Quizá para los foráneos de la ciudad donde vivo, la imagen que tienen de Sevilla sea la típica de procesiones, ferias, Rocío (que por cierto está en las marismas onubenses), desdentados seguidores de gloriosos equipos de futbol (uno con más títulos que otros, de momento), corruptelas varias (EREs falsos, sindicatos bajo sospechas, despilfarro de erario público), flamenquito, bailes por sevillana y paro de contar.
De todo hay, es cierto. Posiblemente esta forma tan especial de ser, esté incrustado en el ADN de los sevillanos y sevillanas. Y seguramente la tengamos desde que los tartessos se asentaran por estos lares hace un porrón de años antes que las huestes de Gaius Iulius Caesar plantaran sus campamentos en el valle del Guadalquivir, o que el mismísimo Hércules hiciera senderismo por estas tierras. También tenemos mucho de nuestro pasado andalusí, esto mejor lo dejo para otra entrada, Isbiliya sigue siendo Isbiliya.
Pero hay otra ciudad. Una ciudad que poco a poco se va convirtiendo en cosmopolita sin dejar sus tradiciones, su idiosincrasia, su historia, su filosofía de vida y su jartá de arte. Y está en manos de nuestros jóvenes. Jóvenes que a pesar de todas las trabas que les ponen, intentan sacar su estudios adelante, buscar un trabajo digno (gobernantes: buscar en el diccionario de la Rae el significado de esta palabra) y vivir como cualquier joven de cualquier ciudad del orbe.
¿Y todo esto a que viene? Pues veréis, resulta que hay un nota de Virginia, que ha compuesto una canción que es número uno en muchos lugares. Incluso sale en la banda sonora de “mi villano favorito 2”. Y ¿Qué hace la gente? pues se graba bailando la canción y lo sube a su página o al yutube. El Pharrell Williams este tiene una página con veinticuatro horas de la misma canción. Eso sí, grabada en lugares tan dispares como Nueva York, Dubái, Martinica, Buenos Aires, Paris, Cádiz, Pamplona, Granada, Wellington, Berlín y… Sevilla.
Esto lo han grabado unos estudiantes de una residencia universitaria que por cierto, está muy cerquita de “al final de la Palmera”.
Lo que no sabe el Farrel este que en la ciudad de mariasantísima, happy se dice japi. Venga chavales y chavalas a seguir estudiando que el futuro es vuestro.