jueves, 22 de noviembre de 2012

Venganza



Resulta que durante esta semana me toca trabajar en el turno de noche. ¿Qué significa esto? Pues que ando obnubilado, que no descanso como me gustaría, que ni duermo por la mañana ni duermo por la tarde, a lo sumo cuatro o cinco horas. Por otro lado es un peaje que pago con gusto ya que soy un privilegiado que dispone de un trabajo estable y,  total, la semana que viene me toca de tarde y la siguiente de mañana, y uno se acostumbra y … eso, que ando estos días más atontado que de costumbre.

Bueno, aprovechando que mi familia “disfruta” de mi presencia, a mi querida esposa no se le ocurre otra cosa que mandarme trabajillos que un servidor va dejando pendiente para hacerlos…  ahora, ahora.

-Anda, ya que son las ocho de la mañana ¿por qué no te acercas y nos traes churritos?
-¿Por qué no arreglas el trastero de la terraza y ordenas las herramientas?
-¿Has visto que hay dos azulejos en la cocina que se pueden caer?
-¿Las macetas no hay que podarla en esta época?
-¿Por qué no buscas las cajas del portal de Belén?
-¿Por qué no dejas a los niños que vean lo que quieran en la tele del salón?
-¿As medido la pared  a ver si cabe la estantería que tú quieres?
-¿Vas  esta tarde al Mercadona, mientras yo me quedo charlando con mi niña?
-¿Por qué no te acercas a comprar comida para el Quillo?
- ….

Todo esto y más, y yo sin dormir, y yo si sueño, y yo diciendo esas palabras tan especiales que tenemos los hombres… ahora, ahora. Ofú, que pesaita se pone “algunos días”. No puede esperar a que este libre por las mañanas, o por las tardes, no, ella cuando estoy  cumpliendo mis obligaciones laborales en el turno de los vampiros y licántropos. Claro como  se hecha a dormir con el gato a sus pies y descansa toda la noche. Tú no duermes porque no quieres –me dice con cara de chincharme. 

Pero mira por donde, buscando una foto mía vestido de marinero para ilustrar una entrada, me topé con una reliquia que ella tenía guardada a buen recaudo.  Esto lo utilizaré en su contra, pensé, seguro que la utilizo, veras como me deja tranquilo al menos hasta el fin de semana.

-Anda, por qué no dejas de llorar leyendo el periódico deportivo ese, si lo de tu Betis ya no tiene remedio.

Ahí me ha dado, y eso que es medio bética porque se ha criado al ladito del glorioso Estadio Benito Villamarín. Yo era una niña muy linda y muy aplicada, me dice siempre. ¡Y mu canija! ¡Toma reliquia!

Lurdita en el Colegio Padre Manjón en el año (no me deja decirlo)


Que conste que con el tiempo ha nejorado mucho. Sigue siendo linda y aplicada, y muy pesada, y con una mijilla de carnes más, y me pondrá a pan y agua durante una temporada (lo de pan y agua lo entendéis ¿verdad?), y seguirá dándome la lata y yo diciendo eso de… ahora, ahora.

Pequeña aclaración: Mi queridísima esposa ha visto la entrada antes de que yo le diera al botón de publicar. Me ha mirado con ojos tiernos y me ha dado permiso a mostrarla por la red de redes. ¿Con ojos tiernos?, no sé,  de momento “se ha perdido” una foto mía bañándome en la Rivera del Hueznar cuando tenía 10 añitos. Menos mal que no tiene Facebook, ni Twitter, ni nada de eso, creo. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

El tirón



En la oficina de la obra solo quedaban el aparejador, el encargado de los albañiles, el vendedor y el joven administrativo que se acercaba todas las semanas para recabar los documentos, partes de trabajo, pedidos y demás papeleo que surgía  de la construcción de doscientas y picos de viviendas. La obra estaba al final del barrio, pero esta pequeña construcción provisional era lo más cercano a las viviendas antiguas y junto al piso piloto que era visitado a diario por vecinos y futuros compradores. 

A esas horas  pocas personas se acercaban por allí, pero aquella tarde fue especial. En la puerta, llamando con muchos aspavientos, se encontraba una señora de edad avanzada, con cara asustada, una bolsa de supermercado en la mano y lágrimas en los ojos. 

-Señora ¿qué le ocurre?
-¡Que me han robado! ¡Que me ha pegado un tirón un niñato que iba en una moto!

