Lo veis por la tele, o en los
periódicos, o lo escucháis en la radio, sí, estamos en el Rocío. Bueno, más que
estamos quiero decir están. Yo no puedo opinar mucho porque ni he hecho el
camino, ni he estado en la aldea almonteña en estas fechas. Lo único que
conozco de este evento es lo que he visto en televisión, lo que he leído y,
sobre todo, lo que me han contado amigos que años tras años van a visitar el
Santuario. Bueno, yo también lo he visitado pero de regreso de la playa de los miarmas. Cualquiera le dice a la
parienta que no nos paramos a poner un par de velas por los seres queridos.
Para que nadie se enfade, cosa
que por otro lado me da igual, diré que conozco a mucha gente que hace el
camino con fe y con devoción. Dicen que es una experiencia iniciática, que te
renueva año tras año. Vale, si tú lo dices me lo creo y te respeto, pero es que
hay otro Rocío que quizás no se vea o no quieren que se vea.
Por un lado está esa gente que se
prepara todo el año para estos días. Colaboran con las Hermandades, preparan su
carriolas o como se llamen, cumplen estrictamente las normas que dicta el Plan
Romero, no dejan basura por el campo, no forman escándalos, no presumen de lo
que hacen, cuidan y respetan caballos, mulos y bueyes, etc. Después de varios
días por caminos de arena, llegan a la aldea, se van a su casa hermandad y
sigue con sus actos. También es una fiesta ¿o es que cuando tu estas con tus
hermanos no es motivo de celebrar?
Y por otro lado están los
posturitas, lo de los golpes en el pecho, los que van a ver y, sobre todo, a
dejarse que lo vean. Se aprovisionan bien de balantai, bifiter y otros
productos raros pal camino. Consiguen
unos sajones y un traje corto. Se ponen su sombrero con la cinta de la hermandad
que toque y se cuelgan la medalla y les gusta tragar el polvo que va dejando la
raya (no seáis mal pensados, la Raya Real es un cortafuego de arena de 16
kilómetros que protegen bosques de pinos en el preparque del Parque Nacional de
Doñana). Vale, si queréis ser mal pensado, también puede ser.
Pero nos falta el medio de
transporte y como soy un posturita de pro y tengo que aparentar, alquilo un
caballo. Da igual que no tenga ni idea de cómo montar, como cuidarlo, como
darle de comer y de beber, yo tengo que presentarme ante la Reina de las
Marismas montado a caballo como mandan los cánones rocieros. Y después de las
largas caminatas sin descanso, horas de hambre y sed, de trotes vacilando ante cámaras
de tv, de fotos y de móviles, pasa lo que pasa. Pero tranquilo que hay solución
para todo y seguir disfrutando.
Me lo han mandado por el guasap |
Que conste que no estoy en contra
del oportunismo de la empresa aseguradora, cada cual tiene su ética comercial.
La campaña se difundió por las redes sociales, pero ante la avalancha de
críticas fue retirada. Su director comercial ha declarado que “el seguro es una
cobertura que tienen todas las asociaciones” y que al mismo tiempo “en ningún
caso esto expresa estar la empresa a favor del maltrato animal” faltaría más.
En el comunicado también aprovechó para “pedir disculpas a aquellas personas
que se hayan sentido ofendidas”. Yo por si las moscas, he tapado un poco el
logo de la empresa, es que también ha amenazado con poner en manos del
departamento jurídico aquellos montajes que dañen la imagen de la compañía.
Si una empresa aseguradora lanza
esta campaña para que “puedas disfrutar
el Rocío con tu caballo” será por algo ¿no?
En fin, energúmenos y energúmenas
haced el camino andando. Dejad los caballos para la buena gente que de verdad
saben montarlos, cuidarlos y quererlos. De coche olvidaros, el volante y las
bebidas con misterio, mucho misterio, no son compatibles.
Si algún rociero o rociera se
siente ofendido por estas torpes letras, que me perdone, pero si has hecho el
camino y has estado en la aldea sabes que esto es una triste realidad.
