Hoy me voy a atrever a corregir y a rectificar a toda una grandísima escritora
como es la sevillana, aunque nacida en Bilbao, Nerea Riesco.
Esta autora, de la que soy seguidor en su página del feisbu, publica de vez en cuando, fotos
de escritores que tienen algo en común. La serie de fotos se llama “Escritores
con gatos” y, como es lógico, muestra imágenes de autores o autoras (que no se me enfade nadie o nadia)
con sus felinos o felinas. Los hay de todos los géneros y épocas, con el
elemento gatuno en común, claro. Vale, hasta aquí todo bien.
También nos regala fotos de sus dos gatos: Dante y Poe. Por
cierto, ya me quedo más tranquilo sabiendo que no soy raro cuando llamo a mi
gato Quillo, cada uno con sus inquietudes y conocimientos ¡Qué quieres que te
diga!
Bueno, Nerea, vamos al lío.
Deberías saber,
como buena cuidadora de Dante y Poe, que tú no tienes gatos, ellos te tienen a
ti. La casa es de los gatos, tú, en todo caso, pagas la hipoteca. El mejor
sitio de la casa es donde esté el gato, en el resto puedes estar, de
momento. Las horas de juegos la deciden ellos, tú te limitas a acompañarles.
Nunca se te puede olvidar que, para ellos, eres el humano que le da de comer.
Si se sientan a tu lado mientras escribes la próxima novela, no es para darte
compañía, es para controlarte y que llegues a tiempo a entregar las galeradas.
¿No te das cuenta que quién te marca los horarios es Dante? De momento, claro,
dentro de poco Poe será el señor del castillo, si no, al tiempo. Tranquila que
tu papel de sirvienta y vasalla lo tienes asegurado.
Nada, que si tienes tiempo entre presentación y firmas de tu última novela “Los lunes en el Rizt” a ver si puedes
cambiar lo de “escritores con gatos” por “gatos con escritores”, creo que es
más real.
(Iba a seguir escribiendo más cosas pero es que, por lo
visto, mi vieja silla y mi rancio cojín, tienen que tener algo bueno porque el
Quillo no para de dormir la sagrada siesta ¡y cualquiera lo molesta!)