Posiblemente esta entrada sea muy localista, pero es que soy
un sevillano atípico, así de entrada. Para empezar no nací en un corralón de
Triana, ni en la colación de la calle Feria, ni en ninguno de esos barrios tan
señeros que tenemos por aquí, nací en un pueblo de la Sierra Norte.
No sé cantar, no sé tocar la guitarra, no sé bailar sevillanas,
a lo sumo, acompaño con las palmas. ¿Montar a caballo? Sí, eso sí, pero hace
años que no lo hago. Y ahora la Semana Santa.
No soy hermano de ninguna cofradía. Ni siquiera la de mi
barrio que prácticamente la he visto nacer. Pero si me gusta la Semana Grande
de Sevilla y eso que soy medio agnóstico. A ver como lo explico.
Hoy, Viernes Santo, a estas horas, nueve de la mañana,
estaríamos pensando en regresar a casa después de una larga madrugada mi mujer
y yo. Ella sí es sevillana, sevillana, aunque no canta, no sabe montar a
caballo pero si baila sevillanas. Nacida en la calle Pasaje Mallol, pared con
pared con el Convento de Santa Paula, en pleno centro. Siempre presume que,
desde su ventana, escuchaba a las monjas de clausura cantar maitines. Su padre
era hermano de Los Gitanos y El Calvario, dos de las hermandades que procesionan
en la Madrugá, aunque siempre salía,
acompañando al crucificado, con la túnica negra de ruán. Él fue quien le
inculcó el mundo cofrade y le enseñó lo que es una Hermandad, y, claro, ella me
lo trasmitió a mí. O al menos lo intentó. Pero hay algo que quiero destacar, a
ver si no me enrollo:
Mucha gente no lo sabe
pero la mayoría de las hermandades son de origen laico. Los
integrantes buscaban ayudarse en
momentos difíciles y apoyarse mutuamente. Las “salidas” a la calle las hacían a
modo de penitencia. Pero hay algo que ha perdurado en el tiempo desde que allá
por el siglo IV, se empezaran a fundar hermandades, la Cariad.
Todas las hermandades tienen una bolsa de Caridad. Normalmente
el diez por ciento de las cuotas de hermano van destinado a estos fines.
Durante todo el año realizan infinidad de actos y eventos para obtener fondos
con lo que ayudar a multitud de colectivos necesitados. Esto no sale en
televisión, ni se trasmite en directo diciendo eso de ¡guapa! ¡guapa! y ¡guapa!
A modo de ejemplo comentaré un evento de hace dos o tres
años. Se organizó un campeonato de futbol entre los costaleros del paso de
Cristo contra los del paso de Palio de una hermandad de la Madrugá. ¿Requisito para entrar al recinto deportivo? Un kilo de
alimentos como mínimo. El ambigú con precios populares. Se llenó el
polideportivo. El partido lo de menos, muy malo, y el resultado…
Los alimentos fueron llevados en tres furgonetas al Banco de
Alimentos de Sevilla. La recaudación del bar no sé si fue para Save the
Children o para los campamentos de niños saharauis. Y en la puerta del
polideportivo un autobús para concienciar en la importancia de la donación de
sangre y órganos.
Esto es una pequeñísima muestra. Cerca de ochenta hermandades
lo hacen durante todo el año. Ayudan a enfermos, a personas mayores, a
discapacitados, a mujeres maltratadas, a personas en riesgo de exclusión, a
drogodependientes, a niños desprotegidos, etc. Sin bandas de cornetas y
tambores, sin bambalinas, sin incienso, sin revirás,
sin saetas, solo haciendo Hermandad. Repito, todo el año.
Foto rescatada de la memoria de mi celular. |
Este año no he podido acompañar a mi mujer en su recorrido
nocturno por el centro de Sevilla. No he podido ir detrás de ella para intentar
ver a los Gitanos, a su Manué, en el
Palacio de las Dueñas, ni ver al Gran
Poder antes que entre en la Carrera Oficial, ni a la Macarena por la Alameda, ni el Silencio
cuando pasa por la calle Orfila, ni al Calvario
saliendo de la Catedral, ni a la Esperanza
de Triana por el arco del Postigo.
Pero a este sevillano atípico, agnóstico, malaje, saborío,
que le da igual quedarse en casa cuando en la calle suena una marcha de Semana
Santa, se le cae, disimuladamente, una lagrimilla al ver la cara iluminada y
los ojos brillantes de su mujer, bajo esa vidriera natural que es la Luna
llena, en la madrugada mágica sevillana. Madrugá
que, gracias a la labor altruista de miles de Hermanos, dura 365 días.
¡¡ Llevátelo a papel !!
Muchas gracias por contarnos algo tan importante. Un beso
ResponderEliminarEl ejemplo que he puesto es una pequeña muestra. Ahora con la situación que estamos pasando, te puedes imaginar lo que están haciendo.
EliminarAbrazos.
