Joeee, la de tiempo que hace que
no abro La Bodeguita. Joeeee, la caló
que está haciendo hoy. Joeee, la próxima factura de la lú. Joeee, lo que queda para disfrutar de mis merecidísimas
vacaciones (bendito 14 de Agosto). Joeee, la de gente que me dice eso de “las
musas ¿las tienes en Matalascañas? Bueno, venga, a ver si poco a poco retomo lo
de aporrear teclas, desentumezco los deditos y a dar la brasa. Y como estamos
en verano, por lo menos en el hemisferio norte, todo un clásico: La nevera.
Pues sí, yo tengo una nevera de
playa de las de toda la vida. Azul, con su correspondiente asa blanca. Donde mi
mujer es capaz de meter el contenido de medio frigorífico para pasar un diíta de playa. La logística de las amas
de casas es algo digno de estudio de las mejores International business schol.
Pero hoy quiero comentar sobre mi “otra” nevera. Esta
Un poquillo chunga la foto, es que todavía no tengo ... |
Chula ¿a que sí? Moderna,
practica, el tamaño justo para tres o cuatro botellines un par de latitas de refrescos, una botellita
de agua, unas latitas de aceitunas manzanilla sin huesos y hielo, mucho hielo.
¿Cuánto me costó? Nada. ¿Quién la consiguió? Mi parienta (con mi inestimable colaboración).
¿Cuándo? Cuando éramos una alegre pareja de pipiolos que deseábamos que yo
terminara mi jornada laboral para irnos a pelar la pava. Como esto último lo
lea mi mujer, lo de pelar la pava, me corta el … interné. ¿Cómo? Ofú ¡que jartura de batidos!
Como veis en el lateral de la
neverita se trata de una promoción que sacó hace una jartá de años una empresa de yogures. Por cierto, de pasada
comentaré que esta empresa estaba situada justo al laito de donde tengo la suerte de trabajar hoy en día. Y digo
estaba porque hace unos meses cerró la fábrica y se llevó toda la producción
vete tú a saber dónde. Ná, que un
montón de parados más, pero el final de
la crisis ya está aquí. ¡Un mojón pa
quien lo diga! Perdón, es que hay cosas que me enervan y esta historia no va de
mosqueos.
Al meollo de la cuestión. Había
que conseguir una cantidad interminable de puntos que venían impresos en el
interior del taponcito. Repito: una cantidad interminable. Y no se me ocurre
otra cosa que decirle a mi novia que los de fresas están mu güenos. La de tontería que hacemos por las novias (“Que no
cariño, que yo todo la hacía y lo hago con mucho agrado y sin peloteo, cierro
comillas y paréntesis.
¿A qué hora se puede tomar un yogú líquido? Pues muy fácil, a la hora
del desayuno, del piquislabis, de la paella dominguera o el cocido sabatino; a
la hora que tus colegas se están tomando un cafelito con una bizcotela, a la
hora del picadillo veraniego o a la hora de la tapita de lubina empaná. Y que no se te olvide llevarte
uno que seguro que a tu madre le encanta.
Pues sí, una cantidad interminable
y a todas horas. Pero mi rubia lo consiguió. Y he amortizado los litros y
litros del brebaje “una cantidad interminable” de veces. ¿Qué nos vamos a la
playa? La nevera azul y la del daná.
Que vamos a la piscina, la del daná na
más. ¿Qué vamos a celebrar la noche de San Juan en el vecino parque Miraflores?
¡Enseguía! Al parque no me la llevo,
que hay un chiringuito donde ponen cervecita fresquita. Que no, al parque no.
Lo que son las cosas, los que la
han utilizado más veces han sido nuestros hijos. De hecho mi Princesa se pira
esta tarde-noche-muytarde a disfrutar del fresquito nocturno a la orillita del
Guadalquivir. Y no lleva nada de alcohol, doy fe de ello después de una
paternal visual al interior. Lo de mirar el interior no es por inmiscuirme en
sus cosas, pero ya que he tenido que ir al supermercado a comprarle hielo,
patatas fritas, etc. etc. y etc., aprovecho la ocasión para curiosear.
Mereció la pena la pechá de brebaje color rosa que me tomé
hace unos cuantos años, hice feliz a mi entonces novia y hoy sufrida esposa,
ahora mis hijos siguen utilizando la “neverita”, pero si alguna vez tenéis la
oportunidad de invitarme a algo, por favor un yogú liquido de fresas ¡ni se os ocurra!
¿Que pasa? ¿Que yo soy el único que hace estas cosas? !Enga ya!
Bueno, ya estoy aquí de nuevo y para la próxima entrada os comentaré la receta del Güaylei.
Como se nota los Blogueros "pudientes" que vienen de Matalascañas y claro, notan ahora mas caló.
ResponderEliminarLa neverita muy Guay. mereció la pena. Y por una novia todos los yogures del mundo son pocos.
Bienvenido y mientras mas volváis, cabemos a menos calor, al repartirlo entre todos.
manolo
Que va Manolo, las que estan en Matalascañas son mis musas. Yo soy mas de Valdelagrana pero este año me parece que veranearé en terrasilla, o sea, en mi terraza sentaito en una silla.Y las vacaciones el día 14. !no quea ná!.
EliminarUn abrazo compartido con una jartá de calor.
Naranjito hijo, si hasta creía que ibas a traspasar la bodeguita.Anda dejate de rollos y dile a las musas esas que ya esta bien de tantas vacaciones que quiero seguir disfrutando del sitio con más gracia de la Blogosfera.Ah! amigo, en lo de Valdelagrana coincidimos de pleno, llevo ya cuatro años disfrutandolo y no hay más gracia, más alegría, más tranquilidad, más buenas tapitas que en los pocos km. que hay desde allí a Cadiz y viceversa, ¡ GLORIA BENDITA !, pá forma un guirigay como dicen por la CALETA.Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarDe traspaso nada de nada, faltaria más. La bahia gaditana tiene algo que te atrapa. Valdelagrana fue mi primer contacto con el mar. Despues, por cuestiones de la Armada, tube la suerte de enhamorarme de La mar. Por eso a Cadiz le tengo un especial cariño.
EliminarUn abrazo.
Pos claro que sí, hombre! Esas cosas tan prácticas hay que conseguirlas siempre. Y, no ves? Ahora tus churumbeles tb pueden usarla en sus diítas de campo y playa (a la orilla del Guadalquivir). jejejejejej
ResponderEliminarMe alegro de verte por aquí.
:)
Besos!!
Un abrazo Lourde. Amortizarla la hemos amortizado tela.
EliminarUn besote.