Me gusta el haberte hallado y aunque no entiendo muy bien tu texto me ha llamado la atencion un abrazo desde Miami
ResponderEliminarGracias Mucha por tu visita y comentario. Hace nada comentaba sobre las visitas de mis "amigos" de USA y mira por donde te tengo por aquí. Lo único que intento reflejar es el maltrato que hay a los pobres animales en una de las ¿fiestas? más internacionales que tenemos en el sur de Europa. No te preocupes que las próximas entradas serán más normalitas, por llamarlas de alguna manera.
EliminarUn saludo.
Naranjito: Al pan pan y al vino, vino que se dice.Lo has clavado con tu entrada de hoy amigo, y te digo más; si quitáramos del Rocío a todos los fantoches y guapitas que solo van a aparentar y a que la vean, a ponerse ciegos de todo y a vacilar, y si les quitáramos a la Semana Santa a tantos y tantas que lo mismo le daría que fuera en lo alto del paso Cristo y su Madre la Virgen que un Pokemón vestido de Lagarterana, nos íbamos a quedar con menos de la mitad de la gente.Abrazos.Ah !, lo de la aseguradora de muy poca vergüenza.
ResponderEliminarTu si que lo has clavado con lo del Pokemón. Desgraciadamente hay más fantoches de lo que parece.
EliminarUn abrazo.
No tengo argumentos para opinar, lo que sí te digo es que me gustó leerte y enterarme de eso que cuentas.
ResponderEliminarUn abrazo
El argumento es muy simple: con tal de aparentar y darse golpes de pecho hay bichos que maltratan hasta las últimas consecuencias a los pobres caballos. Y dicen que es una fiesta religiosa.
EliminarUn saludo.
Naranjito:
ResponderEliminares una lástima que acaben sufriendo los animales, y sobre todo si está relacionado con la religión. Primero llevan a los animales a que los bendiga san Antón... y luego los abandonan...
¡Pues me cabrea!
Salu2.
Pues me he quedado corto contando cosas. Pero bueno, hay personas y personas.
EliminarUn saludo.
Yo, cuando los veo por la tele, pienso que sí, que bueno, que alguno habrá que vaya allí por devoción y tal, pero la mayoría... La mayoría lo hace para divertirse, beber, hacerse fotos y quedar muy monos en su foto de perfil del "güasah" en lo alto de un caballo.
ResponderEliminarPero lo que sufren los animalillos no me hace ni chispa gracia.
Besos, Naranjito!
Tienes toda la razón. Muy poquitos lo hacen de verdad, para la mayoría es una fiesta más y sin importarles las consecuencia.
EliminarUn beso, Lourdes.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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ResponderEliminarPor fin puedo entrar, chico no sé qué pasa, pero si no comento es porque no sale tu blog.
ResponderEliminarMe he criado entre caballos, mi padre fue un jinete especial, practicaba la hípica y en casa tengo muchísimos trofeos, además de 38 copas de las grandes. Están repartidas entre mi hermana y yo, fue uno de sus legados además de los óleos que pintó.
Hoy he hablado con Manolo, tienes sus recuerdos que te los trasmito, está bien dentro de lo posible, estaba comiendo con su familia y contento, a pesar de los temblores que cuando le da la crisis son tremendos.
Al menos está atendido y controlado.
Gracias Carlos por tus comentarios. Un abrazo.
A ver si mi hijo (mi asesor informático) le hecha un vistazo y se entera de lo que pasa con los comentarios. Que conste que al Rocío también van verdaderos amantes de los animales. Yo me refiero a los otros, a los que por aquí llamamos "posturitas".
EliminarUn abrazo y mucho ánimo al Marino sin barco.
Vaya lío !!!
ResponderEliminarná, tranquila, la intención es lo que cuenta. ;)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSiempre digo que disfrutar no es ningún pecado, pero siempre está el impresentable de turno que lo echa todo a perder, Rocío, Carnaval, Ferias....
ResponderEliminarCon los impresentables nos toca lidiar. Perdón por el término taurino. ¿taurino? Ofú esto si que da para una jartá de entradas.
EliminarUn abrazo.
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