Bueno, venga, que sigo, o empiezo
a empezar otra vez. Como buen sevillano me toca hablar del aniversario de la
EXPO92, pero este acontecimiento merece toda una serie de entradas y resulta,
que lo más próximo en el tiempo ha sido la Semana Santa. Y si quiero seguir
siendo buen sevillano (os recuerdo que buen sevillano no es sinónimo de
ombliguista, o si, que también puede ser) tengo que comentar lo de la última Madrugá. Lo de la Expo para más
adelante, ahora lo de las avalanchas.
Este año me he librado, entre
otras cosas, porque no fuimos a “disfrutar” de esa noche mágica. Mira que le
insistí a mi sufridora esposa, pero nada, que este año no se encontraba con
ganas de ver a sus “Gitanos” y a su “Calvario” en la calle a eso de las cuatro
de la mañana, en el caso del “Manué”, o buscar por las calles del centro a la
hermandad de su padre de regreso a la plaza de la Magdalena horas más tarde.
¿He dicho que insistí mucho? Pues sí, una vez, tampoco hay que ponerse pesado.
Pero que conste que se lo pregunté y estaba dispuesto a acompañarla.
También he dicho que este año me
he librado porque tenemos experiencia con avalanchas de esas. La primera en el año 2005. La única y la última vez que
nos acompañó nuestra hija. Esperando para ver el paso del Gran Poder, en la esquina de la calle San Miguel, sin
saber cómo, a escasos metros empezó la gente a correr en nuestra dirección. Sin
avisos, sin consignas, sin saber porque, el caso es que con un ruido ensordecedor y temblor en el suelo nos vimos
en medio de la avalancha. Como pudimos nos aferramos a una reja y dejamos pasar
la marabunta por nuestro lado. Como vino se fue. Duró un minuto más o menos. La
cosa se calmó y la gente, con el miedo en el cuerdo y el lógico nerviosismo,
siguió como pudo esperando al Señor de Sevilla. Lo que he dicho anteriormente,
mi hija nos dijo eso de “una vez y no más, santotomas”;
desde entonces, si puede, se pira a
la playa en estos días. Mi hija en lo cofrade sale a un servidor, cosa que a mi
mujer le da mucho coraje.
La segunda avalancha nos ocurrió
hace dos años. Estábamos en la calle Matahacas esperando al paso de la Virgen
de las Angustias. Un inciso, lo de reflejar los lugares donde nos ocurrieron
los sucesos es para que os deis cuenta que, a pesar de que no soy capillita, conozco los lugares
estratégicos donde ver las cofradías señeras, que son todas, claro. Bueno los
sitios recomendados los conozco yo y todo el mundo, pero mi mujer es de las que
le gusta llegar con tiempo. Después del inciso sigo.
Esperando al palio de los
Gitanos, de buenas a primera sentimos un estruendo acompañado de una especie de
terremoto, gritos, carreras, llantos, histeria. Nazarenos mezclados con
penitentes y con público, todos corriendo sin saber porque y de qué. Si no
habéis llevado una túnica de nazareno, imaginar lo que se siente con un antifaz
que apenas te permite ver hacia adelante, y te empujan, te arroyan y ves a tus
compañeros de tramo precipitarse a tu
lado. Pero esta vez tenía experiencia, por lo ocurrido años atrás y porque para
eso pertenezco a la brida de emergencia de mi empresa. Protegí a mi cónyuge en
un portal y me dediqué a tranquilizar a la gente. Más que tranquilizar lo que
hice fue apagar cirios, sujetar cruces e intentar parar a los corredores para
que no arroyasen a la gente que estábamos en el portal. Pasado dos minutos o tres, el asunto se
volvió a tranquilizar. Junto a nosotros se quedaron un par de nazarenas, se
habían quitado el antifaz, llorando angustiadas y con un ataque de nervios que
contagiaba a todos los que estaban a su alrededor.
