martes, 28 de febrero de 2012

Sor Úrsula

Foto buscada en la red






Aprovechando las jornadas de puertas abiertas con motivo de la celebración del Día de Andalucía, he visitado nuevamente la sede del Parlamento Andaluz. Quería fotografiar el extraño rosetón que existe en la fachada de la antigua iglesia, hoy en día Salón de Plenos donde se deliberan las leyes, justo a la misma altura de lo que antes era el altar. Despistándome un poco del grupo logré colarme en el Salón de los Pasos Perdidos. Una vez dentro un escalofrío me recorrió el cuerpo. Noté una presencia a mi espalda. En principio pensé en alguien de seguridad que me reprendería mi atrevimiento por dejar de escuchar las explicaciones del guía. Pero no. Al darme la vuelta vi como se estaba formando un cuerpo transparente. Lucia un hábito de monja de otros siglos y le colgaba del cordón del cinturón un manojo de llaves. Bajo una inmensa cofia de enfermera se me apareció  un rostro de aspecto áspero y seco, con una mirada etérea que me traspasaba. Pero lo que más me causo terror fueron sus palabras:

   -No te asustes iluso visitante, no te asuste y escucha mis ultimas palabras en este  lugar y promúlgalas a generaciones venideras. Llevo rondando estos pasillos, salas y patios desde que mi señora Doña Catalina de Rivera y su hijo el primer marqués de Tarifa, Don Fadrique, fundaran este Hospital de las Cinco Llagas de Nuestro Señor Jesucristo hace cuatrocientos y setenta años. Los temerosos de Dios han dicho de mí que soy intolerante y de difícil temperamento; que soy insensible; que solo asisto a los pacientes que les quedan pocas horas de vida; que solo me aparezco a moribundos y desahuciados. Pero no es cierto. Durante mi espectral vida he visto las miserias de las personas y he intentado recordarles al ser humano la fugacidad de su paso por este mundo y la obligación que tienen de hacerlo mejor cada día. Cuando en épocas de penuria venían a vender su sangre para su sustento, por eso hoy lo seguís llamando Hospital de la Sangre, me aparecía a los desesperados. En épocas de guerra imitaba los llantos y gritos de los soldados moribundos para que sus compañeros no olvidaran nunca la inutilidad de las conflagraciones armadas. A los encargados de mantenimiento los asustaba con el ruido de camillas sin engrasar por los pasillos de las zonas de autopsias, de esta forma aceleraban sus trabajos. En los años que estuvo abandonado me aparecía a ladrones y chatarreros amigos de lo ajeno y evité la rapiña  de lo poco que quedaba. De vez en cuando me aparezco por las ventanas para que los vecinos de la calle que lleva el nombre del fundador del Hospital, sigan recordándome y que sepan que los vigilo en sus quehaceres diarios. Pero ya no puedo más, después de tantos siglos asustando y apareciéndome a seres humanos hay algunos  que me han vencido. Me he aparecido en sus celdas, que ellos llaman despachos; en sus criptas, que ellos llaman aparcamientos; en su iglesia, que ellos llaman hemiciclo. No hay manera que entre en razón. Se han sentando en sus confortables asientos y no consigo que piensen en los demás. Ciento nueve personajes y sus adláteres. Solo se dedican a discutir entre ellos y a esperar a que cada cuatro años la gente ilusa les renueve su confianza. Por eso me voy, mi asustado visitante.

   -Me marcharé a la céntrica Iglesia de la Anunciación que comparte cripta con la Facultad de Bellas Artes,  Facultad que tantos artistas sevillanos ha dado al mundo. Allí, en esa cripta está el Panteón de Sevillanos Ilustres. Esperaré a que quiten de la tumba de Gustavo Adolfo Bécquer las cartas de amor que han dejado el pasado día de San Valentín los enamorados y enamoradas. Me uniré a los fantasmas de Santiago y La Ceci, que no es otra que Cecilia Böhl de Faber aquella que escribió “Callar en vida y perdonar en muerte”. A los estudiantes no lo asustaremos porque ellos se dedican a lo que se tienen que dedicar: a aprender y a formarse. Y, además, saben convivir con espectros y fantasmas. Incluso nos dedican fiestas de vez en cuando. Cuenta mi historia, asustado visitante, cuenta mi historia y recuérdala el próximo 25 de Marzo cuando deposites el sobre en la urna transparente para renovar a los ciento nueve personajes que alejaron este impalpable cuerpo del Hospital de las Cinco Llagas.

