Pues nada, que el pasado día 28
se casó el último primo inteligente, digo soltero, que tenía. Que conste que
los tengo casados, divorciados, separados, arrejuntados y en todos los estados
civiles que existen. Pero mi primo Carlitos es el más pequeño y el único que no
había pasado por este trámite. Y allí que nos fuimos mi esposa y un servidor,
nada más y nada menos que a Las Cabezas de San Juan, ese pueblo a medio camino
entre mi Sevilla de “mi arma” y la Cádiz
de mi añoranza. Ese pueblo que… (Papá
que te enrollas), vale, vale.
Venga, vamos a la situación.
Antes de entrar, otro primo me dice: -Oye, estamos en la mesa veinticuatro. – Estupendo,
¿te apuestas algo que no hay mesa trece? Lo digo por lo de la superstición. –
Seguro que no, me respondió. Pues nada más lejos de nuestras aburridas
conversaciones varoniles mientras esperábamos a la novia. Existía mesa trece y a mí me llamó
poderosamente la atención la composición del famoso velador. Ojo al dato, la
mesa trece la componían: Inma, Rocío, Isabel, M. José Moreno, M. José, Celia,
Tere Castro, Evelin, Melania, Nieves Hernández, Domingo, Paqui Jarana. ¡Doce
Rosas! Que no Naranjito que son once chavalas y un chaval. Mi “pequeñísima”
neurona machista pensó por una décima de segundo: Sí, sí, los novios han puesto
en la misma mesa a las “amigas” de la
novia. Pero acto seguido pensé: Espera, espera, si yo fuera Domingo estaría más
contento que un cochino en un charco o un perro de aguas paseando por
Grazalema. ¡Solo con once “guayabos”!, ¡vaya bodorrio! Domingo, eres el puto
amo. Que envidia. Te tengo que conocer.
Durante los postres le pregunté a
la afortunada Mónica, bellísima y elegante novia (lo de afortunada es porque es
la esposa de mi primo; ¿qué queréis?, entre los hombres nos apoyamos) Oye, lo
de la mesa trece ¿qué? – Pues nada, son mis amigas solteras, menos una que está
casada con un compañero de tu primo de
los pocos que le ha tocado trabajar hoy. Ser agente de la autoridad es lo que
tiene que cuando te toca, te toca. Y a Domingo lo conozco de toda la vida, pero
como está soltero y sin compromiso decidimos sentarlo junto a las “niñas”, es
un encanto de chaval.
Cada vez que me cruzaba con el
afortunado le daba un abrazo y un estrechón de manos. –Eres mi ídolo, tío. que
suerte tienes, que manera de triunfar, uno para todas y, lo que es más
importante, todas para uno. Se le veía feliz y radiante y disfrutando de la
celebración.
Después del largo almuerzo y
disfrutando de la música en la posterior barra libre, me encontré de nuevo con
mi idolatrado personaje. Con lo pesaíto que puedo llegar a ser, de hecho lo soy
según mi esposa, me acerque a charlar un ratito con él y que me contara como
iba la cosa.
-¡Que va, Naranjito! La cosa no
es como parece.
- Pero si las chavalas son un
encanto, que he tenido el gusto de conocerlas y es un placer charlar con ellas.
- Claro, pero: ¿tu sabes lo largo
que es un almuerzo en una boda?, ¿tu sabes de lo que pueden hablar once
mujeres? ¿tú sabes la cantidad de veces que se prueban los vestidos? ¿tu sabes
lo que pueden llevar en esos minúsculos bolsos? ¿y de los zapatos que me dices?
¿y cuando empiezan a criticar a “to quisqui”?. Decimos que los hombres, pero el
verdadero sexo fuerte son ellas Naranjito. Ha habido momentos que estaba más estresado
que cuando entramos en un servicio público sin pestillo. ¡que dolor de
cabeza!. Y cuando han empezado a hablar
sobre cuestiones sexuales ya ni te cuento. ¡que dolor de cabeza! ¡que dolor de
cabeza!, anda vamos a tomarnos una copa y a charlar de cosa de hombre que entre
nosotros nos entendemos. Bueno y de tu Betis ¿qué me dices?, ¿sabes que aquí
cerquita en Jerez, hoy están las carreras de motos del Gran Premio? ….
Resististe Domigo, pasaste la dura prueba de
compartir mesa con once radiantes rosas. A partir de ahora comprenderás mejor
el desconocido y maravilloso mundo femenino. No te preocupes, para el próximo
bodorrio pide que te pongan en una mesa con una sola chica soltera. Con once,
los hombres reales casi que no podéis.
Parte de las Once Rosas y D. Domimgo |
Cuidadín, Naranjito, que de una experiencia así Domingo se nos pasa al otro lado. Pobre. Toda mi solidaridad con él (yo lo digo con conocimiento de causa, porque como esposa y futura suegra todo, repito todo el día tengo en la tele el Top Gear y el puñetero Barsa)
ResponderEliminarQuerida Princesa: de pasarse al otro lado nada de nada, al menos eso me dijo. Una suegra que vea el Top Gear me gusta, lo de una suegra del Barça ya me va gustando menos.
ResponderEliminarUn abrazo, digo una reverencia, verdadera alteza.
Naranjito:
ResponderEliminarTodos tienen pinta de pasárselo bien. ¡Me alegra ver que la gente se divierte!
Salu2.
¡Qué peligro!!!!! ¿Domingo no tendrá un blog? Lo digo por conocer su versión... un saludo y ¡Vivan los noviooooooosssss!!!!!
ResponderEliminarMuy bonita la historia, pero yo tambien fui a la boda, a ver cuando me nombras, me vendes bien , y quien sabe, a lo mejor me sale novio.
ResponderEliminarNaranjito, que alegría de verte por estos andurriales blogueros, creía que la crisis se había cepillado a tu bodeguita, pero veo que ha sido un paréntesis, buena cosa.AH!, para lo de tu colesterol y tu úrico lo mejor es una buena boda con mucha FRESQUITA y muchos bichitos de esos ricos de SANLUCAR.Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGrácias Dyhego, pasarlo bien con la que está cayendo es lo que nos queda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mamé, por la edad de Domingo creo que lo que tiene es el "Güasa" ese de los mensajitos.
ResponderEliminarUn saludo.
Querida hermana, digo anónimo, no te preocupes que te tengo medio preparada una entrada solo para tí. En cuanto a lo de novio, ¿Domingo es joven para ti? Creo que sí.
ResponderEliminarUn beso hermanita.
Grácias Tritri. LO del colesterol lo tengo apartado momentaneamente. Es que con esta caló la FRESQUITA y los bichitos de SANLUCAR es la mejor medicina.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una boda siempre viene bien ajajaja, y la tuya pareció divertida... No sé si darte un collejón por el cambio de nombre.
ResponderEliminarmaria eugenia, un collejón o dos, me lo merezco. No se lo digas a nadie, pero aún me duran los efectos de la post-boda
ResponderEliminarjajajajajaj, oye y podían cenar con esos sombreros?? esk parecen pelín molestos jajajaja
ResponderEliminar¿Y tú me lo preguntas? son cosas de féminas, vosotras sabréis. Por cierto, yo a Domingo ni se lo pregunto.
ResponderEliminarUn saludo Mariaeugenia.