Varios de los que seguís
habitualmente estas humildes páginas, me comentáis que algunas de las historias
que cuento parecen sacadas de películas
estilo Torrente o que los Morancos son fuente de mi inspiración. Pero lo que
ocurre es que la realidad supera, en la mayoría de las veces, a todas estas
situaciones absurdas que nos encontramos día a día. Al grano.
Como he comentado en varias
ocasiones, mi churumbel el mayor, ha tenido “la suerte” de tener una beca
Erasmus y estudiar por La Marche italiana, en Ancona concretamente. Este
Septiembre ha pasado unos días por aquellas tierras terminando exámenes,
entregando trabajos y varios asuntos estudiantiles. El martes regresó por fin.
De Ancona a Bolonia en tren. De Bolonia a Madrid, en avión. De Madrid a Sevilla
en autobús. Vamos que solo le quedó darse una vuelta en las barcas que hay en el
estanque de la Plaza de España sevillana. Al grano.
Él y su compañero ¿cómodamente? en
sus ¿confortables? asientos escuchando la bienvenida del comandante. En
perfecto sevillano, tan perfecto que mi hijo dijo una de sus frases favoritas:
Ese es de Pino Montano. Vale, después habló en ingles, con acento sevillano,
pero en ingles. Hasta aquí todo bien, incluso orgullosos de que un paisano pilotara un aparato de estos. En ese momento, Juanan el compañero de mi
hijo le da con el codo y le susurra: El piloto de Pino Montano, pero aquella
azafata es de San Diego (barrio vecino al nuestro, al otro lado de la
SE30). La auxiliar hecha un lío con las instrucciones para pulsar la tecla
correspondiente y que entrara la grabación con en caso de emergencia ….. Entró,
entró la grabación y en varios idiomas. Uf que alivio ha dado con el número
correcto entre las tres opciones. Ahora toca el turno de que la tripulación se
reparta por todas las secciones y continúen con las explicaciones de rigor.
Por la zona de los dos
estudiantes tocó, como no podía ser de otra forma, la azafata que momentos
antes andaba confundida con los mandos del interfono. Se puso a su altura y,
¡en perfecto sevillano! Empezó a explicar aquello de en el respaldo del asiento
tiene ustedes unas etiquetas con las instrucciones de como actuar en caso de
emergencia. Y todo ello en perfecto sevillano. Solamente en sevillano. Te lo
dije, esta es de San Diego. Los vecinos de asientos, todos italianos, se
miraban atontaillos sin entender nada. Al final del parloteo técnico la
pregunta del millón: ¿alguien no me ha entendido?, a lo que los italianos
levantaron al unísono la mano. ¿No
capito?, bueno, no hay problema, a ver ¿quién de ustedes le puede traducir?
¿Vosotros dos? Vale, pues entonces yo sigo con mi trabajo que tengo que coger
el carrito de las ventas.
Mi hijo y su amigo, después de destornillarse
en sus “sillones” pensando en lo bien organizados que están los viajes
internacionales, tradujeron las palabras. Claro que ellos tienen un par de
ventajas, una los meses en la península en forma de bota que es Italia y el
haber tenido que hablar permanentemente el él idioma de Berlusconi. Y la otra
es la velocidad verbal que gastamos por esta bendita ciudad. Bueno me falta una
tercera, la empatía que tienen con todos los becarios o con los trabajadores en
prácticas.
Se me olvidaba, ¿con que compañía
volaban? Una pista, empieza por RYA y termina por AIR.