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Agazapados entre los pocos
matorrales de la pradera se acercaban lentamente a la avanzadilla de los
soldados. Sus exploradores les habían avisado de la inminente llegada de este
grupo reducido pero peligroso. Con sus pinturas de guerra y sus armas preparadas,
estaban dispuestos a defender su territorio de la invasión de la gente del otro
lado de la montaña.
Ojosdecristal tensó su arco y de
un certero disparo atravesó la garganta del primer adversario. Acto seguido
Osogordo saltó sobre otro enemigo y, con su largo cuchillo, degolló con un tajo
seco la yugular del contrincante. Uno de ellos huyó despavorido al escuchar los
gritos de guerra al comenzar el ataque. Pero Lobocanijo cogió su tomahawk, se
lanzó tras él y le propino un golpe fuerte y sonoro que le destrozó las
rodillas. Una vez con su enemigo en el suelo, lo agarró del pelo y sin
miramientos le arranco la cabellera. Con ella en la mano le dio tiempo para ver
como Aguilagranaína clavaba su lanza en las tripas del teniente del batallón.
Se escaparon algunos, pero los
cuatro grandes guerreros habían logrado su objetivo y llevaban en sus
cinturones los trofeos de la primera batalla de una larga guerra. Montados en
sus mustang se aproximaron al cercano poblado y a las afuera de este se
encontraron con la bella hermana de Ojosdecristal que los esperaba.
-Venid bravos guerreros, venid y
descansad del combate. Vuestras madres os esperan ansiosas en los tipis para
que podáis disfrutar del Banquete de los Combatientes. Dejad vuestras andanzas
por la Gran Pradera. Encomendaros a la Madre Tierra para que la próxima vez que
el Sol empiece su descanso y la Luna ilumine los sueños de los hombres, os de
fuerza para vencer a los usurpadores extranjeros.
Después de muchas lunas:
Ojosdecristal aprobó unas
oposiciones y hoy en día da clase un Instituto donde sus alumnos no hablan de
otra cosa que de Call of duty modern warfare 4.
Osogordo es conductor de autobús
urbano y a través del espejo retrovisor interior ve como la chavalería usan sus
teléfonos móviles para hablar con su amigo del asiento de atrás a través
del wassap.
Aguilagranaína se marchó a la
ciudad de la Alhambra y poco más se supo de él desde que dejo de escribir
cartas a los componentes de la avanzadilla cherokee.
Lobocanijo trabaja en una fábrica
haciendo productos de primera necesidad (y por muchos años) y utiliza el
ordenador para contar historias dejando en un cajón el boli y la libreta.
Ninguno de los cuatros ni eran,
ni son violentos. Ni siquiera la cuadrilla de soldados a los que por cierto,
les tocaba ganar al día siguiente. Alguna que otra brecha en la cabeza gracias
a la mala o buena puntería. Algún que otro brazo partido por culpa de la
endeblez de la rama de los árboles. Todo
se acababa al día siguiente antes de comenzar una nueva batalla o una final de
futbol en la pradera.
Y la última consideración, lo que
la bella hermana de Ojosdecristal dijo:
¡Pepeee! Que dice mamá que te
vengas ya a cenar. Que dejes de jugar en el descampao de la obra y no os peléis
más con los niños del otro colegio.
¡¡ Llevátelo a papel !!
¡Ea!, a pesar del paro, conseguiste colocar a esos Indios Almerienses.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
Muy Buen Relato, manolo
De momento Manolo, que la cosa está mu achuchá, pero que nos quiten lo peleao, digo lo bailao.
EliminarUn abrazo.
Nosotros jugábamos un partido a 20 goles 10 por tiempo... si antes no se hacía de noche... un saludo
ResponderEliminar¿Y a que el que la embarcaba iba a por ella? !que finales, Mamé! !esos partidos si que eran derbis!
EliminarUn abrazo.
¡ Quillo!, creía que te habías venido a este otro lado del charco, donde aun me encuentro. Tanto indio, que te creí en Mexico, que hay unos cuantos y ademas herido. Esto ya lo contare, pero no lo podre hacer con vuestra manera caballero, que son de premio literario.
ResponderEliminarFelicidades, por saber llegar.
Hombre choquero, que alegría verte por La Bodeguita. Ya me gustaria a mi conocer las Indias. Ofú, que raro suena esto. Me refiero a los paises del otro lado de la Mar Océana, no seas mal pensado. Y nada más que puedas: cuenta, cuenta.
