Bueno, pues estamos prácticamente
en Noviembre. Si parece que era ayer cuando estábamos bailando sevillanas en la caseta, él que
baile; o camino del Rocío, él que entienda lo que es el Rocío; o en el
chiringuito de la playa, él que se pare de vez en cuando en el chiringuito. Po eso, que parece que fue ayer pero no,
han pasado ya unos meses y ahora toca el mes de las tradiciones más auténticas
y perdurables.
Lógicamente no me refiero al jalogüin
o como se diga, aunque ya es tradicional que el carrefú y otras "grandiosas" superficies comerciales, lleven un mes con disfraces
de brujas, zombis, vampiros, enfermeras peligrosas y otros bichos al uso. De
las tiendas de chinos de mi barrio mejor no hablar. ¡Que le gusta una fiesta
tradicional a un chino con un bazar! La verdad sea dicha que si quieres
organizar una fiesta de esas de truco o trato y hay botellines fresquitos me
puedes invitar. Lo cortés no quita lo valiente que es uno para apuntarse a un
sarao aunque sea made in usa. Y si es de gorra, mucho mejor para mí.
Vamos a lo que vamos, tradiciones
tradicionales que mantenemos los de estas latitudes. Las castañas y los
difuntos. Sobre las castañas me esperaré unos días a que se pongan en la
esquina de Elcorteinglé y pueda oler
el carbón ardiendo y las castañitas tostaitas.
Ya veré si comento algo o simplemente me las como a caraperro.
Sobre los difuntos. Es el día dos
de Noviembre, aunque el día uno también cuenta (aprovecho que el uno es el día
de todos los santos para felicitar a to
el mundo en su onomástica). En Sevilla hace tiempo que se han reforzado las
líneas de autobuses urbanos que dan servicio hasta nuestro camposanto y los
puestos de flores están haciendo su agosto. Yo lo veo un pelín exagerado, pero
bueno, nuestros seres queridos que no están entre nosotros, se merecen esto y
mucho más. Aunque sea un solo día. Pero es que somos mu exageraos y en cuestiones de flores una jartá.
Cuando trabajaba en el gremio de
Artes Gráficas, la empresa donde prestaba mis servicios como tuvalesparatodo estaba en el polígono industrial que comparte la
última tapia del cementerio y sufría en mis carnes estas tradiciones
sevillanas. ¿He dicho que se compartía tapia? Que conste que de cara al
polígono era una pared lisa, pero de cara a cementerio de San Jerónimo era una
sucesión de nichos. En estos días, dentro del cementerio no quedaba un lugar
donde colocar un exorno floral, hasta tal punto que ponían coronas de flores en el techo de los nichos. En estos días, final de mes, me tocaba quedarme
hasta tarde para cerrar la facturación, yo solito, claro. En estos días de
otoño, en Sevilla, de vez en cuando hace una mijilla de viento. Ese viento, en estos días, arrastra de to .Y en estos días, es muy
reconfortante, después del cambio horario, salir a las tantas de la noche y
encontrarte encima de tu coche un montón de capullos diversos y una cosa redonda con flores de colores y una
banda de tela con inscripciones tales como “te seguimos queriendo” o “tus
clientes no te olvidan”. Que conste que no soy supersticioso porque eso da mala
suerte, pero ¡que yuyu!.
Pero ahora toca nuestra
particular tradición familiar por el día de los muertos. Esto último dicho con
todo el cariño del mundo para nuestros difuntos. En casa tenemos una tradición. La verdad es que la tiene mi mujer
heredada de su madre que a su vez la heredó de la suya. ¿Qué tradición es?: ¡La
ropacamilla se pone el día de los
muertos! Haga veintidós grados como hoy,
o cuatro bajo cero, ¡La ropacamilla
se pone el día de los muertos! Ni antes, ni después.
Mi hija lleva una semana
conchabándola (la verdad es que mi princesa es muy exagerada con esto del
frio). –Mamá, ¿Qué frío no? -¡Niña! Hasta el día de los muertos no saco la ropacamilla. –Mamá, el Quillo está
buscando taparse y estar calentito. -¡Que no! ¡Que hasta el día de los muertos
no se pone la ropacamilla y el gato
se espera, que pa eso lo he criao yo. Madre e hija, todo el rato que
están juntas, así. Y no hay maneras, la ropacamilla se pone el día de los muertos.
Yo me esperaré hasta ese día para seguir con la tradición y porque ni se me ocurre discutir con la
parienta, casi siempre (siempre) pierdo. Pero cuando llegue el día de los
muertos me sentaré tapaito a ver la
serie esa de los zombis caminantes y disfrutar como se comen al chino o ver si al final se salva y las tripas eran del compañero. Esto último es un homenaje a
los que celebráis el jalogüin y de
camino os desvelo el final de un capítulo de The Walking Dead para seguir con
la tradición de ser un saborío liante.
¿Qué no sabéis lo que es una ropacamilla? Aquí está, la del año pasado, hoy es solo 30 de octubre:
La copita la pondremos cuando de verdad haga frío, que la lu esta mu cara y también es tradicional recibir la factura correspondiente.
foto de un servidor (con el móvil) |
La copita la pondremos cuando de verdad haga frío, que la lu esta mu cara y también es tradicional recibir la factura correspondiente.