Entre llantos pudimos
entender que, tras la estampida, estaban
perdidas. Su familia las esperaban en la cercana plaza de San Román, pero ellas
no tenían fuerza ni de ponerse de pie. En esto llegó mi amigo Alejandro. Ale es
componente de la cuadrilla baja de Hermanos Costaleros de la Virgen de las
Angustias. Con la tranquilidad que te da la experiencia de muchos años bajo las
trabajaderas, con las instrucciones
que te da tu Hermandad después de lo sufrido en el año 2000 y con el cariño que
un hermano trata a una hermana, Ale consiguió tranquilizarlas. No preocuparos,
les dijo, ahora me voy a preparar el costal
que en San Román hacemos el relevo, si hace falta os metéis debajo del paso. Lo
primero es buscar a vuestro diputao
de tramo que estará preocupado. ¡Y seguro que encontramos a vuestras familias!
Mientras sujetaba la arpillera
con las rodillas y enrollaba la morcilla,
tuvimos un ratito para hablar sin que las nazarenas, ya más tranquilas, se
enterasen de nuestra conversación. ¿Sabes que ha pasado? Mira, me contestó Ale,
ahí atrás, en los bares, suma cubatas más cubatas, más cubatas, ¡quillo no me empujes! ¡Te voy a dá! Ná, lo de siempre cuatro niñatos que
no saben diferenciar una Madrugá con
una madrugada. Uno que se asusta, sale corriendo y la gente, sin saber porque,
corre también. Pero ya se ha acabado todo.
Ale se marchó buscando su lugar
para relevar a sus hermanos de la cuadrilla alta acompañado de las dos
nazarenas con sus antifaces de terciopelo morado y sus túnicas y capas blancas.
La pregunta final, que pa lo poco que publico me enrollo tela:
¿Es compatible la Semana Santa con otro tipo de cultura? ¡po claro que sí! Con ubicación, claro. Un ejemplo, el gran Silvio.
Silvio Fernández Melgarejo, uno de los mejores rockeros españoles, hizo una
versión de la canción “Preghero” (Rezaré) de Adriano Celentano. Hace poco, otro
músico sevillano Pablo Gañán conocido con Señor Gañán, ha hecho otra versión de
esta canción dentro de su disco “Por un mundo mejor”. ¿Y de quien se acompaña
en el disco? Pues de algunas de la mejores bandas de cornetas y tambores
sevillanas.
Aquí os dejo el video por si lo
queréis ver. Tiene que ser a pantalla completa y con el volumen subidito. Y sí,
quien acompaña al Señor Gañán es la banda la Centuria Macarena y no
pasa ná, pero es música ¡y que música!
El video procede de la Tertulia
Cofrade La Soga de Judas (el nombrecito de la tertulia da que pensar)
A mi este año no me pilló, porque como salgo en el Cachorro el Viernes y me voy haciendo tela mayor pues la Madrugá me quedo descansando en casita. Si no recuerdo mal, la primera de todas fue la de 2000, luego se repitió en 2009, que esa me pilló de lleno en Reyes Católicos viendo al Tres Caídas. En 2015 hubo otra que pilló al Silencio en Orfila y varios penitentes de Cruz cayeron al suelo, y este año el remate... esperemos que se tomen medidas y no suceda más. Por cierto, el gran Silvio era hermano del Cachorro. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarEl gran Silvio era palangana (sevillista para los no futboleros) y sin embargo le hizo un peaso de canción al Bétis. Lo que yo digo: puedes no ser cofrade y disfrutar de la Semana Santa. Todo con una mijilla de cordura.
EliminarUn abrazo, Pepe.
Anda, mira, que cuando has dicho "el gran Silvio", yo sólo había pensado en mi Silvio Rodríguez, que era el único que yo conocía. Ahora conozco dos. jajajaajajajaaj
ResponderEliminarBesos, Naranjito!! :)
¿Te refieres a Silvio Rodriguez el de Cuba? Tampoco es malo el nota, pero bueno, el Silvio de la canción era de Los Remedios, que tampoco esta tan mal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las aglomeraciones no me gustan demasiado. Me agobian.
ResponderEliminarUn saludo sin sustos, Naranjito.
Tranquilo, en Sevilla no hay aglomeraciones, hay bullas. Son mucha gente, pero no es lo mismo.
EliminarUn saludo sin agobio.