Bueno, si visitáis el cementerio de San Fernando en Sevilla,
en la avenida principal os encontrareis con el Cristo de la Mieles. A ver,
cuando digo visitar el cementerio me refiero a visitar el cementerio por gusto,
no por necesidad. Por ejemplo el día 1 de Noviembre, día de todos los santos. Hacen
visitas guiadas y representaciones teatrales como el pasaje de Don Juan Tenorio
donde los actores… vale, que me enrollo, al grano.
En esta calle principal se encuentra el Cristo de las Mieles
obra del escultor Antonio Susillo. Ahora toca hablar de este sevillano. Era un
genio en el siglo XIX, en pleno auge del Romanticismo, incluso desde
chiquitito. Se formó en las principales escuelas escultóricas de Europa antes
de que existieran las becas Erasmus que tenemos hoy en día. Obras suyas hay por
toda Europa, también en la Rusia anterior al Putin ese que nos está dando la
lata a base de bien. Ni que decir tiene que en Sevilla disfrutamos de su arte
contemplando un montón de esculturas que adornan nuestras calles.
Vale, hasta aquí sin problemas, ahora empieza la historia o
leyenda.
Como estaba canino, es decir, sin un duro, sin cuartos, sin
dinero, aceptó un encargo para esculpir un Cristo crucificado con que adornar o
decorar el camposanto hispalense. Se
puso manos a la obra y terminó una talla en bronce muy grande y muy bien hecha.
Pero mira por donde, cuando la terminó se dio cuenta que
había esculpido los pies al revés. ¿Qué es eso de los pies al revés? Lo
explico. En Sevilla tenemos tallas de Cristo Crucificado de todas las hechuras
posibles. A saber: recién crucificado, hablando con el colega de al lado el
buen ladrón, mirando al cielo, expirando, clavándole una lanza, muerto o casi
casi,… Lo dicho, de todas las formas posibles. Pero una cosa tienen en común estas
imagines, aquí y en todo el mundo, el pie derecho tiene que apoyar sobre el pie
izquierdo. Es una norma no escrita pero el pie derecho debe descansar sobre el
izquierdo, te pongas como te pongas.
El bueno de Antonio se dio cuenta de su error cuando terminó
el trabajo. No podía ser, la angustia le vino de pronto y no se le ocurrió otra
cosa que quitarse la vida, recordad que estamos en la época del romanticismo,
por tan grave equivocación. Se decidió que fuese enterrado debajo de la estatua
tan bien esculpida como homenaje póstumo. Y ahora empieza lo bueno.
Resulta que tenemos una imagen de Cristo con los pies al revés,
Atención a la foto:
Yo soy muy torpe, lo sé, pero ¿equivocación? ¿Seguro? Creo que esto está hecho adrede. El izquierdo se apoya en el madero. Equivocarse, lo que se dice equivocarse me parece que ni mijita.
Seguimos con los líos. ¿Se
mató por el supuesto error? Vamos a ver. Según las crónicas de la época, este
hombre estaba acuciado por las deudas que tenía. Deudas que eran debidas a su
segunda esposa. Por lo visto la buena señora tenía un agujero en las manos por
donde despilfarraba todos los dineritos que ganaba Susillo como escultor de
pro. Aparte que se cachondeaba de él
en privado y, sobre todo en público. Tan
jartito estaba que no pudo más y decidió, en un arrebato romántico,
quitarse la vida. (Hay otros rumores que dicen que también tenía una enfermedad
de transmisión sexual contagiada por la parienta. Pero esto no lo he podido
corroborar). Seguimos con los líos.
Resulta que un suicida no puede enterrarse en terreno
sagrado, a ver como lo arreglamos. Venga, las distintas versiones según los
investigadores de la época, los investigadores y el boca a boca.
La primera versión fue muerte por ahorcamiento en su estudio.
Muy romántica esta versión. Otra, muerte por un disparo junto a las vías del
tren. Aquí hay dos versiones, que fue él quien lo realizó o que fue su cochero
él que le ayudo porque a él le daba miedo. Hay más versiones pero el caso es
que, de una forma u otra se quitó la vida. Y, repito, los suicidas no pueden ser
enterrados en suelo sagrado por normativa religiosa.
Pero nos topamos con eso de “haz lo que yo diga pero no hagas
lo que yo hago”. ¿Qué hacemos? ¿Dónde enterramos a Don Antonio Susillo? ¿Dónde
va a ser? ¡Debajo de su última obra! El Cristo de las Mieles.
Quién hizo la ley hizo la trampa. En suelo sagrado no pueden
descansar los suicidas pero ¿las calles del cementerio son suelo sagrado? ¡Qué
va! Y menos la avenida principal. Suelo sagrado es donde están los nichos,
sepulturas, panteones, columbarios y otras cosas por el estilo. Pero una calle
no es suelo sagrado y, en la avenida principal del cementerio sevillano, es
donde está la tumba de Don Antonio Susillo. Por cierto, en todo el centro de
una rotonda.
Al final se me ha olvidado contar porque se llama Cristo de las Mieles. ¿Lo sabéis? ¿Sí?
