natural, no de una operación.

Y llego el día de la operación. Y ella despierta todo el tiempo atenta a lo que ocurría a su alrededor. Y soltó otra de sus frases.

--¿Pero qué estáis haciendo? Si solo oigo martillazos y os escucho hablar de cemento, ¿no estaréis haciendo una obra? Con lo jartita que quedé de albañiles.

Se operó, le dieron el alta y para su casa. Y allí la tengo, de momento un mes de la cama al sofá y del sofá a la cama. Cuidada por las niñas. Las niñas son sus hermanas mis otras dos tías. Pero tranquilos que son más jóvenes que ella, concretamente 88 y 87 la más pequeña, mi madrina.

--Cal´lito, tus tías las niñas, todo el día peleándose y mandando, no hay quien las aguante, a final las tendré que cuidar yo a ellas o mandarlas a paseo.


Yo quiero llegar a los noventa y cinco como mi yaya, y a los noventa y seis que cumplirá el quince de mayo. Y tener la lucidez, la fuerza y las ganas de vivir que tiene ella, aunque lleva más de veinte diciendo que ya pronto tiene que hacer el “viaje”. A saber que viaje piensa hacer, a lo mejor quiere darse un garbeito por Barcelona donde pasó tantos años, ¿quién sabe?



martes, 19 de enero de 2016

La Cruz del Juramento.



Muchos de los que han tenido la suerte de visitar mi ciudad y la mayoría de los habitantes de esta “muy noble, muy leal, muy heroica, invicta y mariana ciudad de Sevilla”, desconocen uno de los monumentos con más simbolismo que tenemos por nuestras calles. Ante la fachada norte del actual Archivo de Indias, se encuentra una sobria  cruz de mármoles rosas y grises. Es conocida como La Cruz de los Juramentos.    




Un poquito de historia, poquito para no aburrir más de lo habitual. Resulta que hasta el final del siglo XVI los mercaderes y comerciantes a gran nivel, colocaban sus trastos y cachivaches en las gradas que existían y aún existen, entre la fachada de la Catedral y las cadenas que la rodean. Un lugar céntrico y bien comunicado ideal para los negocios. Pero tenían el problema de la inclemencia del tiempo. Cuando el frio y la lluvia arreciaba se colaban dentro del templo dando lugar a disputas con el Cabildo. Disputan que llevaron a un arzobispo a excomulgar a muchos de estos comerciantes.

Todo esto llegó a oídos del rey de la época, D. Felipe II, que, con su peculiar visión del cristianismo, decidió “expulsar a los mercaderes del templo”. Este monarca encargó a su arquitecto de cabecera, Juan de Herrera, él del Escorial, un edificio para albergar a todos los negociantes de la época.  Hay que recordar que en aquellos años, Sevilla era la capital del mundo de los negocios porque tenía el puerto exclusivo para el comercio con América. Expropiando y demoliendo unas viejas edificaciones ruinosas que había entre la Catedral y el Alcázar, construyeron lo que en un principio fue la  Casa Lonja de Mercaderes.

Pues nada, que ya tenemos un edificio digno y ahora a seguir haciendo negocios. Bueno, ¿y la cruz objeto de esta entrada? ¿Para qué servía? Pues nada más y nada menos que para cerrar los tratos de palabras entre comerciantes. Aquí, tras un estrechón de manos, se juraba el cumplimiento de los convenios entre compradores y vendedores que se anticipaban a la llegada de barcos al floreciente puerto fluvial sevillano, tratos que se cumplían a rajatabla porque para eso eran hombres de palabra.

Os preguntareis a que viene esto que parece un reportaje del canal Historia. Pues porque digo yo que nuestros electos políticos y políticas ¿sabrán ellos y ellas que el pasado 20 de diciembre hicieron un pacto de juramento con todos nosotros? ¿Sabrán cumplir lo prometido? ¿Sabrán mantener lo que han dicho?  Ellos y ellas ¿saben lo que es un trato de palabra? Sí, lo saben, pero seguro que ninguno ha dado un estrechón de manos de verdad a sus votantes, mirándoles a la cara y diciendo eso de cuenta conmigo que no te fallaré.

Bibliografía:
Foto: la he rebuscado por interné.
Díaz Buiza, Fernando. Itinerarios Monumentales de Sevilla, Programa Cicerones de Sevilla. Sevilla, 1994, Área de Juventud, Ayto. de Sevilla

Y mi extensa biblioteca