Seguro que esta historia ya es de todos conocida pero como el
sábado comienza como los últimos sábados, confinado, menos, pero confinado, me
siento y me pongo a contar batallitas.
Como hacer una tortilla francesa lo sabe hacer casi todo el
mundo. Un par de huevos batidos con una pizca de sal, un poco de aceite del
bueno, se calienta, se vuelcan los huevos en la sartén, se remueven, se les da
la vuelta. Bueno que tampoco esto va de recetas sibaritas. Mi mujer me ha dicho
que se hace así y ya está.
Pero, ¿Por qué se llama tortilla francesa? Pues resulta que
allá por el año 1810 los franceses sitiaron las ciudades de Cádiz y San
Fernando durante la llamada Guerra de la Independencia. Este acoso y derribo duró
hasta el año 1812 cuando los gabachos se piraron por patas porque un ejército
hispano-anglo-portugués venia por el norte y entonces los acorralados serían
ellos. Pero este periodo de la historia dio para mucho. Entre otras cosas se
firmó la primera Constitución Española, la Pepa, la más liberal de la época. Tan
liberal que ya recogía el derecho de expresión, declaró la igualdad entre
peninsulares y americanos e incluso fue respaldada por la burguesía criolla
americana que tenía sus representantes electos en las Cortes de Cádiz.
Bueno, venga, la tortilla.
Tantos años de estar confinados trajo como resultado una gran
escasez de alimentos. El condumio faltaba y había que agudizar el ingenio. Las
gaditanas, aparte de hacerse tirabuzones
con las bombas que tiraban los fanfarrones, se buscaban la vida como podían. Las
patatas escaseaban, y las lechugas y los tomates y los melones y casi todo lo
relacionado con la huerta. Pero claro, previsoras que eran, lo que no faltaba
en las casas era un pequeño corral con gallinas. Nada, que ya tenemos huevos. Y
con huevos la tortilla, sola, sin patatas, sin cebolla, sin choricito, sin ná.
—¿Qué tenemos de comer? —preguntaban años después los zagales de la Tacita de Plata.
—Tortilla de cuando los franceses —contestaban las piconeras
gaditanas.
Con el tiempo eso de “tortilla de cuando los franceses”
evolucionó a tortilla francesa, le pese a quién crea lo contrario. Hay malas
lenguas desinformadas que sostienen que un recetario inglés ya aparece esta
receta. Eso es mentira cochina. Resulta que el Wellington, después de la guerra,
estuvo tomándose una tapita en la Plaza del Mentidero y
probó la tortilla. Inmediatamente le dijo a su amanuense que anotara los
ingredientes para apuntarse un tanto ante sus colegas del Palacio de
Westminster.
En otros lugares se le conoce como omelet y le echan de todo,
jamón, queso, tomate, champiñones, guisantes,…
Por cierto, que omelet
venga del termino francés omelette es debido a que los paisanos de Napoleón
todavía están molestos porque hace doscientos años no pudieron pasear por los
barrios de Cádiz como Puerta Tierra, La Viña, Puntales, Loreto, El Pópulo. Y de bañarse en la playa de La Caleta o Cortadura ni hablamos.
Ya lo decía mi tocayo Carlos Cano: "La Habana es Cádiz con más
negritos y Cádiz es La Habana con más salero".
La foto es de interné. Anoche hice una y me salió como un
cuadro de Kandinsky y he preferido no enseñarla. Pero me la comí, que conste.
El invento de la tortilla francesa por los gaditanos seguramente fue el nombre, al parecer los hombres primitivos ya cascaban los huevos en el fuego, seguramente no le habían puesto ni nombre.
ResponderEliminarHoy he visto un reportaje de La Habana, es sabido que muchos lugares son copia de Cádiz, al parecer las ciudades están hermanadas.
Un abrazo.
Me imagino al primer medio-humano que cogió un huevo de avestruz troglodita y se atrevió a removerlo en una piedra encima de una candela. ¡Que tiempos aquellos!
EliminarCádiz está hermanada con 31 ciudades entre ellas La Habana en Cuba. Y ayer me enteré que en los USA, concretamente en ojaillo (Ohio) hay una ciudad que también se llama Cádiz.
Un abrazo.
Tu entrada es una excelente demostración de que cada platillo guarda su extensa historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si mañana tengo tiempo me pongo con la ensaladilla rusa. Ya veras que cosas tiene esta ensaladilla.
EliminarSaludos.
