Yo vivo en un barrio solidario.
Bueno, más o menos, pero un barrio donde la mayoría de los vecinos nos ayudamos
unos a otros. Y aquí un pequeño botón, o sea una muestra de lo que me refiero.
Resulta, que ayer mi señora
esposa me mandó a comprar los mandaos que
le faltaban de la lista sabatina, que por cierto era extensa, cosas de tener
cita en la peluquería (ella). Cuando me acerco a depositar la basura en los
buzones correspondientes (“No se te vaya
a olvidar la bolsa, es que voy con el tiempo justo de hacerme la permanente”)
me encuentro con esto:
Primera foto, con el móvil |
¡Toma ya! Tiro de móvil, vale, aún no tengo réflex, y hago un par de fotos. En esta de arriba se ve un artilugio que está en casa de cualquier vecino de Pinomontano. Sí, un ventilador de toda la vida, pero con un cartelito.
Segunda foto, igual, con el móvil |
No os preocupéis de ampliar la
fotito para leer lo que pone en la hoja pegada a la rejilla, yo os la
trascribo. Perdonadme que mi móvil no tenga control de obturador, tiempo
exposición, filtros, ojo de pez y otras virguerías que tienen las réflex, pero
la nota dice:
Este ventilador ¡funciona! Lo
dejo aquí porque por fin ¡tengo aire acondicionado! Que lo disfrutéis.
Seguro que detrás de esta nota
hay una historia de las que merecen ser contadas. Nótese que el ventilador
tiene pinta de ser de los chinos. Esos que suenan como un eurifaigter y no te enteras de lo que dice la tele, el porterillo
de la puerta, o el teléfono cuando te llaman para que te cambies de compañía
telefónica. Mucho ruido, pero por lo menos te remueve el aire caliente del
“suave” verano sevillano.
Pero digo yo, que esta solidaria
familia, después de años sufriendo la canícula sevillana, sudores, ardores y
siestas sin dormir, han conseguido tener aire acondicionado. Me los imagino
juntando euro a euro, quitándose de otras cosas necesarias, esperando a que “la
cosa” se normalice una mijilla. Pero
al final lo consiguieron, aunque sea en Septiembre. Pero ahí no acaba la cosa.
¿Qué hacemos con el ventilador? ¿Lo guardamos? ¿Se lo damos a tu cuñao? No, mejor lo bajamos a la calle
para que alguien a quién le haga falta lo pueda aprovechar.
Dicho y hecho, con la nota
informativa correspondiente, para el uso y disfrute de cualquier vecino
necesitado.
Después de echar la foto, me
encaminé al cajero de los tiesos, ese que te da, siempre que dispongas de
saldo, billetes de diez euros. Tardé unos diez minutos. Y cuando pasé de nuevo
por el lugar, el ventilador ya no estaba. Quiero pensar que lo cogió alguien a
quien le hacía falta. Alguien que vio una oportunidad de mejorar un poquito su
vida y que agradeció a la persona anónima que dejo el ventilador, la iniciativa solidaria.
Es que hay muchos tipos de
solidaridad. Y es de bien nacido el ser agradecido ¿no?
¡¡ Llevátelo a papel !!
Bonito detalle. Un beso.
ResponderEliminarLa verdad es que sí, aunque estemos camino del invierno.
EliminarOtro beso.
Muy bien!
ResponderEliminarEn mi barrio, no duraría ni 3 minutos. El primero que pasa se lo lleva.
Me han contado que este verano que pasó fue muy crudo por allá. Incluso me dice gente que fue a Dinamarca que estaban importando ventiladores.
En diciembre hablamos y te cuento cómo se viene por acá, cualquier cosa ¿me guardas ese ventilador no?
Abrazo
El ventilador no te lo puedo guardar porque se lo llevaron en menos de cinco minutos. El verano pasado fue normalito tirando a fresquito. Eso que nos ahorramos en aire acondicionado.
EliminarUn Diciembre con caló no es Diciembre, por lo menos en Sevilla. ¿O sí? No sé, el cambio climático es lo que nos espera.
Un abrazo.
Algo que hace pensar que no todo está perdido en la condición humana.
ResponderEliminarUn abrazo
Posdata:- He cambiado título a mi blog antes era ¡Ozú que caló!
Aún queda gente buena, poca, pero merece la pena.
EliminarYa me he dado cuenta y bienvenida de nuevo, pero, vamos, que sigue asiendo caló.
Un abrazo.
Fantástico el sr. del ventilador!!
ResponderEliminarY tiene to el arte.
EliminarUn abrazo.
Jajajaja buena historia.
ResponderEliminarY encima real. Nada mas hay que salir una mijilla a la calle y te encuentras con cosas que merece la pena contar.
EliminarEnga a seguir con el blog.
Ya lo creo, siempre hay un necesitado, alguien que odia los abanicos o alguien que todavía no ha juntado los euros que le faltan.
ResponderEliminarEsperemos que no haya sido el espabilado que luego lo lleva a vender. No, no soy mal pensada, Carlos, es que a mi ya me ha pasado.
Pero el gesto le honra.
BESOS.
O el de la chatarra, que también es otra historia. Pero bueno, casi siempre pienso en positivo.
EliminarUn besote.
Fresquita solidaridad... un saludo.
ResponderEliminarY original.
EliminarUn abrazo.
¡Seguro que a alguien le vendrá bien! Ha sido generoso, el hombre.
ResponderEliminarSalu2 ventila2.
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