Con el tintineo que producían las llaves, la figura flotó por el salón y atravesó la pared camino de la calle Andueza. Con el miedo en el cuerpo, regresé con el grupo justo para sentarme en uno de los confortables sillones del hemiciclo. No pude evitar la tentación y abrí un cajón. Había un bloc de notas con el logotipo del Parlamento de Andalucía. Sobre la primera página, con escritura de colegio de pago, unas letras: Con Paco a las dos en el bar el Tremendo de Santa Catalina.

Aprovecha la ocasión Sor Úrsula, pensé, aprovecha la ocasión y date una vuelta por este templo de la cerveza que es El Tremendo. Y si te encuentras con algunos de los ciento nueve, métele un buen susto de mi parte.

FELIZ DIA DE ANDALUCIA

domingo, 19 de febrero de 2012

Todos tenemos un pasado




Pues sí, todos hemos tenido un pasado. Y yo personalmente estoy orgulloso (relativamente) del mio. Aprovechando que estos días ando recopilando fotos antiguas haber si consigo de una vez tener un álbum como manda los cánones archivísticos, entre otras he descubierto estas dos joyitas.

En la primera, cachondeito el preciso ¿vale?, aparezco con mi amigo Manolo el Gordo. Sí, tal como suena, el Gordo, entonces no existía eso de la obesidad. Él con su bocata, como siempre, y un servidor trasteando, como siempre, en esta ocasión con un martillo musical. La foto nos la hizo nuestro amigo Mígue, después hablo de él, en una tapia en Cádiz, y encima en carnavales, pero no íbamos disfrazados.  Fijarse en los zapatos del Gordo y en los calcetines, no os fijéis en los pelos del Canijo, un servidor. El viento de levante en la milenaria ciudad gaditana hace estrago entre los seguidores de la música funky, la buena de verdad.  Pero con esa pinta, triunfaba entre las féminas y “peazo” de día nos pegamos los tres en la Tacita de Plata. Bueno, los tres como que no. El Gordo regulin regular, el Mígue triunfó tela marinera, con su look a lo Fredy Mercury, su look y lo que no es su look. Pero no te metas con mi amigo Mígue que, aunque tenga unos gustos un poco raro, es mi amigo y con mi amigo no se mete nadie (Mígue, ¡ostia! no te pintes tanto los ojos que se te nota un montón).

Po eso, que yo triunfaba un montón. Aunque con la pinta de cantante de rumbas puede parecer que encandilaba a las canis de la época, de eso nada. Yo  engatusaba con mi parla, con mi cultura, con mi torpe ironía, con mis bailes, con mi cuerpo serrano, con mí saber estar, con mí…  Hasta que llegó la rubia y dijo ¡ya te estas pelando!






Y me pelé, y me puse gafas (por cierto, las sigo teniendo de repuesto en el coche, señal que este miope mantiene sus dioptrías en su punto), y cambié de estilo y cambie de pelos (tengo los mismo pero en un tono como tirando a azahar), y me hice un tío cabal, y no salí de juergas, y casi dejé a mi amigo el Gordo y a mi amigo el Mígue por la sevillana rubia que me separó de ellos. Bueno eso que me separó de ellos es un tanto relativo. El Gordo está más gordo y calvo y con su mujer y sus hijas; el Mígue  ya no se pinta los ojos, los ochentas hace tiempo que quedaron atrás, y sigue siendo mi amigo y no te metas con él aunque se le vea el plumero. La amistad por encima de todo.

Pues nada, que seguiré rebuscando fotos, sobre todo donde aparezca esa sevillana que me lió (ella no me da permiso para publicar las fotos, pero no seáis chivatos); esa sevillana con la que intento sacar adelante a un par de churumbeles (mi hija dice que me parezco a Camarón  sin barba en la primera foto), esa sevillana que … Venga, que seguiré rebuscando en mi pasado, seguiré, pero no seáis muy crueles con este vuestro amigo que ha tenido el valor de publicar fotos para demostrar que por mí no pasan los años.

 -¡Papá! ¿te has mirado al espejo!
 -¡Calla niña!

¡Como echo de menos los ochenta!

miércoles, 15 de febrero de 2012

!Viva la Pepa!


Por fin llegó para Cádiz el 12, el año en que todos debemos celebrar el bicentenario de la Constitución de 1812. Una Ley de Leyes que fue pionera en su época, e incluso sirvió de inspiración para la independencia muchos países americanos, no en vano en la redacción de la misma participaron representantes de lo que antes eran colonias españolas al otro lado del Atlántico e incluso de Filipinas. Recogía derechos civiles, separación de poderes, derecho de representación, libertad de imprenta o de expresión, inviolabilidad de domicilio; derechos que hoy nos parecen normales pero que para la época en que fueron promulgados significaron todo un hito.