Me has "matao". Creí que la de la foto era tuya y te iba a felicitar, pero bueno con que fueran "huevos remeneaos", ya es bastante que no todos somos Adriá, que por cierto ha hecho una con papas fritas de bolsa, que dicen que estan buenas.
ResponderEliminarDe las omelets no me hables, que entre el sabor de la mantequilla y que la dejan casi espachurrá y crudas, no hay quien las trague.
Me has abierto el hambre, me voy a merendar, que es la hora.
Un abrazo.
Si pongo la foto de la que hice la gente se cree otra cosa. Menos tortilla parecía de to.
Eliminar¡Que omelet ni omelet! ¡una buena tortilla francesa! (yo le echo un poquito de mayonesa)
Abrazos.
Ya he cenado, pero con estas entradas no sé si podré acostarme sin recenar.
ResponderEliminarGracias por culturizarnos. Todo es historia.
Un abrazo.
Bueno, tampoco te lo creas todo, el Duque de Wellington no salió del barco cuando estuvo en Cádiz.
EliminarUn abrazo.
Has hecho la tesina sobre la tortilla francesa. Felicidades.
ResponderEliminarLa tesina vale, pero la tortilla tengo que practicarla.
EliminarAbrazos.
Mira yo para empezar te doy las gracias, nunca había leído una receta de una comida tan sencilla con tanta miga y talento, con su mijita de historia y un porron de salero. Abrazucos
ResponderEliminarEs que de lo más simple te sale la inspiración. Y eso sin salir de casa, que cuando vuelva a la normalidad normal, ¡miedo me doy yo mismo!
EliminarUn abrazo.
Mira si es que siempre se aprende algo nuevo, incluso de la tortilla francesa. Buen domingo!!
ResponderEliminarEl día que me atreva con el gazpacho veras.
EliminarAbrazos.
Mira ves al no tener una reflex te has ahorrado la foto, toma yaaaaaaaaa la tortilla gaditana casi gabacha, bonita historia y como siempre muy divertida.
ResponderEliminarBesines utópicos.-
De gabacha nada, gaditana gaditana, pegaita al templo de los ladrillos coloraos, el Gran Teatro Falla.
EliminarLa reflex caerá, seguro.
Abrazos.
Buena historia. No la conocía. Un beso
ResponderEliminarComo estas historias desconocidas hay un montón. A ver si me pongo y rescato algunas.
EliminarBesos.
Ahora eres gourmet. No creas que es fácil que la tortilla a la francés quede perfecta. Prefiero unos huevos revueltos con lo que se ponga a tiro. Son internacionales, ricos y sin tanta floritura.
ResponderEliminarScrambled eggs, Charles.
Ni gourmet ni sibarita, más bien del montón. So coges una tortilla francesa y la cortas a trocitos chicos te salen unos scrambled eggs de lujo.
ResponderEliminarBesos
Ja,ja,ja.
EliminarTe lo sabes muy bien, enga, por mi tienes un 10...
ResponderEliminarConocía la historia pero nadie lo contó con tanto salero como tú, miarma.
Un abrazo.
Es que me llevé año y medio por la Tacita de Plata y algo me ha quedado.
EliminarUn abrazo.
¡Hola, Naranjito!
ResponderEliminarAy qué rico! Solo de sginarme ya me dio hambre. Así que hoy lunes de desayuno la preparo pero le agregaré cebolla, tomate, orégano sal y pimienta quedará buenaza.
Bonito y didáctico post.
Gracias por compartir un poquito de la historia de la tortilla francesa.
Un abrazo. 😉
Si le echas todo eso ya no es una tortilla francesa autentica. Pero seguro que te sale exquisita.
EliminarUn abrazo.
Fe de erratas:
ResponderEliminarsginarme - imaginarme🤦🤷
Vale, sin problema.
Eliminarfascinante hoy mismo la prepararé buen lunes compañero de letras
ResponderEliminarYo tengo que practicarla más.
EliminarUn abrazo.
Qué bueno, yo pensaba que venía de Francia, no del ingenio español ante la escasez.
ResponderEliminarYa sabes, el hambre agudiza el ingenio. Y en este caso no te digo ná
Eliminar¡Muy buena que está!
ResponderEliminarLos ingleses siempre intentando hacer suyo cualquier cosa. ¡Qué sabrán ellos de comida, si a lo más que llegan es un sandwich de pepinillos...!
Salu2.
Y cuando vienen por aquí se hartan de "paleya" y "sangrida"
EliminarUn abrazo.