Hace tiempo que no iba a mi
pueblo, el que tuvo la suerte de verme
nacer un lluvioso día de octubre. En esta ocasión fui para visitar una muestra
gastronómica de los productos típicos de la Sierra Norte. Ya sabéis: morcillas,
salchichones, chorizos, caldereta de venao, guisos de jabalí y otras
exquisiteces que da esta zona del norte de la provincia de Sevilla. Aparte de deleitarme
de ver como mi añorada población se llenaba de gente, sobre todo de la tercera
edad aprovechando los trenes gratis desde la capital, de moteros disfrutando de
una magnifica otoñal mañana y de un montón de familias dispuestas a oler y saborear el “sabor a pueblo”, no pude
dejar de visitar el Mausoleo.
Está concretamente al final del
Paseo del Espino, junto a la zona deportiva, con su “gran estadio olímpico”
(más de un barrio de las grandes ciudades le gustaría tener unas instalaciones
como tiene esta población de 2.300 habitantes), con su piscina y con su zona de
esparcimiento.
Y aquí viene la historia.
Hace años, a los regidores de
esta localidad, se les ocurrió cambiar el cementerio de sitio. Seguramente por
necesidades de terrenos o por cambios en los hábitos con respectos a nuestros
difuntos. Esparce mis cenizas en la dehesa sevillana para que mi alma vuelva a
respirar el aire puro y limpio que tiene la sierra. El caso es que llegó a un
acuerdo con todos los familiares. Cambiaron las tumbas de sitio, todo ello
dentro de la más estricta legalidad y con la aprobación de los descendientes de
los finados. Cremaciones, osarios y toda lo que conlleva un traslado de este
tipo. Con todos los interesados menos con una familia, una se negó. Que mis muertos no se tocan,
debieron decir. Que el mausoleo de mis antepasados ni se os ocurra moverlo. Que
lo tenemos en propiedad, que lo hemos pagado durante muchos años, hasta el
terreno es nuestro y aquí están los documentos que lo atestiguan. No hubo
manera. Nada de traslado, que esta familia no estaba dispuesta a pasar por ver
como sus ancestros se tenían que remover de su morada.
Pero como en los pueblos pequeños
y llenos de buena gente, todo el mundo se conoce y sabe llegar a un acuerdo
ratificado con un estrechón de manos, lograron una entente. La municipalidad
les hizo una propuesta: Vale, el mausoleo es vuestro, lo tenéis correctamente demostrado,
pero al menos dejarnos que por el exterior lo “decoremos” de otra manera para
que a los visitantes no les choque lo extraño del edificio. Y, como mi pueblo
está lleno de gente de bien, llegaron al
acuerdo. La familia mantendría la última morada de sus antepasados y el pueblo
tendría un nuevo espacio para el disfrute de los vecinos y forasteros.
Y ahora lo bueno.
¿Qué dónde está el mausoleo? ¡En un parque infantil! Aquí está la prueba.
Quitarle los colorines,
imaginarlo con colores un poquito más “serios”. ¿A que es un mausoleo? De
verdad, que sí. Aunque no pude entrar a pasear por este pequeño parque, una
cadena y un candado me lo impidieron, me asomé lo suficiente para conseguir la
foto. Y ahí lo tenéis. Justo en medio una cripta, que por fuera parece que la
ha decorado Ágata Ruiz de la Prada, pero por dentro…, por dentro seguro que mis antiguos paisanos están
contentos de notar que sus descendientes los tienen siempre a su lado. Esto es
un parque infantil, y ya me hubiera gustado verlo en la fiesta yanqui esa del
jalogüin.
pues he de decir que me he quedado alucinando....desde luego esta familia podrá decir que tiene un Mausoleo original.. y super divertido..., y los niños no tendrán miedo de que sus viejecitos mueran.. si van a ir a un sitio tan colorido...
ResponderEliminarVaya histira Naranjito, esto na mas que pasa en el sur. Seguro que en Pedroso la mayoria de los habitantes no saben la historia real. Un abrazo.
ResponderEliminarAhhh, por cierto yo fui en la primera edición de la Feria de los productos de la sierra norte y fue increible.Llegue en tren hasta Pedroso, subi del tiron a lo alto del pueblo y desde alli puse el punto muerto y fui bajando y parando en todo lo bueno que ofrece tu pueblo. Un saludo.
¡Jo! QUE BUENO.
