Estoy de reforma en La Bodeguita.
Una manita de pintura, una limpieza general y pocas cosas más. Renovarse o
morir que dijo aquel modisto. Lo primero la foto del perfil. En este caso es de
frente, pero creo que también vale. No es que me haya cansado del bueno de
Gambrinus metido entre los leones del escudo de Andalucía y encima vestido con
los colores de mi tierra, el verdiblanco, no, lo que pasa es que, según el nota
saborío de mi médico tengo una mijilla de ácido úrico. Y mi mujer, mi hijo y mi
hija me “recomiendan encarecidamente” que deje la cervecita fresquita que tan
bien sienta en esta época del año. No sé la relación que tiene la Rubia de la
calle Oriente (donde está el templete de la Cruz del Campo) con el úrico ese,
pero bueno todo sea por la salud. Mi médico se apellida Sobrino, pero es un
primo si se cree que dejaré el espumoso elixir.
El de la foto no es un hijo
secreto de José Monge Cruz más conocido por Camarón de la Isla, el de la foto
es el Naranjito con dieciocho años. Dicen que he mejorado con los años,
posiblemente, pero yo con esa edad me comía el mundo. Era un “guerrillero
revolucionario” con ganas de cambiar la sociedad. Participaba en todas las
manifestaciones que se convocaban, en todos los debates, en todos los comités
del Instituto de Formación Profesional donde estudiaba delineación industrial
(¡no hace años que no cojo un rotring!). Pero llegó un día en que me di cuenta
que mis compañeros de reivindicaciones, cuando conseguían un asiento en la
dirección de sindicatos o en los incipientes partidos políticos, se olvidaban
de la fiel infantería. Total, que los mandé a tomar viento, por no decir otra
cosa. Eso sí, los sábados por la noche de revolucionario nada, los sábados
tocaba Discoteca 2001. De pasada comentaré que en mi habitación en una pared
tenía un poster del Che Guevara y en otra uno antiguo del Travolta en Fiebre
del Sábado Noche, dual que es uno. Se me olvidaba, los domingos por la mañana
mi partido de balonmano, que para algo era entrenador de infantiles. Raro lo
del balonmano ¿verdad?, bueno es que como “guerrillero” apoyaba el deporte
minoritario.
Po eso, que si veis en vuestros
blogs mi nueva foto no os asustéis, sigo siendo el mismo. Además la foto la
escaneé a la carrera y no pude, ni supe, darle un toquecito de fotochó.
A estas alturas ¿alguien duda que
traía a las chavalas loquitas detrás de mí
melena negra azabache y mi porte de 1,83 cm? En la foto parezco triste, pero lo
que estaba era cansado. Tres relaciones a la vez es difícil de llevar. ¿Qué no
os lo creéis?: los estudios, los trabajillos que me salían y las novias (las
“eses” no es una errata). Ya contaré esto último.
Y ahora el rótulo. Son comunes las letras ¿verdad? -Anda, buscarlas
a ver si la encontráis. Le comentaba a amigos “expertos” y todos me decían lo mismo:
-Eso es muy fácil, en interné hay millones de fuentes y tipos para descargar. Sí,
sí, busca, busca, que es más difícil de encontrar que el euro que perdí en la
playa de Caños de Meca. Pero al final la
encontré, la letra, que el euro… (es mentira, no la he encontrado, ha sido mi
hijo que la ha hecho él solito en un momento de inspiración o, más bien de ganas)
Le he querido dar un toque
pueblerino, sin que suene peyorativo. Hay millones de calles en mi/vuestra
Andalucía que utilizan estos azulejos para rotular los nombres y en todos están
puestas la “S” y la “N” al revés. Vamos que están bocabajo. En La Bodeguita no
(pa eso mi hijo tiene estudios), pero me solidarizo con los señores empleados
de los ayuntamientos que ponen los letreros con 40º a la sombra.
Ya solo me queda que mi asesor
informático (mi churumbel mayor) le pegue un repaso técnico y solucione los
problemas de comentarios, carga de la página y cosas por el estilo. ¡La madre
que trajo al mundo al blogger, al google y todos los pixeles esos!
Y cuando sea el aniversario a lo
mejor pongo una foto mía de la actualidad. Lo haré en horario protegido para
evitar daños colaterales. Sé que perderé mi intimidad, que me acosaran por la
calle para pedirme autógrafos, invitarme a unas buenas tapitas y que sufriré el
acoso de las féminas pidiéndome mi número de teléfono para proposiciones
incontables, pero que le voy a hacer, negarme a interpretar el papel de Grey en
la película de Las Cincuentas Sombras es lo que tiene.