Rebuscando una definición clara y
concisa de la palabra lucidez he encontrado que significa “claridad y rapidez
mental para exponer o comprender algo”. Pero para definición de lucidez, mi
yaya Monte.
He hablado en otras ocasiones de
mi yaya Monte. La última vez fue para contar la receta del gazpacho de
invierno, pero con la caló que hace, mejor que tomemos él de toda la
vida que tiene más vitaminas. Vitaminas como las que le sobran a mi tía y eso
que va a cumplir 95 años. No me he equivocado, he escrito noventa y cinco.
Sigo, es viuda desde hace veinte
años, pero el recuerdo de mi tío Antonio lo tiene presente las veinticuatro
horas del día y todas las que le toque de noche. Tan vivo lo tiene que el pasado
14 de febrero (día de los enamorados) preparó un jarrón con flores para
colocarlo junto a una de las muchas fotos que tiene de su difunto marido, con
la mala suerte que se le cayó y se resbalo al pisar el agua. Conclusión, rotura
de cadera y pa el hospital.
Pues nada, que mi yaya dolorida,
en la sala de triaje dándole los datos a los sanitarios.
--¿Es usted alérgica a algo?
--Al mundo. ¿Tú ves la tele? Pues
yo cuando veo las noticias de las tragedias que pasan en el mundo, los
programas esos de cotilleos y los políticos sinvergüenzas, es que me entran sarpullíos.
Esa fue la primera, pero
tranquilos que sigo.
Lógicamente por la caída y por
los años, tenían que operarla. Y tenemos a la señora anestesista explicándole
los pormenores de la intervención. Usted tranquila Monte, le comentaba muy
suavemente, le vamos a dormir solo de
cintura para abajo. Estará consciente en todo momento.
--Fíjate, yo nunca he parido y
ahora a mis años me vais a poner la epidural. Me parece bien, con eso estaré
pendiente de lo que hacéis, porque le voy a decir una cosa doctora, yo me
quiero morir, pero de muerte natural, no de una operación.
Y llego el día de la operación. Y
ella despierta todo el tiempo atenta a lo que ocurría a su alrededor. Y soltó
otra de sus frases.
--¿Pero qué estáis haciendo? Si
solo oigo martillazos y os escucho hablar de cemento, ¿no estaréis haciendo una
obra? Con lo jartita que quedé de
albañiles.
Se operó, le dieron el alta y
para su casa. Y allí la tengo, de momento un mes de la cama al sofá y del sofá
a la cama. Cuidada por las niñas. Las niñas son sus hermanas mis otras dos
tías. Pero tranquilos que son más jóvenes que ella, concretamente 88 y 87 la
más pequeña, mi madrina.
--Cal´lito, tus tías las niñas, todo el día peleándose y mandando, no
hay quien las aguante, a final las tendré que cuidar yo a ellas o mandarlas a
paseo.
Yo quiero llegar a los noventa y
cinco como mi yaya, y a los noventa y seis que cumplirá el quince de mayo. Y
tener la lucidez, la fuerza y las ganas de vivir que tiene ella, aunque lleva
más de veinte diciendo que ya pronto tiene que hacer el “viaje”. A saber que
viaje piensa hacer, a lo mejor quiere darse un garbeito por Barcelona donde
pasó tantos años, ¿quién sabe?