viernes, 3 de abril de 2020

Daños colaterales del confinamiento III




¿Os acordáis de Tom Hanks en la película Náufrago? Sí, esa en la que se quedó to canijo y solo y se llevó todo el tiempo hablándole a un balón de vóley. Incluso le puso nombre, Wilson. Original el nombre, que la empresa Wilson Sporting Goods pagara unos cuantos dólares nada tuvo que ver.  Bueno, lo dicho, que se llevó casi toda la película hablándole a una pelota.

Pues algo parecido estoy yo. Canijo no, más bien con barriguita y hablando con un balón blanco tampoco, hablo con Micaela. Y cada día estoy peor, sobre todo cuando me contesta.

Y ¿Qué le cuento yo a Micaela que ella me escuche? Pues batallitas de la mili. Como a mi mujer no me atrevo a darle la brasa, mi hija me dice eso de pesao eres papá y mi hijo no lo veo, no me queda otra que darle la tabarra a la gata que es la única que me escucha.

Mira Micaela, los hombres de mi generación estamos preparados  para esto del confinamiento. Hemos hecho la mili. ¿Qué no sabes lo que es eso? Te lo explico. Hace tiempo, cuando los mozos cumplíamos la edad de empezar a ir por libre, teníamos la obligación de pasarnos una larga temporada al servicio del ejército. Pero solo los tíos, que las mujeres nada de nada. Estuve dieciocho largos meses vestido de marinerito porque me tocó “servir” en la Armada Española o sea, la Marina.

Empecé el confinamiento en el Cuartel de Instrucción de San Fernando en Cádiz. Dos mesesitos na má. Confinado, sin salir hasta que aprendí la diferencia entre un Teniente de Navío y un Capitán de Fragata. Mientras tanto confinado. Después en la Escuela de Aplicación de Infantería de Marina haciendo el curso de Cabo 2ª. Otros dos mesesitos. Pude salir cuando aprendí a manejar un cetme, conducir un autobús, un camión e, incluso, un Pato. No, no es el ave palmípeda, es un bicharraco mu grande que lo mismo circula por tierra que navega por mar. Mientras, confinado.

Como era marinero y no infante de marina, me destinaron a un barco. Uno blanco, nada de gris como los de guerra y encima científico. Un buque hidrógrafo, chiquitito y mu moderno en sus tiempos. Treinta y cinco metros de eslora y siete de manga para volver a estar confinado catorce meses más.

 ¿Qué estaba en puerto? Pues nada, que gracias a la confianza que tenían depositada en mí, cabo de guardia. Confinado mientras mis compañeros de batalla se marchaban de marcha marchosa a conocer los eventos culturales de las ciudades donde atracábamos. 

¿Qué salía a navegar? Enga, coge los bártulos, mételos en el lanrover, vete para los pinares de Barbate, monta la antena para que el barco se sitúe en alta mar, que entonces no había gepeese, y confínate un montón de días en lo alto de un acantilado, en una tienda de campaña color caqui y con un compañero de fatiguitas. Confinado, solamente hablando de vez en cuando por radio: Estación verde, estación verde para Rigel ¿me recibe? Cambio. Lo dicho, confinado en medio del campo.

Por eso estoy acostumbrado y preparado para estar encerrado.

 Y ahora Micaela dixit:

A ver, Naranjito, ¡te quié i ya! ¡No me comas el coco, pesao! Que estoy enterada de la verdad verdadera, so cuentista. ¿En el Cuartel de Instrucción de Marinería tu confinado? Si te venías todos los fines de semana a Sevilla con permiso de franco de ría. ¿En la Escuela de Aplicación también confinado? Si tú no sabes lo que es un sábado o un domingo encerrado con los Infantes, estabas por la calle Betis de copitas. ¿Cabo de guardia cuando el barco estaba atracado? ¿En Cádiz? Si en la discoteca Holyday te conocían a ti y tus camaradas. Y ¿cuántas chirigotas callejeras te vistes en Carnaval? Anda, contesta, ¿Cuántas? Encerrao dices, tendrás cara. En el campo confinado en una tienda de campaña, si, si. Solo hablando por radio, si, si. En Barbate, si si. ¡En los Caños de Meca! Que vale, que está en Barbate, pero que es una de las mejores playas de Cádiz. A ver, mentiroso, que desde el faro de Trafalgar hasta Tarifa, pasando por Zahara, Bolonia, y todas las playas, calas y acantilados, te los conoces mejor que las calles de tu barrio.  Y no digas que las conoces por los trabajos hidrográficos, so fantasma. Y la metopa que te dieron con el escudo del barco y una plaquita de agradecimiento, no sé, no me fío, me tiene mosqueada.