Vale, me da igual, dentro de unos días lo cuento y terminamos con la historia.
Otra cosa, las fotos son de interne por dos motivos: en la
puerta del cementerio hay un cartelito que dice que de fotos y videos nada de
nada y el otro motivo es que aún no tengo réflex.
¡¡ Llevátelo a papel !!
O sea que en todas las épocas las patronas nos han esquilmado. Vaya que uno se queda con lo de "mal de muchos consuelo de tontos". Quedo a la espera de la segunda parte.
ResponderEliminarUnas más, otras menos y otras ná. Pero no hay que tomárselo tan a pecho como Susillo. Dentro de poco la segunda parte.
EliminarUn saludo.
Vaya....me has dejado intrigada,como siempre,eres er mejor,contando historias.Espero la segunda parte.😉😉
ResponderEliminarMe extraña que no sepas por que se llama "de las mieles". Bueno, lo contaré y, por favor, de spoilers nada, ¿vale?
EliminarUn abrazo.
Historias desconocidas que entretienes mucho contándolas. No la conocía.
ResponderEliminarDesde aquí, los Madriles agujereados por el topo del alcalde, es decir, lleno de obras, un abrazo y ya no me creo lo de la reflex.
Pues espera a leer la segunda parte. Y las fotos me las buscaré en la red porque sí, sigo sin reflex.
EliminarAbrazos.
No tenía ni idea, ni del Cristo, ni del autor, lo de los pies si lo sé pero no que esté los tenga cambiados, me ha resultado una gran historia, claro que influye mucho como la cuentas tu. Espero la segunda parte. gracias y abrazos
ResponderEliminarHace años, cuando me enteré de esta historia, pensaba que lo de los pies al revés era que el dedo gordo estaba en el lado contrario. Vamos, que se había equivocado y estaban los dedos estaban cambiado de sitio. Lo sé, desde chiquitito tengo una imaginación muy rara.
EliminarAbrazos.
A determinadas leyes es mejor aplicarles eso de "hecha la ley, hecha la trampa".
ResponderEliminarMuy interesante lo que nos has contado.
No se te olvide volver a contarnos lo de "las Mieles". Quedamos a la espera.
Un abrazo.
Los legisladores son mucho de lo que cuento: "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago.
EliminarEn breve lo de las mieles.
Saludos.
¡Olé tu sevillanía!
ResponderEliminarTengo al Cristo de la Mieles en mi primer blog, tiene un puñao de años...
Me encantan estas curiosidades históricas.
Abrazos.
Gracias, seguro que tu sabes la historia y la leyenda. Lo que me ha sorprendido es que mucha gente de esta ciudad no tenía ni idea de lo de Susillo ni de "las Mieles".
EliminarBueno, a ver si ahora se enteran.
Abrazos.
Y seguro que hay un puñado de sevillanos que las doce esculturas que lucen espléndidas en el precioso Palacio de San Telmo son obras suyas, entre otras muchas que tenemos en la ciudad...
Eliminar¡Aiinnssssssss!
Eres la repera ¡Arsa!
En esta ciudad y en otras de Europa. En el centro tenemos la estatua de Daoiz que también es obra suya.
EliminarUn abrazo.
Muy interesante esa historia que no conocía, y ya estoy deseando que me cuentes el porqué de "las mieles".
ResponderEliminarLo de "las mieles" es todavía mas curioso. Bueno, curioso y simple.
EliminarUn abrazo.
Muy buena historia. Eso de los pies es una exageración pero en cuestión de fervores religiosos todo es posible. Lo del suelo es muy conveniente pensarlo así pero debería ser considerado todo el cementerio "santo" je. Saludos y veremos el por qué se llama así...
ResponderEliminarEs que si todo el cementerio es "santo" no tiene gracia la historia. Y las escusas hay que buscarlas según las necesidades del momento.
EliminarAbrazos.
Con el clero hemos topado pues raro raroooo que le hayan encontrado un cachín de suelo. A la espera impaciente de esta segunda entrega. ¡ Mola!
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Irma, es que hay que amortizar el gasto de la escultura. En aquella época lo de incineración era un tema yuyu o tabú.
EliminarUn abrazo.
Me dejas muy interesada en conocer el porqué del nombre de ese Cristo.
ResponderEliminarAbrazo.
Es más simple de lo que pensamos. Y real.
EliminarSaludos.
Me voy corriendo a leer la segunda parte. Un sinvivir!
ResponderEliminarTranquila Alteza, no corras. El de las Mieles no se va a mover de sitio de momento.
EliminarUna reverencia.
Me gusta eso de "estar canino", me gusta como suena. Acá es "estar pelao", "andar tirao", "seco".
ResponderEliminarEstá claro que lo hizo a propósito, no se pudo dar cuenta sobre el final y acomodar así el pie del madero, que esto no es photoshop, cortar y pegar.
A ver por qué...
Abrazos
También se utiliza mucho eso de "estar tieso".
EliminarSaludos.
Muy curioso, Naranjito.
ResponderEliminarMuchas gracias por la información.
Salu2.
De nada, a mandar.
EliminarSaludos.