Hace tiempo que no hablo de mis
vecinos los señores Bomberos. Para los afortunados habitantes de este barrio son un vecino más.
Parece que han estado aquí toda la vida. Y de verdad que se le aprecia mucho.
Están totalmente integrados, como no podía ser de otra forma. Colaboran en
todos los eventos, en la cabalgata de Reyes, cuando sale la Hermandad, con
campañas de recogida de alimentos, ayuda a los mayores, felicitándonos el año
nuevo con sirenas y fuegos (artificiales, claro, todo bajo control) y un largo
etcétera. Ya comenté hace tiempo lo del árbol de los peluches, que sigue creciendo en colorido e ilusión.
Creo que la gente de Pinoloko
(Pinomontano para los foráneos) no sabe la suerte que tenemos conque, en pleno
centro del barrio, esté situado un parque de bomberos.
Resulta que estos buenos señores,
por cuestiones obvias de su profesión,
están continuamente probando sus equipos y practicado sus habilidades. Por
ejemplo, a las nueve de la mañana y a las nueve de la noche, en los cambio de
turnos, comprueban todos los elementos de que disponen para realizar su labor.
Que nuestro querido y “cooperante” ayuntamiento, les facilita o les compra, un
nuevo camión autobomba chiquitito para que puedan entrar por las estrechas
calles del centro, nada, que se ponen todos a conocer las nuevas prestaciones
de los vehículos para que no les pille a contramano cuando lo tengan que
utilizar. Hasta prueban los equipos de espuma en la calle con la lógica
algarabía que provocan entre los paseantes.
Bueno, pues ahora tenemos que
probar el fistón de pantalla. Creo que
se llama así, má o meno, a lo mejor
es festón. Y ¿esto qué es lo que es?
Pues una especie de fuente portátil que sirve como pantalla y de camino controlar zonas
de esas radioactivas, o refrescar los espacios que han sido devorados por las
llamas, o autoprotegerse con esta fuente portátil. Y ¿dónde y cuándo probamos el fistón o festón, como se llame? Nada más y
nada menos que en la puerta del parque de bomberos y en pleno Agosto. Aquellos
que por diversa cuestiones no estamos en la playa disfrutamos ¿disfrutamos? ¡Que vá!, los que disfrutan de
verdad, los que se lo pasan bien, son la gente menuda. Y aquí la prueba.
Dos
fotos hechas con mi móvil (ya sé que soy muy pesaito, pero es que no tengo réflex).
Los críos se lo pasan de lujo con las ocurrencias de sus vecinos de toda la vida.
Pero no todo va a ser alabanzas y
reconocimiento al Cuerpo de Bomberos de Sevilla, no, también tengo quejas.
La primera: tienen una chimenea
en el parque. Es la única chimenea en funcionamiento que les queda a los
apagafuegos. Originalmente, y actualmente, servía para secar sus trajes después
de las múltiples salidas. ¿Que me quejo? ¡Po claro que me quejo!
Esos días de invierno, en Sevilla cuando hace frío es que hace frío, pasas por
la esquina del Parque y hueles a leña, a candela, a encina bien quemada; joé que envidia más cochina. Pero
envidia dura y pura. Es que te entran ganas de
dejarte hipnotizar por la magia de una buena chimenea. Hasta te entra
apetito.
¿He dicho ganas de comer?, ¿he
dicho apetito?, la segunda queja.
Hay algunos de ellos que hacen de
comer, ¿cómo lo diría?, pues hacen de comer que alimenta solo con oler los guisos, los arroces, los cocidos o lo que
preparen para el almuerzo o la cena.
Estas a cincuenta metros de la ventana de la cocina y empiezas a salivar y el
estómago te dice sin palabras eso de que rico tiene que estar lo que tienen en
los fogones. Incluso hay vecinas que entran y les preguntan cómo hacen el adobo
para los boquerones que parece que estamos en Blanco Cerrillo en la calle
Tetuán o Velázquez, donde quiera que esté ese templo gastronómico.
Enga, que estas son las quejas que tengo. La chimenea con buena
leña y él o los cocineros de turno.
Ahora le doy al botón de publicar
y me doy una vueltecita por la esquina de la calle Agricultores con
Sembradores, justito donde está la ventana de la cocina, creo que hoy toca
paella, y ¡qué paella! Hasta mi ventana llega el sabor, digo el olor.
Total que estás divertido con los bomberos de tu barrio, jejejeje
ResponderEliminarBueno, no creas, hay algunos que me dan mucha caña. Pero tener a estos señores cerquita tuya es una ventaja.
EliminarUn abrazo.
Hay un dicho en medicina que dice que los medicamentos son como los bomberos, apagan el fuego pero destruyen la casa.
ResponderEliminarDe todos modos son buena gente y cierto es que cocinan muy bien.
En tu barrio hay de todo.
Un abrazo.
¿Que cocinan bien? Ni te lo imaginas. Ademas, les puedes pedir ayuda para lo que sea y están dispuesto a dártela.
EliminarUn abrazo.
Hay un dicho en medicina que dice que los medicamentos son como los bomberos, apagan el fuego pero destruyen la casa.
ResponderEliminarDe todos modos son buena gente y cierto es que cocinan muy bien.
En tu barrio hay de todo.
Un abrazo.
Como el bloger está rarito y duplica comentarios, yo me aprovecho, jeje.
EliminarBueno, que sí, que son buena gente y son los tíos más normales del mundo. ¿He dicho tíos? Pues también tenemos chavalas bomberas, pero esto se merece una entrada aparte.
No va a quedar más remedio que meternos a bomberos, jajaja.
ResponderEliminarYo, con poco que me entrene, lo logro, jajaja.
Salu2.
Pues yo sin entrenarme. Pero lo de las alturas se lo dejaré a los valientes.
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