La generosidad de las cofradías la conozco y en algún comentario de respuesta en mi blog lo he comentado que parece que todo es juerga y hay que saber que una cosa no quita la otra, No todos los sevillanos cantan y bailan, alguno tiene mucha gracia cuando hablan en serio. Un abrazo y compartimos lagrimilla
ResponderEliminarYa me gustaría a mi bailar sevillanas, habría triunfado todavía más. Un poco fantasmas también somos, algunos.
EliminarY de generosidad callada, que te voy a contar. Un abrazo.
es que no hace falta ser muy religioso cuando el festejo es algo barrial, histórico, que se hace junto a los seres queridos y te recuerda hasta la propia infancia...
ResponderEliminarhoy en día casi todos somos agnósticos o ateos... pero quien te quita lo bailado! saludos para tu señora también
Por lo menos en esta ciudad, estos días es como si vivieras metido en una obra de teatro. Pero es el teatro de la vida. Hasta el menos creyente participa.
EliminarUn saludo.
Yo creo que es más normal ser "atípico" en estos casos, que no serlo.
ResponderEliminarAsí es que tranqui.
Aquí somos muchos los atípicos, más de los que los foráneos piensan.
EliminarUn abrazo
Es bueno que se sepan estas cosas, Naranjito.
ResponderEliminarSi no, todo queda en folclore.
Salu2.
Eso es lo malo, que lo que se aprecia desde el exterior es folclore.
EliminarUn saludo.
Me alegra lo que cuentas y, desde luego, me cambia la mirada sobre las hermandades. Me gusta el espíritu que hay tras ellas.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo que pasa es que lo que "vende" en los medios es poner a cuatro chavales gritando y tocando las palmas. Pero esos mismo que se desgañitan también se apuntan a ayudar. Pero, repito eso "no vende" minutos de audiencia.
EliminarUn abrazo
Naranjito amigo, pedazo de entrada, y el ejemplo que has puesto es solo una millonésima parte de la labor asistencial, los "jóvenes" de las Hermandades huimos, por lo que representa, de la palabra Caridad, en los ámbitos más variados de las múltiples necesidades de los Cristos vivos de este Planeta,Poniéndonos menos serio, sabe que mi difunta madre se crió en el mismo barrio que tu parienta, en la calle DUQUE CORNEJO, a un tiro de piedra del PASAJE MALLOL, Mi madre no era de ninguna hermandad, pero moría con las tres hermandades de su vida, la Hiniesta y la Macarena, las cofradías de su niñez y sus años mozos, y sobre todo, la de San Gonzalo, la del barrio donde creó una familia, vio crecer a sus hijos, los dos mayores fuimos bautizados e hicimos la comunión allí, y donde vivió más de un cuarto de siglo,Abrazos amigo.
ResponderEliminarAl final Sevilla es un pañuelo de encajes. Hoy me he acordado de las visitan que realizan los Armaos a los enfermos y niños ingresado en los hospitales regalándoles un ratito de esperanza.
EliminarUn abrazo, Tritri.
Me pasa como a tí, no es que yo sea de pasear imagenes ni de procesiones, ni de nazarenos, pero respeto y empatizo con todos los que este año no han podido disfrutarlo. Un saludo asintomático.
ResponderEliminarCon una mijilla de respeto cada uno puede disfrutar a su manera.
EliminarOtro saludo asintomático, de momento.
ESte año todos en casita, ah pues no sabía eso de los cofrades, qué pillines que callado se lo tenía. Bueno vamos a salir de esta y el año que viene a celebrarlo doblemente, por aquí es típico beber limonadas y cada limonada que te bebes matas un judío, pero las limonadas no son nada inocentes a la tercera ya hablas raro y a partir de ahí ya casi ni conoces, este año se matan los judíos en casa y ya está.
ResponderEliminarCuidaros mucho, besines utópicos.-
Lo que cuento es una pequeñisima muestra. ¿Limonada? si si limonada. Me lo apunto para el año que viene, limonada, je je
EliminarUn abrazo.
Este año nos toca quedarnos en casa.
ResponderEliminarOtros años también nos hemos quedado pero ha sido por la lluvia. Pero no es lo mismo.
EliminarUn saludo.
De acuerdo total, amigo, las cofradías tienen trabajo todo el año, ejercen todo tipo de caridades y es cierto que no todo el mundo lo sabe.
ResponderEliminar¿Que no sabes bailar sevillanas?, pues como mi marido, madrileño de pura cepa, tampoco baila el chotis. Ja,ja,ja. Como bailarín no tiene precio el pobre. Así que somos muchos los atípicos.
Este año la procesión va por dentro.
Hoy pondré un vela por todos los fallecidos.
Abrazos, Charles.
La verdad es que lo saben ellos y las personas beneficiadas. Pero tendríamos que darles mas notoriedad.
EliminarYo por lo menos sé montar a caballo.
Un abrazo.
Qué bien que los cofrades hagan obras de caridad. Y como debe ser, sin promocionarlo... Con total discreción.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y ahora con esto de la pandemia te puedes imaginar las muestras de solidaridad y ayuda que están haciendo.
EliminarUn abrazo.