Ahora la foto:

Así es como se queda Micaela cuando le cuento mis batallitas.

Me parece que no quiere escucharme


No se parece al Wilson de la peli. El balón no tenía escapatoria, ella es lista y se escaquea cada vez que le digo eso de Mica, ven que te voy a contar lo que me pasó cuando…
En este caso, los daños colaterales lo sufre ella.

Y esta es para que veáis que es verdad lo que cuento, que estuve en la Armada, vestido de marinero, en un barco blanco y con cara de confinado. 

No reírse que todos hemos tenido un pasado 







¡¡ Llevátelo a papel !!

18 comentarios:

  1. A la pobre Micaela la has dejado ko jajajaajajajajajaajaja, qué foto más "analógica" y divertida. Cuídate mucho salaooooo.

    Abrazote utópico.-

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    1. Eso fue un día que la cogí desprevenida. Normalmente es la reina del escaqueo cuando la llamo para contarle algo.
      Saludos digitales.

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  2. Me alegro de que lo pasaras bien en la mili. Un beso

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    1. Que no Susana, que no, que estuve confinado dieciocho meses sin salir. Bueno, nada más que para lo imprescindible.
      Besos.

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  3. Historias de la mili, había una película ¿recuerdas?, pues en la Marina no se estaba tan mal Aprendíst mucho y a Micaela la habrás aburrido pero a mí no, al contrario.
    Por cierto, eras muy guapo, y seguro que asi sigues. Deja un poco la cerveza, solo un poco y te quedarás planchado. Ya sabes... el que tuvo, retuvo.
    ¿De cuándo s la foto e tu perfil?, ja,ja.
    Un abrazo Charles.⛵⛵⛵🛳

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    1. Lo cierto es que aprendí mucho. Al Cesar lo que es del Cesar. Oceanografía, hidrografía, planimetría, telecomunicaciones y toda la costa de Cádiz. Pero confinado (un poquito).
      La cervecita la estay dejando ahora, no tengo más remedio. Sigo igual pero con el pelo adornado de un suave tono azahar y la misma cantidad.
      Abrazos.

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  4. ¿Ya habia camaras de fotos? jeje, esas batallitas que cuentas me suenan muy antiguas pero son entretenidas, no se porque Micaela se duerme. yo me he reido. Unos abrazos

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    1. La cámara no era mía ¿vale? Y no son tan antiguas las batallitas ¿vale? Y Micaela es una saboria ¿vale? Y pienso seguir contando batallitas ¿vale? Y aunque parezca mentira, la segunda foto no es un daguerrotipo y el barco no iba con carbón.
      Un abrazo

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  5. Te lo pasabas bien eh!! Pobre micaela, derrotá.. por cierto... ya que no eres de deporte, a las 21 estrenan hoy en directo y en youtube El Circo del Sol... he dejado el enlace en mi blog por si te apetece. Bs.

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    1. Soy de deporte pero con moderación. Que tampoco hay que abusar. A Micaela en el fondo le gusta, creo. Y como las que mandan en casa son las féminas, que se han visto todos los espectáculos en vivo del Circo de Sol cuando han visitado Sevilla, nada que a las nueve en primera fila.
      Saludos.

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  6. Wooooo,qué chévere! Me ha encantado tu ocurrente y divertido post. Soy esposa de un oficial de la Policía Nacional del Perú, grado de Mayor. Imagino todas tus vivencias y te felicito por tu chispa para narrarlas al detalle.
    Saludos desde 🇵🇪

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    1. Bienvenida Nury Lourdes. Gracias por la visita y muchos saludos a Perú. Por cierto, que me gusta la palabra chévere, la utilizaré próximamente.
      Un abrazo.

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  7. ¡Pobre Micaela! que aguante tiene...

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    1. Sí, pobre, pero las siestas que se pega gracias a mí ¿que?
      Un abrazo.

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  8. ¡Qué arte tienes, Naranjito, para contar las cosas! ¡Qué arte!
    Salu2 desde tierra firme.

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    1. Es como consecuencia del confinamiento. Espero que cuando pueda salir siga igual. O peor, porque lo que te puedes encontrar en la calle va a ser digno de contarse.
      Saludos.

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  9. Ja! qué buena foto!
    tuviste otra vida como Skinner en los Simpson. ¿Estás seguro que hablamos del mismísimo Naranja y ese otro de la foto no es un impostor al que no se le daba por hablar con los gatos?

    Abrazos! Un gustazo andar por acá

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  10. Un gustazo tu visita. Fíjate, ahora me pelo más que en la mili. Y no se lo digas a nadie, pero todos hemos tenido un pasado.
    Abrazos.

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