EliminarUn abrazo.
Por Manitú, cómo me gusta Lobocanijo!!! :)´
ResponderEliminar[Sin desmerecer a los otros caballos locos :))]
Por un instante me vi rodeado en esas polvorientas lomas desde las que se enzarzaban batallas incruentas que añorando entre sí una leve disculpa algunos siempre han dicho que eran juegos bélicos. Todo, en cambio, está en la educación recibida y en el buen temperamento que se fue formando en tan briosos rapaces.
Supongo que hoy siguen siendo grandes guerreros y dejan que sean los peluqueros quienes les pelen las cabelleras; espero que sigan dando guerra, mucha guerra allí donde, políticamente sea necesario. Suele pasar.
Mola la historia y como una desconsiderada piel roja camuflada, tal vez, descompone la escena y cierra claqueta.
[Los nombres son de aúpa]
Gran historia, por Breogán.
Mola.
Gracias "dospuntosrayacoma", veo que tambien luchastes en las lomas, praderas y montañas. Alguno de aquella "tribu" debió perder la cabellera en alguna incursión contra el enemigo puesto que el barbero tiene poco donde cortar. Pero no es el caso de Lobocanijo que la mantiene intacta y abundante aunque con otro color.
EliminarBienvenido a La Bodeguita y tomate una de agua de fuego, pero con moderación.
¡Mientras los juegos queden en eso, juegos!
ResponderEliminarSalu2 lúdicos, Naranjito.
Yo no sabría escribir eso del caldiutinosequé.
Los juegos se quedaban en juegos, faltaria más. Asi como las pedradas se quedaban en un par de puntos y mucha mercromina.
Eliminar¿el caldito dices?
Un saludo.
Todos hemos tenido batallas de éstas en descampaos, eh?
ResponderEliminarJoé, que buena infancia tuvimos, está claro!
Besos, Naranjito!!!
!no me digas que tu tambien tenias un hermano llamado Ojosdecristal? Es que las princesas indias sois imprescindibles.
EliminarUn saludo Gran Lourdesgranaína.
Gran relato, Lobocanijo.
ResponderEliminar¿Cuándo me traes las 14 gambas?
Gracias Pater y con respecto a las gambas, tranquilo, hay una que está en estado de buena esperanza. Cuando llegue el feliz acontecimiento ya te lo comunicaré. Pero te recuerdo que la mayor de todas tiene centimetro y medio de largo.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno Naranjito, en el final me reído a carcajada limpia. Un abrazo amigo.
ResponderEliminarGracias Pepe, es lo que tiene las mujeres: al final te traen de nuevo a la realidad.
EliminarUn abrazo.
jajaj me parto contigo, es buenísimo, deberías editar ajajaja.
ResponderEliminarDefíneme machote, y te contesto..
Según el DRAE:
Eliminar1. m. coloq. Hombre vigoroso, bien plantado, valiente.
Un beso, guapetona.
A mí me encantaba ser la "vaquera" que amenazaba a los indios si se acercaban, mi caballo era una hamaca (columpio) de madera con asiento doble y con patas, que se mecía en vaivén. No sé cómo nunca me puse ese caballo de sombrero con los empellones que le daba, jajajajaja
ResponderEliminarSiempre es una fiesta encontrarme con tus relatos, Naranjito, si supieras cuánto los disfruto!!!
Muuuuuuuuuuuchos cariños (pa´que duren un tiempito, hasta mi próxima vuelta)
Lo que es una fiesta verte con ganas Liliana. Me alegro de tu disfrute con mis torpes letras.
EliminarSiempre me tendras a tu disposición.
Un beso, mi Señora.
Cuando era niño, jugaba con los chicos de mi calle a las "guerritas" contra los chavales de otras zonas del Barrio León, del Tardón.Recuerdo que nos haciamos unas flechas con ramas y en la punta le machacabamos un platillo, ninguno estamos tuerto, (que yo sepa), pero amigo Naranjito, hoy no dejaria que ningún niño de siete o ocho años jugara con tan "sofisticadas armas".¡ Que el gran Manitu, protega tus amaneceres!.
ResponderEliminarConociendo a la gente de Triana, las batallas serían épicas.
EliminarUn abrazo compañero de batallas.