Como pudieron la tranquilizaron y después de sentarla y darle un poco de agua, el encargado comenzó a curarle el brazo herido.  Una vez que la buena señora pudo por fin recobrar el resuello, intentaron que explicara el suceso por si podían ayudarla.

-Pues mira hijo, venía a ver el piso piloto porque mi hija se ha comprado uno en el primer bloque y me ha dicho que es muy bonito y muy grande; que se lo ha comprado con cuatro habitaciones por si un día yo me tengo que venir a vivir con ella. Cuando venía para acá, he escuchado una moto que venía como un loco por la acera. Al volverme he visto un niñato con unos pelos muy largos y antes que me diera cuenta me ha agarrado del bolso y se lo ha llevado. ¡Fijarse en el arañazo que me ha dejado!

Después de un buen rato hablando con la señora, consiguieron que se  calmara y se dispusieron a acompañarla hasta su casa. Una vez en la puerta de la oficina, la señora se paró y comenzó a reírse de una forma consistente y un tanto extraña. Se miraron unos a otro con cara de extrañeza por la reacción de la señora e intentaron tranquilizarla una vez más.

-Permita el Altísimo que gastes lo que me has robado en limpiarte el culo después de las cagaleras que te tienen que entrar.
-Señora, por favor, hable usted bien y no diga esas cosas.

-No hijo, no, es que verás: Antes de entrar en el supermercado he estado en la tienda de Rosita, que es donde compro el papel higiénico ese es que es tan suave y que sirve para todo. Como no me gusta que en una tienda vean lo que compro en otra, cogí los cuatro rollos y los metí en el bolso. Después de comprar en el  súper, salí a la calle con mi bolsa de la  compra, ¡que me han cobrado 3 céntimos por ella!, y mi bolso con el papel higiénico. El  monedero, con lo poquito que me ha sobrado, lo metí sin darme cuenta en la bolsa de plástico.   Así, que el niñato ese que por poco me tira al suelo, se ha llevado un bolso viejo comprado en el mercadillo de los jueves, lleno de papel para el culo. Lo dicho, hijos míos, que utilice el fruto de su robo para limpiarse después de la gastroenteritis que le va a entrar cuando vea lo que me ha quitado. ¡Sinvergüenza!.

El administrativo acompañó a la señora hasta su casa riéndose todo el camino y pensando en la cara que pondría el tironero cuando abriese el bolso.

martes, 13 de noviembre de 2012

Colores



En la entrada anterior comentaba de pasada que tenía que ir al Colores. Para los que sois de Sevilla os habrá resultado un tanto chocante tal atrevimiento por mi parte, pero como la mayoría de mis ilustre visitantes no conocen algunos de los lugares “típicos” de esta bendita ciudad pasaré a explicar brevemente las características de este establecimiento.

Según me cuentan, repito, según me cuentan, dicho local es un lugar donde se acercan muchos hombres a tomarse una copita y admirar la belleza de cincuenta mujeres de todas las nacionalidades, que curiosamente lucen sus esculturales cuerpos, según me dicen, en ropa interior o en ausencia de esta. Incluso me comentan que en la planta de arriba existen habitaciones en las que vete tú a saber que cosas pueden hacer estas féminas. Recordareis que  hace algunos años pillaron al ínclito hijo de una tonadillera sevillana saliendo del local con una cara de tonto, incluso más de la que tiene habitualmente.

Bueno, pues el otro día, un buen amigo me comentó, con un poquito de ironía, que en un local del edificio del mercado de abastos de nuestro barrio iban a abrir un Colores. Me dejó perplejo porque lo primero que se me vino a la cabeza es que era demasiado fuerte poner un lupanar en un barrio y encima en el centro neurálgico del mismo. El atrevimiento de este mundillo llegaba demasiado lejos. Le pregunté a mi amigo donde estaba exactamente para curiosear un poco desde el exterior, repito, desde el exterior.

-¿Te acuerdas de la primera tienda de veinte duros que abrieron cuando nuestros hijos eran pequeños?, Pues justo ahí. Los antiguos dueños no han podido con la competencia venida de oriente y han decidido alquilar el local.

El sábado pasado por la mañana, armado de mi cámara, fui a vichear un poco por la zona, acompañando a  mi esposa   que casualmente tenía que comprar varios “mandaos” en la plaza de abastos. La dejé dentro del mercado y furtivamente conseguí la correspondiente foto del Colores, porque existir, existe, doy fe.