Las Cortes comenzaron a debatirla en un teatro en la Isla de León, lo que hoy en día es la ciudad de San Fernando, para luego trasladar las deliberaciones a Cádiz, huyendo del acoso del ejército napoleónico. En esta ciudad, y en la iglesia conocida por oratorio de San Felipe Neri, un día 19 de Marzo festividad de San José,  vio la luz lo que se conoció como La Pepa.
Bajo los intensos bombardeos con los que desde Puntales  los gabachos atosigaban  a los ciudadanos, los gaditanos y gaditanas celebraron una ley que les traería esperanza y, sobre todo, libertad.

Hoy Cádiz está ilusionada con esta celebración como estuvimos los sevillanos con los actos de la irrepetible Expo92. Por lo menos la gente sencilla, la buena, la cotidiana, la gente del día a día, la que disfruta viendo como su ciudad, al menos por unos meses, es la capital del mundo. 

A la Tacita de Plata (los que hemos tenido la suerte de ver Cádiz regresando de la mar cuando nuestro maravilloso Sol la ilumina a primeras horas de la mañana sabemos por qué se la llama de esta manera), le debo mucho. Es una ciudad que en una época muy importante de mi vida me regaló más de lo que yo le podré devolver. Por la Constitución de 1812, por la gente que a pesar de todo tiene una sonrisa y una filosofía de vida especial siempre hay que visitar Cádiz.

 ¡Y encima estamos en Carnaval!

Con las bombas que tiran los fanfarrones, hacen las gaditanas tirabuzones, decía un viejo tanguillo gaditano. Hoy en día sigue siendo igual que hace doscientos años. Muchos actos, mucha celebración, muchos preparativos, pero sin esa gaditana anónima que trabaja buscando horas en donde solo hay veinticuatro, sin esa gaditana que sabe criticar la situación actual de nuestro país con su toque personal, no habría actos ni celebración.

El carnaval de Cádiz es especial. Es un Parlamento donde se debate de los asuntos importantes pero de una forma particular y con libertad de imprenta. Aunque lo parezca no hay chabacanería, solamente hay que saber leer entre líneas.

Y por eso, y por que todo esta "mu limpio", como homenaje a la idiosincrasia gaditana solo puedo decir:

¡Viva la Pepi!

(es muy largo, pero merece la pena, otra cosa: la Teo es la señora alcaldesa de Cádiz, Teófila Martinez)





  

miércoles, 8 de febrero de 2012

Muñeco de nieve




¿Frío? ¿Qué hace frío en España? Esto no es nada pa lo que hace en Italia. Mira lo que han liado en la Piazza Cavona en Ancona, capital de la Marche. Esto fue cuando empezó a nevar. Después la cosa se puso mucho peor. Futuros médicos, biólogos, arquitectos, ingenieros, y futuras médicas, biólogas, arquitectas, ingenieras, esto último para que no se enfade la consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía; se pusieron manos a la obra y, aprovechando que las clases estaban suspendidas (las clases, los vuelos, los autobuses, ¡los exámenes!) hicieron en el centro de la plaza un muñeco de nieve de más de dos metros.

Y aquí están los alumnos españoles que, aprovechando las cortitas becas Erasmus, amplían sus estudios por ciudades europeas.  Esto es una pequeña representación de los más de cien  que alegran la vida de esta aburrida ciudad Italiana. Bueno eso de aburrida se lo ha dicho mi hijo a la madre. – Mamá, que no salimos de marcha, solo estudiamos. Que aquí no hay botellonas ni nada que se le parezca. 

Por lo visto fue un éxito lo de la efímera escultura. Todo el mundo se paraba a hacerse la oportuna foto de recuerdo. Y cuando digo todo el mundo me refiero a los anconitanos y anconitanas. Así que la tropa española no tuvo más remedio que deshacer su obra de arte.

-¿Y por qué?

 - Papá, ¿tú no has leído las últimas declaraciones de Excelentísimo Señor Don Mario Monti, Primer ministro de Italia? ¿No? Pues este señor dice que “los jóvenes deben acostumbrarse a no tener un trabajo para toda la vida. Sería muy monótono”. El muy cabrito, !aburrido y monótono es trabajar con una tasa de paro del 8,5 %!, pero vente pa España Mario, que con el 22,8 % de desempleados te vas a enterar tú de lo que es monotonía. Anda, que los operarios del  comune hagan un muñequito nuevo para disfrute de los vecinos que nosotros ya hemos cumplido (menos el nota del gorro y las gafas que se coló en la foto).

-Por cierto,  mira como estaba la calle antes de que empezara a nevar de verdad, cuando solo habían caido cuatro copitos de ná.  Y encima me tocó a mí tirar la basura.