ResponderEliminarAl principio de leer tu artículo, busqué madera para tocarla, y terminé (Sin fartarle el respeto a los difuntos) a carcajadas. Y soy duro para reir.
En fin, hay de todo en la viña del Señor
Muy Bueno Naranjito
Saludos, manolo
¡No hay que ser cabrón! ojú los colorcitos del mausoleo.
ResponderEliminarAhora, bueno de verdad la plomada y el nivel del albañil que ha colocado la placa del parque; joputa es más difícil ponerla así que bien.
Un abrazo Naranjito.
¡Increíble! Pero increíble todo, Carlos. Primero que no entiendo eso de andar cambiando cementerios de lugar, ya sé que los pueblos se agrandan y necesitan espacio... pero les debe haber costado un dineral el traslado. Y luego ¡poner justo allí un parque infantil! Todavía a nadie se le ocurrió hacer una película con ese argumento (lo de los cementerios indios es un clásico).
ResponderEliminarPero lo alucinante es el "decorado", en mi vida vi algo igual. Supongamos, porque hay que suponer, que esta familia pierde a otro de sus miembros... ¿irá el cortejo fúnebre al parque? Me resulta casi imposible imaginármelo.
¡Menudas historias las tuyas! Súper interesantes. A propósito ¿y el hombre que buscaba esposa por cartel?
Muchos besos :)
Naranjito, lo que demuestra que todo tiene remedio... menos la muerte.
ResponderEliminarSaludos vivos.
Mi querido Naranjito supongo que es una manera muy original de llegar a un acuerdo...pero ¿en un parque infantil? suena raro pero...si a nadie le molesta....¡vivan los colores!
ResponderEliminarBesotes
Ya sabes que los vivos hacemos de todo, no hay quien nos entienda.
ResponderEliminarA ver si un día coincidimos por esa tierra, la que nos parió.
Besossss
Mariaeugenia: ¿te acuerdas de aquello de génio y figura hasta en la sepultura?. Bueno pues ahora es: Diseño y figura....
ResponderEliminarUn abrazo.
Paco, llevo varios años intentando hacer el viaje en tren que es muy recomendable para disfrutar del paisaje de la sierra. Pero al final siempre utilizo el coche. Yo personalmente disfruto hasta de los olores. Por cierto, tú lo has dicho, lo que no pase en el Sur.
ResponderEliminarUn saludo.
Manolo: esto es lo bueno de la historia, el respeto.
ResponderEliminarUn abrazo.
No te preocupes Rafael, que la placa está colocada correctamente. El "torpe" fué el que hizo la tápia daleá.
ResponderEliminarUn abrazo compañero.
Querida Liliana: me has dado una idéa para una historia, ¿te imaginas unos fantasmas jugando a la comba, la rayuela, el aro?....
ResponderEliminarSobre lo del cortejo fúnebre seguro que irían con globos de Bob Esponja o de la Dora Exploradora.
No te preocupes que lo del Guindola lo tengo en el tintero, pero todavía no ha encontrado a su media naranja.
Un abrazo.
Dyhego y nonostros preocupandonos por llegar a fín de mes.Al final terminaremos nuestros días debajo de un castillo hinchable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Susana: Seguro que alguien pensó eso de quitar el final para poner el comienzo.
ResponderEliminarUn abrazo
Niña Lou, sería un placer inmenso coincidir por aquellos lares. Nuestra Sierra dá para muchas historias y para muchos poemas como los tuyos.
ResponderEliminarUn beso.
Oye, que me he dado cuenta que no estaba con tus seguidores. Solucionado.
ResponderEliminarSaludos, manolo
Te invito a mi exposición.
Grácias Manolo, ya he estado por tu museo particular y es fantastástico.
ResponderEliminarUn abrazo.
†
ResponderEliminarYo diría, mi Señor, que estas cosas son casi normales en este país nuestro donde, el humor negro y el esperpento, son norma natural entre nosotros..., y si no, preguntémosle a Valle- Inclán.
Un placer pasear por Vuestro parque infantil.
†
!Pardiez mi capitán! que honor saber de vos de nuevo. Que sí, como Vuestra Merced sabe, el negro es el color del humor que corre por estas nuestras tierras. Y como vos me indicó, se lo pregunte a D. Ramón María, que hasta su nombre es esperpéntico.
ResponderEliminarA sus órdenes, mi Capitán, a las suyas y la las de su compadre D. Rodrigo Malaventura y Capablanca