¿Lo veis? Pues sí, es El Colores. Una frutería autoservicio como si fuera un Carrefú cualquiera y encima regentada por chinos. Y digo yo: ¿en qué momento se le ocurrió al director de marketing de la nueva verdulería este nombre? ¿No sabes, mi querido chinorri, lo que es el Colores en Sevilla? ¿Tú sabes, mi querido oriental, el cachondeo que tienen todas las mujeres del barrio cuando dicen eso de me voy al Colores? ¿Pensaste por un momento en que cuando la policía siga con el trabajo de erradicar esta lacra que es el proxenetismo, tu local estará en la lista? Colores, ¿Cómo se te ocurre ponerle este nombre a una frutería?

En fin, yo seguiré comprando en la frutería de mis amigos Juanjo (enganchado al apalabrao) y Rocío; que por lo menos le pusieron un nombre más adecuado: La Repera. Mi mujer, que no es la de la foto, le dirá al frutero eso de "Juanjo pon me un cartón de güevos de los que tu sabes que me gustan". Claro que un servidor, que tampoco soy el del chandal del Sevilla F.C. (¡enseguía!), con la educación que me caracteriza, cuando voy a comprar le digo eso de "Frutera, ¿como tienes las peras hoy?.



domingo, 11 de noviembre de 2012

En casa del herrero ...





Vale, no tengo escusa, o a lo mejor  quizá la tenga. Llevo un montón de semanas si abrir La Bodeguita, pero si hablamos de abrir fijaros como tengo mi viejo ordenador. El caso es que se me fastidió el botón de arranque o de encendido, o como se llame. Solución: -Papá quitas la carcasa, sacas los cables y le das con los deditos. Vale, hecho, así una temporadita, pero a ver si me lo arreglas. -Que si, papá, no seas pesado que ando muy liado.

Por un hijo esperamos todo lo que haga falta. -Niño haz el favor ¿no? -!Papá que pesaito eres ¡ Pero un día se puso manos a la obra. Desmontó todo lo desmontable. Limpió a fondo el interior de mi artilugio electrónico. Que de pelusas habitan en el interior, hasta moscas radioactivas. Bueno, po al grano. Que le quitó la fuente de alimentación, los ventiladores, miró la placa base, desconectó los lectores de deuvedeses, y una jartá de cosas más.

-Niño, que lo que estaba estropeado era el botón de encendido, que vale 60 céntimos, que se trata de soldar las conexiones o cambiarlo por el botón de resert como tú me has dicho. -Que sí  papá, pero ya aprovecho y te formateo los dos discos duros que tienes, miro los ventiladores a ver si me sirven para mi  gambarius (*) que en mi cuarto hace mucha calor y las gambas se me van a cocer, incluso, a lo mejor te cambio el procesador.

¡Ole mi niño! ¡Ole mi asesor informático! Oye campeón, ¿y para cuándo?  -Ofú papá, ya me pondré cuando tenga tiempo. -¿Y mientras tanto que hago yo?

Nada, que me largó su viejo ordenador portátil. Y aquí ando, con un teclado incompatible con mis dedos porrones, dándole la lata a mi sufridora esposa ya que ahora utilizo la mesa del salón y no mi pequeño rincón donde me dejaban aislado para que no les fastidiara  más de lo conveniente. Si mi “querido” asesor informático  tiene a bien continuar con la labor de reparación (¡¡sesenta céntimos!!) y mantenimiento (¡¡mis fotos¡¡ ¡¡mis programas!! ¡¡mis discos, digo mis copias de seguridad de mis discos!!) Pues entonces…

Entonces me veo acostumbrándome a utilizar el portátil heredado de mi churumbel y seguro que mi querida esposa ya ha pensado una utilidad o un mueble para mi pequeño rincón. ¡Ah, otra cosa! como algunos de mis compañeros y algunos de mis innumerables y magníficos jefes se pasan de vez en cuando por La Bodeguita, les digo que no hay problema, que yo me adapto perfectamente a las nuevas tecnologías y aprendo muy rápido, que me podéis mandar a las líneas nuevas. (Esto último es una pequeña licencia que me he tomado para intentar un pequeño empujoncito en cuestión laboral).

Bueno, que os dejo de momento, que mañana tengo que visitar El Colores. Tal como suena. Y los de Sevilla no seáis malpensados, que esto sigue siendo La Bodeguita del Naranjito.


(*)Para quien no lo sepa un gambarius es un acuario para criar gambas. Mi hijo tiene uno en su cuarto. ¿A que se merece una entrada con fotos y todo? ¡¡Víctor!! ¡¡ Que me arregles el ordenador!!