domingo, 30 de septiembre de 2018

Una de solidaridad



Yo vivo en un barrio solidario. Bueno, más o menos, pero un barrio donde la mayoría de los vecinos nos ayudamos unos a otros. Y aquí un pequeño botón, o sea una muestra de lo que me refiero.

Resulta, que ayer mi señora esposa me mandó a comprar los mandaos que le faltaban de la lista sabatina, que por cierto era extensa, cosas de tener cita en la peluquería (ella). Cuando me acerco a depositar la basura en los buzones correspondientes (“No se te vaya a olvidar la bolsa, es que voy con el tiempo justo de hacerme la permanente”) me encuentro con esto:

Primera foto, con el móvil

¡Toma ya! Tiro de móvil, vale, aún no tengo réflex, y hago un par de fotos. En esta de arriba se ve un artilugio que está en casa de cualquier vecino de Pinomontano. Sí, un ventilador de toda la vida, pero con un cartelito.

 Segunda foto, igual, con el móvil

 
No os preocupéis de ampliar la fotito para leer lo que pone en la hoja pegada a la rejilla, yo os la trascribo. Perdonadme que mi móvil no tenga control de obturador, tiempo exposición, filtros, ojo de pez y otras virguerías que tienen las réflex, pero la nota dice:

Este ventilador ¡funciona! Lo dejo aquí porque por fin ¡tengo aire acondicionado! Que lo disfrutéis.

Seguro que detrás de esta nota hay una historia de las que merecen ser contadas. Nótese que el ventilador tiene pinta de ser de los chinos. Esos que suenan como un eurifaigter y no te enteras de lo que dice la tele, el porterillo de la puerta, o el teléfono cuando te llaman para que te cambies de compañía telefónica. Mucho ruido, pero por lo menos te remueve el aire caliente del “suave” verano sevillano.

Pero digo yo, que esta solidaria familia, después de años sufriendo la canícula sevillana, sudores, ardores y siestas sin dormir, han conseguido tener aire acondicionado. Me los imagino juntando euro a euro, quitándose de otras cosas necesarias, esperando a que “la cosa” se normalice una mijilla. Pero al final lo consiguieron, aunque sea en Septiembre. Pero ahí no acaba la cosa. ¿Qué hacemos con el ventilador? ¿Lo guardamos? ¿Se lo damos a tu cuñao? No, mejor lo bajamos a la calle para que alguien a quién le haga falta lo pueda aprovechar.

Dicho y hecho, con la nota informativa correspondiente, para el uso y disfrute de cualquier vecino necesitado.

Después de echar la foto, me encaminé al cajero de los tiesos, ese que te da, siempre que dispongas de saldo, billetes de diez euros. Tardé unos diez minutos. Y cuando pasé de nuevo por el lugar, el ventilador ya no estaba. Quiero pensar que lo cogió alguien a quien le hacía falta. Alguien que vio una oportunidad de mejorar un poquito su vida y que agradeció a la persona anónima que dejo el ventilador, la iniciativa solidaria.

Es que hay muchos tipos de solidaridad. Y es de bien nacido el ser agradecido ¿no?





lunes, 24 de septiembre de 2018

Vuelve a casa por ¿Navidad?



La mayoría de la gente vuelve a casa por Navidad, o al menos eso dicen. Y un servidor no podía ser menos, y aquí está el tío, en La Bodeguita por Navidad. ¿Qué no estamos en Navidad? A ver entonces como me explico lo que vi el pasado lunes ¡17 de Septiembre!, repito, 17 de Septiembre de 2018.

Resulta que estábamos de compras en un centro comercial de esos “americanos” que se están implantando en algunas de nuestras ciudades. No voy a hacer publicidad, pero el nombre empieza por COS y termina por TCO y sigue con  WHOLESALE. Es americano americano, pero de los de América del Norte, genuino yanqui para entendernos.

Venden de todo, desde frigoríficos de cuatro puertas, televisores tamaño cine de verano, botes de mayonesa de kilo, cajas de pinchitos morunos, chaquetones talla XXXL, juguetes, sofases, bebidas, hasta sillones que te dan masajitos a lo bestia. Pero repito, todo a estilo americano. Ejemplo: los botes de perejil picado tienen cerca de medio kilo. Delicatesen, todas las que os imaginéis. Y ¿la gasolina? También y barata. Y con cola en los surtidores.

Bueno, que estábamos buscando una caja de cincuenta perchas para la ropa y justo al dejar atrás la estantería donde están la réflex, (nótese que he dicho “al dejar atrás”) nos encontramos con esto:



¿Qué? cortingles, ¡se te han adelantao!   ¡Es que estos americanos! Pero había más cosas, un pequeño detalle:



Y me pregunto yo: antes de Navidad ¿no viene el día de dar las gracias (Thanksgiving Day para los que tenéis el B1). Y ¿Qué hacemos con el jalogüin? esa fiesta tan “nuestra”. O sea, que el que da primero da dos veces ¿no? Vale, mañana llamo a nuestro alcalde John Sword (Juan Espada para los que no tenéis el B1) y le propongo que inaugure el alumbrado navideño el día 12 de Octubre, fiesta Nacional y cumpleaños de un servidor, Totá, ya que nos adelantamos vamos a aprovechar la clarita, aunque estemos a 38 grados en esta bendita ciudad.

Otra cosa, ahora sobre los gustos de la gente de Wisconsin, Delaware, Orlando o Milwaukee.


Esto también estaba entre los miles de adornos “navideños”. Y mirándolo detenidamente, no sé, pero yo juraría en  el cementerio sevillano de San Fernando, a la derecha del Cristo de la Mieles, justo pasando la tumba de Antonio Machín, hay una jartá de  angelitos como este adornando nichos, panteones y demás ultimas moradas. ¿Qué los americanos adornan sus casas con estatuas de este estilo? Po sí que son raros. Raros y listos con eso de adelantarse para aprovechar el tirón comercial de las fiestas.

Pero que conste, se pongan los yanquis como se pongan, en casa ponemos el portal de Belén el día 8 de Diciembre, la ropacamilla el día de los muertos,  la cesta de Navidad… la cesta de Navidad cuando toque y la cena de empresa… la cena de empresa es otra historia, seguramente este año nanái. No es por nada, simplemente para evitar daños colaterales como en años anteriores.

Enga,  nos leemos pronto, no sea que me pille el toro y cuando me dé cuenta tengo las ofertas del rebujito y la manzanilla en el Costco. Que los americanos son mu suyos.