miércoles, 16 de junio de 2010

La vendedora de jazmines





Acostumbrábamos a pasear por la calle Betis cuando comenzaban las noches veraniegas. Éramos varias parejas de amigos que, por razones de trabajo de uno de nosotros, terminábamos esperando a que finalizara con sus labores de aplacar la sed de los jóvenes de aquella época. Multitud de personajes se daban cita en esta calle, turistas, paseantes, trianeros, sevillanos,… y allí estaba ella todas las noches.
Era menudita, el pelo ensortijado, los ojos claros como la luna que se reflejaba en el rio. Se acercaba a unos pasos de ti, te sonreía, te miraba a la cara y con voz de amiga te decía:

¿Jazmines?

No, gracias, le contestábamos casi siempre.

Sin decir nada, solo sonriendo, se acercaba al siguiente grupo:

¿Jazmines?

Al terminar su recorrido por la calle tenía la bandeja vacía. Y así día tras día, solo te miraba y simplemente decía:

¿Jazmines?

Un día le compre una moña de sus jazmines. Mi mujer, entonces era mi novia, la lució toda la noche. Después la colocó en el salpicadero del coche donde estuvo hasta que desapareció desecha por el paso del tiempo.

Quizás me este volviendo viejo, quizás me este volviendo quisquilloso, pero cuando me abordan por la calle para imponerme la compra de algo que, seguramente me es innecesario, es cuando me acuerdo de la vendedora de jazmines. Ella con su mirada y con su actitud demostraba que tenía algo que echo en falta hoy en día. Seguramente tenía las mismas necesidades que algunos de los vendedores callejeros de hoy, pero lo que sí tenía era EDUCACION. ¡¡ Llevátelo a papel !!

6 comentarios:

  1. Como que no es lo mismo que te digan:
    -Oye, tronco, colega, dame un eurito pa un bocata, masho.
    Que te cantes:
    -¿Quiere usted nardos, caballerooooo?
    Es que no hay color...
    ¡Viva er Betis, manque pierda!

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  2. ¿Un leuro pa un bocata? Tio toma dos y me traes a mi otro.
    Gracias

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  3. Con esta entrada me has recordado a mi madre, a ella le gustaban muchos las flores y se compró una maceta de jazmines, los cogía todos los días y los ponía en un platito para que perfumara el salón, nunca faltaban en casa pero cuando ella murió yo dejé de lado la maceta la cual se secó.

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  4. Que razon tienes Naranjito, lo mismo que ahora....Te quedas helao

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  5. Me crié en un convento donde todo estaba llenito de flores; mi madre tenía un bidón grande, de esos antiguos lleno de jazmines y recuerdo ir a recogerlos para ponerlos en la mesita de noche.
    Adornaban el convento y ese olor a jazmín...

    Gracias por estos recuerdos tan bonitos, además acompañados de aroma de jazmín.

    Sobre la educación y tu relato : " dinero de curso legal, como dice serrat "; casi nada es como antes.

    Besos.

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  6. Sevillana: Creo que todas nuestras madres tenian esa bonita costumbre.

    Paco: Sigo teniendo esperanza en la "buena" juventud.

    Lou: casi nada es como antes, pero el olor de jazmines en nuestras noches, afortunadamente, sigue siendo igual

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