Mi mujer hace tiempo que no lo hace, asi que he rebuscado por interne una foto parecida |
Como dije en la entrada anterior
os comentaré algo sobre la receta del Güaylei. Puntualicemos para que no me
metan un puro los irlandeses propietarios de
un brebaje parecido a base de whisky y crema de leche que, creo, su
nombre empieza por BA I termina por LEYS. A ver Güaylei es lo que hace mi
mujer, gracia a una receta que se ha trasmitido de amiga a amiga en la puerta
del colegio mientras esperan con ¿ansia? la salida de los respectivos
churumbeles. Reitero que no tiene nada que ver con ese licor espirituoso que
viene en una botella marroncita. O a lo mejor sí.
El caso es que de vez en
cuando mi parienta se pone manos a la
obra y nos obsequia con tan sabroso elixir. ¿En qué ocasiones? Por ejemplo:
-Este sábado vamos a casa de mis primas que tienen organizada una barbacoa.
Quieren que lleve Güaylei para después de comer, mientras los tíos lloráis con
el Betis y reposáis la carne, si podéis, jejeje, Otro ejemplo: -Este fin de año
lo celebramos en casa, vendrán algunos vecinos ¿preparo Güaylei?
Dejemosno de barbacoas y
centremosno en fin de año. Fin de año, Navidad, Reyes Magos, unas fechas en las
que hace años, unos cuantos, en casa no faltaban alguna que otra cestita regalo
que algún que otro proveedor nos regalaba a los pocos empleados que componíamos
mi anterior curro. Pelotas que eran, pero que les vamos a hacer, si ellos eran
felices con las ofrendas nosotros también. Que conste, y repito que de esto
hace ya muchos años, que yo trabajaba en el sector de las artes gráficas, no en
mi actual empresa, ¿vale? Hoy en día de regalitos a los operarios por parte de
los proveedores ná de ná, y eso que
solo somos 700.
Las botellitas eran un tanto
peleonas. Algunas manzanillas no valían ni para el rebujito, pero a caballo
regalado… Eso sí, los de Viladecans se comportaban. Todo de calidad y muy bien
presentado. Vale, me dejo de regalitos y quejas y vamos a por fin de año.
En la sobremesa, mientras los
niños andaban correteando y jugando por el bloque, los mayores nos dedicábamos
a tan noble y perdida tradición de “pasaba a desearte feliz año”. Aquel año en
especial mi casa fue un éxito. –Que rico te ha salido el Baileys. –Güaylei,
vecina, esto es Güaylei. Todo un triunfo, hasta tal punto que al día siguiente
alguna que otra vecina y algún que otro vecino repitió la visita y las copitas.
Yo lo pude probar, de chiripa, y
sí, efectivamente, mi mujer le había dado un puntito que ya quisieran los
irlandeses.
-Pues fíjate que he usado el
whisky ese malo que venía en la cesta de los catalanes. -¿Queee?-contesté yo
notando como me subían los calores del chupito de Güaylei.
Amo a vé, la caja de los catalanes: piensen ustedes por un momento
en un cava güeno güeno, po ese. Un ron dominicano güeno güeno, po ese. Un Rivera del Duero
güeno güeno, po ese. Un Rueda blanco güeno güeno, po ese. Un whisky 15 años
güeno güeno, po ese. Po ese es el que utilizó mi parienta
para confeccionar el mítico y único Güaylei.
Os podéis imaginar el éxito de
aquel fin de año, irrepetible. Bueno, irrepetible porque ya me he encargado yo
de darle unas pequeñas nociones sobre el aguadefuego.
Bueno y ahora toca la receta ¿no?
Pues lápiz, papel y al súper.
Ingredientes:
-Una lata de leche condensada
pequeña. La que utiliza mi rubia es de marca la mujer del lechero.
-Un sobrecito individual de café descafeinado. En este caso usa la
marca del nido de pajaritos.
-Un litro de batido de vainilla.
Marca el que esté de oferta en la tienda.
- Whisky, marca la que no tiene
el dispositivo de seguridad ese que pita cuando lo pasas por la caja. Cantidad: lo que cabe en la lata de leche más
dos dedos (en horizontal)
Elaboración:
Coges todos los ingredientes y al
vaso de la túrmix, y a batir, y a esperar que esté espesito, y después al frigo
y cuando esté fresquito, a disfrutar del
auténtico Güaylei.
Y como estamos en verano para la
próxima entrada la receta de las papas guisás ¿o comento sobre otras cosas?. Ya
veré.